Una tormenta eléctrica obliga a desalojar a los asistentes del Homenaje a la Ruta en el puerto de Valencia

Este sábado en la Marina norte de Valencia se revivieron durante quince minutos momentos de tensión. La tormenta eléctrica, acompañada de rachas de viento que llegaron a alcanzar los 80 kilómetros por hora en algunos puntos de la ciudad, obligó a suspender el festival Homenaje a la Ruta 90s & 2Mil y a desalojar, en cuestión de minutos, el recinto en el que se celebraba.

Fueron momentos de tensión, pero la rápida actuación de la empresa organizadora del festival (Fedipe) evitó una tragedia similar a la sucedida en Cullera hace ahora tres años. Eran las doce de la noche cuando el cielo amenazaba con descargar con fuerza sobre la zona del puerto de Valencia. En otros puntos de la ciudad a esa misma hora el agua ya caía con fuerza. El fuerte viento que se levantó en cuestión de minutos hacía pensar en que las posibilidades de que se formase una potente tormenta de verano eran elevadas.

Los organizadores seguían la situación del cielo a través de una aplicación móvil de navegación marítima, que mostraba que las nubes que ya habían descargado con fuerza en otros puntos de la provincia de Valencia se desplazaban hacia Castellón. Sin embargo, la Marina norte, donde se celebrar el Homenaje a la Ruta, se encontraba en la trayectoria de la tormenta.

Los asistentes miraban al cielo que se iluminaba con cada relámpago y entre los trabajadores se instauraba el nerviosismo. «Había camareros que habían estado trabajando en el Meduda cuando sucedió aquello y cuando llegaban las ráfagas de viento nos decían que tuviéramos cuidado», explica uno de los empleados del festival.

La situación era insostenible y la decisión fue unánime. «Va a venir una tormenta eléctrica. Tenemos que desalojar», anunciaron los organizadores por los altavoces del festival antes de que comenzase a diluviar sobre lo que unos minutos antes era una pista de baile. Las salidas de emergencia se abrieron y los asistentes comenzaron a abandonar el recinto de forma ordenada, pero ágil. «En menos de un minuto no quedaba nadie dentro», comentan desde la empresa responsable de la gestión.

Los camareros abandonaron las barras para evitar posibles accidentes con la corriente eléctrica y se resguardaron en unas casetas junto al resto de trabajadores del festival: «Algunos nos resguardamos porque empezó a llover un montón. Los que tenían a alguien que les recogía se fueron como pudieron. La empresa no nos puso ningún problema».

Todo quedó en un susto, ya que no hubo que lamentar daños personales. Cierto es que los equipos de luces y sonido sufrieron las consecuencias de la tormenta, ya que no dio tiempo a protegerlos.

Sin embargo, desde la organización, celebran la decisión tomada y agradecen la comprensión de los asistentes, que han trasladado su felicitación a la organización a través de las redes sociales. «La gente nos está diciendo que actuamos fantástico. En estos casos tiene que primar la seguridad», explica Víctor Pérez, uno de los tres socios de Fedipe.

Entre los asistentes, alguna que otra queja por no haber podido disfrutar de un final de fiesta que, según explican desde la organización, prometía ser histórico: «Es una pena prorque el final era un piromusical de Vulcano que nunca antes se ha hecho en la ciudad de Valencia». Pero sobre todo, malestar por la falta de taxis para poder volver a casa tras la cancelación del evento. «Salimos de allí rápido, pero tardé dos horas en llegar a casa, porque no podíamos encontrar un taxi libre», explica una de las asistentes al Homenaje de la Ruta. La propia organización lamenta que una zona tan turísitca como es la Marina norte carezca de un servicio óptimo de transporte en temporada de conciertos y festivales.

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