Valencia se convierte en terreno fértil para el desarrollo de semiconductores y microchips
El 'cap i casal' concentra el 60% de la investigación y el diseño industrial de toda España y el 60% del talento en fotónica integrada
Ordenadores, teléfonos o wifi. Tarjetas bancarias, electrodomésticos o cámaras de seguridad. Plantas fotovoltaicas, coches o aviones. La lista de objetos y artículos en los que ... los semiconductores y los microchips son determinantes es interminable. Son la base de la electrónica moderna y, en una sociedad que avanza hacia la digitalización a pasos agigantados, se han vuelto imprescindibles. En este contexto, Valencia se ha convertido en los últimos años en un terreno fértil para el crecimiento del sector. De hecho, concentra el 60% de la investigación y el diseño industrial en microchips y semiconductores a escala estatal y el 60% del talento en fotónica integrada. Esto se traduce en alrededor de 600 trabajadores altamente cualificados, como ingenieros.
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La apuesta de la Comunitat por los semiconductores —materiales que conducen la electricidad de manera controlada— y los microchips —pequeños circuitos integrados fabricados sobre un material semiconductor— viene de lejos, pero se ha consolidado en los últimos meses. Así se constató la semana pasada en un encuentro entre las empresas y la consellera de Industria, Marián Cano, en el que se avanzó en el desarrollo del Campus Internacional de Semiconductores que acogerá el 'cap i casal'. Esta iniciativa propone la creación de un centro de formación especializada, de transferencia tecnológica y de investigación aplicada para crear sinergias entre las distintas patas del sector.
El campus es la última incorporación al ecosistema de microchips valenciano que la asociación Valencia Silicon Cluster (VaSiC) lleva impulsando desde 2022. Se suma así a otros proyectos como la creación de tres nuevas cátedras: Materiales Avanzados, en la Universitat de València (UV), y Chips Fotónicos y Diseño Microelectrónico, ambas en la Universitat Politècnica de València (UPV). Además, de la asociación forman parte varias multinacionales, ubicadas en el área metropolitana de Valencia, referentes en el sector. Se trata de MaxLinear, Analog Devices, Bosch, AMS Osram y VLC Fotonics, todas del sector de diseño de microchips.
«Valencia está liderando la participación a escala nacional en el proceso de reforma de la European Chips Act», esgrime el secretario de VaSiC, Carlos Triviño, en referencia a la iniciativa legislativa de la Unión Europea que trata de impulsar la producción de los semiconductores en el Viejo Continente. El objetivo es duplicar su producción, pasando del 10% actual al 20% en 2030, gracias a una inversión conjunta pública y privada de más de 43.000 millones de euros.
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El cambio de mentalidad se produjo a raíz de la pandemia de covid-19, cuando tanto Europa como España sufrieron una escasez que impidió el normal funcionamiento de distintos sectores industriales. A partir de ese momento, se desarrollaron varias iniciativas para dotar de fondos económicos a las empresas y que se desarrollara la tecnología. En España, esto se canalizó a través del Proyecto Estratégico de Microelectrónica y Semiconductores, conocido como PERTE Chip. Este plan se concreta en cuatro ejes: impulso a la investigación, estrategia de diseño, fabricación de microchips y fabricación de productos electrónicos TIC.
La secretaria general de la Federación Metalúrgica de la Comunitat Valenciana (Femeval), Empar Martínez, confirma que «es un sector en auge». «Es evidente que es fundamental para la soberanía industrial europea y española, necesitamos tener cierta robustez para no depender de otros países», desgrana, y añade que la producción «tiene que asentarse en Europa». A escala regional, Martínez señala la necesidad de que se produzca una transferencia de conocimientos de microchips al tejido industrial.
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El director general de Factor Ingeniería y Decoletaje, Fernando Gastaldo, pone el foco en que para que se realice esa transmisión hace falta «mano de obra cualificada», como expertos en análisis de datos o telecomunicaciones, para «dotar a las empresas de talento». «Es una industria que tiene un gran desarrollo, pero Europa sigue siendo dependiente de países externos», explica.
Durante los próximos meses y años, las semillas plantadas en el terreno fértil de Valencia y su área metropolitana se convertirán en un entramado empresarial de semiconductores y microchips. O esa esa es la idea y el camino emprendido. El tiempo dirá.
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