El turismo valenciano se reinventa tras la dana, del golpe emocional a la oportunidad

En ocasiones, basta un instante para romper el equilibrio de lo que creíamos sólido y certero. En octubre, la dana sacudió el área metropolitana de Valencia y, en definitiva, a la Comunitat Valenciana entera, como prácticamente no lo había hecho ninguna otra catástrofe natural. Muchos fueron los sectores afectados y el turismo, principal motor económico del territorio, no escapó al agua siendo uno de los grandes damnificados. «Lo borró todo de la noche a la mañana», reflexiona José Manuel Camarero, secretario autonómico de Turismo al inicio de la mesa de expertos organizada por LAS PROVINCIAS para analizar las heridas y aprendizajes que ha dejado el temporal. Junto a Camarero, en el debate estuvieron presentes el diputado Turismo de la Diputación de Valencia, Pedro Cuesta; la presidenta Aptur, Silvia Blasco; el presidente Hosbec: Fede Fuster; y el presidente Fotur: Víctor Pérez.

«La dana supuso una crisis reputacional que afectó a Valencia, a la Comunitat y hasta a la marca España», admite Camarero, que recuerda cómo ese imaginario de tierra acogedora y feliz se desdibujó en cuestión de horas. Más allá de las pérdidas materiales, quedó el impacto emocional. «Hubo miedo, desconcierto... y también una reacción ejemplar del sector turístico, que desde el primer minuto se volcó con las personas evacuadas».

En pocos días, hoteles, apartamentos y viviendas turísticas acogieron a más de 4.600 personas, según datos de Aptur. «Pusimos toda la oferta disponible al servicio de la emergencia», recuerda Silvia Blasco. La acción fue rápida, improvisada pero eficaz. «Guiados por la Conselleria, la Diputación y los cuerpos de emergencia, conseguimos que todos los evacuados estuvieran identificados y en condiciones dignas, incluso los voluntarios que venían a ayudar».

Lo cierto es que durante el debate se remarcó que la coordinación fue clave, ya que «cada institución, cada nivel de la administración, trabajó codo con codo desde el primer momento», destaca Camarero. Y aunque hubo críticas a la escasa implicación del Gobierno central, a nivel autonómico y provincial las campañas de recuperación se pusieron en marcha rápido. «El 1 de diciembre ya estábamos lanzando mensajes positivos para animar a los turistas a volver», apunta Pedro Cuesta, diputado de Turismo de la Diputación de Valencia.

Uno de los retos más difíciles fue combatir la percepción de desastre generalizado. «Tuvimos que salir con el mapa en la mano a explicar que Valencia no había sido arrasada, que seguía en pie, que no toda la Comunitat había sufrido por igual», recuerda Blasco. La confusión en los medios y entre los turistas era comprensible, pero muy perjudicial. «Había quienes pensaban que la ciudad entera estaba devastada. Cancelaban reservas, se desincentivaban viajes», explica Fede Fuster que añadía «esa imagen negativa se ha quedado más tiempo del que nos gustaría».

De hecho, tal y como señala el propio Fuster, la ciudad de Valencia ha sido la que más ha tardado en recuperar el pulso. «Los datos de ocupación, gasto y precios medios siguen por debajo de lo esperado. Aunque lo cierto es que después de la pandemia ha cambiado la mentalidad: ahora se prioriza más el gasto en ocio. Las nuevas generaciones no compran casa ni coche, prefieren viajar más», explicó Fuster, quien advirtió que «los precios se han moderado porque los bolsillos no pueden seguir soportando crecimientos constantes, y eso debe llevarnos a apostar por la calidad más que por la cantidad». A lo dicho, Fuster también señaló que «la batalla política constante y actual en los medios tampoco ayuda. La ciudad aparece como un espacio de conflicto, y eso genera rechazo».

De hecho, esa crispación política mencionada por Fuster, fue compartida por sus compañeros de mesa en varias ocasiones. «Nos está haciendo mucho daño. Necesitamos que nos dejen trabajar, que dejen de utilizar el turismo como arma arrojadiza», reclama el propio Fuster. Mientras que Camarero coincide al indicar que: «El turista busca felicidad. Si solo recibe imágenes negativas, no elige ese destino».

Por ello, en este escenario, el ocio juega un papel fundamental. «No se concibe el turismo sin ocio», afirma tajante Víctor Pérez. «La gente no viene solo a dormir, a los congresos a Valencia o a trabajar. Viene a conciertos, a festivales, a vivir experiencias». De hecho, el ocio representa hasta el 21% del PIB, según algunos estudios. Y tras la dana, fue uno de los sectores que más apostó por la reapertura. «Hubo críticas a quienes querían abrir locales. Pero la gente necesitaba volver a trabajar y los propios clientes pedían recuperar la rutina. El ocio también cura», comentaba Pérez quien sacó el debate sobre el festivalódromo y la planificación cultural, ya que «un festival es cultura y genera empleo. Tiene que dejar de verse como algo frívolo o molesto», reivindica Pérez. A lo que José Manuel Camarero añadió que «lo cierto es que no es el momento de echarnos piedras sobre el tejado. Necesitamos proteger y gestionar bien esta industria».

Las ayudas han sido otra de las claves para amortiguar el golpe. «Desde la Diputación activamos 2,8 millones de euros para zonas afectadas, muy ágilmente, sin que los ayuntamientos tuvieran que asumir una carga que no pueden gestionar», subrayó Pedro Cuesta. Mientras que, por parte el secretario autonómico apuntó que la Generalitat, sumó 7,1 millones para restaurar sendas, zonas de baño y equipamientos deteriorados. «Además, creamos el Bono Recuperem, pensado no solo para dinamizar el sector, sino para ayudar emocionalmente a quienes habían perdido mucho», señala Camarero.

Estas ayudas e inversiones se realizan, tal y como explicaron los representantes de la administración con el objetivo de recuperar las diferentes zonas de ocio y disfrute de los municipios, para que tanto los vecinos como los turistas puedan disfrutar de ellas lo antes posible. Y es que esta dimensión humana estuvo muy presente a lo largo de la mesa de expertos. «Hay que entender que salir un fin de semana, volver a tener una pequeña alegría, es parte de la recuperación emocional de las personas», insiste Camarero. Silvia Blasco lo resume con sencillez: «Es dinero que mejora el tejido social, independientemente del color político que gobierne en ese momento. Esas inversiones hay que hacerlas».

El debate también sirvió para mirar al futuro. «La dana fue un golpe, pero también una lección. Nos dimos cuenta de que no hay protocolo que nos prepare del todo para algo así, y que hay que trabajar en ello», apunta Fede Fuster. Además, se habló de la necesidad de una inteligencia turística que separe visitantes de residentes, que mida flujos, que permita una planificación realista y eficiente del turismo. «En Valencia hay días con 800.000 personas, pero muchas no son turistas. Necesitamos saberlo para gestionar mejor», insistió Silvia Blasco.

Valencia es mucho más que la capital. De hecho, la provincia es rica en entornos naturales y municipios con una historia y patrimonio para descubrir y disfrutar. De hecho, tanto la diputación de Valencia como la Generalitat está realizando un esfuerzo por darlos a conocer y fomentar el turismo del interior. «Muchos municipios pequeños de la provincia han hecho un esfuerzo inmenso por mantenerse a flote», explica Cuesta. «Queremos que la gente descubra el interior, que haya más pernoctaciones, que conozcan rutas como la del Cid, la de los castillos o la de los dinosaurios», señaló Cuesta. A lo dicho, el diputado añadió que «la Diputación ha trabajado con agilidad para recuperar accesos, limpiar cauces y garantizar que los espacios turísticos estuvieran en condiciones lo antes posible. También estamos defendiendo el turismo de interior con sensores que nos permiten saber cómo se mueven los visitantes y reforzar rutas menos conocidas como la del Cid o la de los castillos, que hemos señalado antes. La provincia sigue viva y está preparada para recibir a los visitantes».

Como ejemplo del trabajo que está realizando la Generalitat a este respecto, Camarero explicó el caso de una familia de Ayódar que ha rehabilitado una casa rural, Casa Rural El Rincón de Beatriz, no solo como vivienda sino también como negocio. «Es una forma de luchar contra la despoblación y de dar nueva vida a los pueblos del interior», señaló

No obstante, a lo dicho, Silvia Blasco advierte que «faltan iniciativas, falta apoyo. A esas mesas no siempre nos llaman, y eso debe cambiar porque nosotros como parte del sector tenemos mucho que aportar».

Al hilo de esto, se comentaron diferentes propuestas de promoción que están en marcha. «Tenemos cultura, tenemos el Santo Grial, tenemos la Ciudad Fallera... pero no se comercializan bien. Lo gratuito se devalúa. Necesitamos paquetes, una estrategia clara», reclamó Pérez. A lo que Camarero coge el guante: «Hemos creado un comité para impulsar la promoción del Grial. Hay que gestionar, no esconderse por miedo a que moleste».

Ya en la ronda final de intervenciones dejó una sensación compartida de optimismo prudente. «El año no ha sido malo, pero hay que dejar de mirar solo los datos mensuales. Esto va de gestión a largo plazo», señalaron «el turismo representa el 16% del PIB valenciano y 300.000 empleos. Es una industria seria, profesional y profundamente humana».

Por su parte, Pedro Cuesta insistió en la necesidad de mantener la buena coordinación institucional. Mientras que Fuster pidió pedagogía para que la sociedad comprenda la importancia del turismo. Blasco propuso cinco acciones claras, entre ellas protocolos climáticos, campañas de comunicación conjunta y un fondo de compensación. Y Víctor Pérez, como colofón, recordó que «la cultura también es turismo, y debe estar presente todo el año».

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