Los conejos son grandes 'collidors'
Se extienden los daños causados directamente en clementinas y naranjas: los animales cortan de forma increíble los pedúnculos, tan bien como los profesionales
La plaga de conejos está extendiendo las modalidades de daños que causan en los campos. Si hasta ahora se cebaban estos animales sobre todo con ... las plantaciones hortícolas, los brotes tiernos de cultivos leñosos bajos, plantones y cortezas de troncos a ras de suelo, ahora han añadido su apetencia por los pedúnculos que sujetan los frutos, con lo que éstos se desprenden al suelo y quedan inservibles, y se encaraman sin pudor a zonas más altas del ramaje, donde extienden su catastrófica huella.
Si observan las fotos adjuntas notarán que los pedúnculos de esas clementinas han sido cortados limpiamente, como si lo hubiese hecho un 'collidor' profesional con sus tijeras apropiadas. Pero no es así, han sido los conejos, y no que al principio era la anécdota ocasional de algún animal despistado, ahora se está extendiendo de forma alarmante. Como si se lo enseñaran unos a otros. El caso es que en cualquier campo es fácil ver que debajo de los árboles hay frutos caídos que no han sido arrancados por el viento, ni se han desprendido de forma natural, porque conservan su pedúnculo, con la particular de que está cortado a ras de la piel, como si, efectivamente, lo hubiese hecho un 'collidor'. Y como no es el caso, y arriba se pueden ver ramillas bajas, sin hojas y con los consiguientes cortes, como es fácil apreciar cagarrutas en el suelo, queda claro que ha sido labor de los conejos, que, por lo demás, ya se ven en abundancia en cada bancal y con otras huellas ostensibles de su acción: plantones roídos, agujeros por todas partes...
¿Por qué lo hacen? Porque no es para comerse los frutos, como sí hacen el jabalí y el corzo. Las naranjas y mandarinas quedan en el suelo, donde acaban pudriéndose o son agujereadas por algún caracol o babosa. Seguramente esas frutas con el pedúnculo cortado a la perfección son el resultado de que a los conejos les gusta de forma especial comerse las hojas y ramillas de las faldas del arbolado que quedan a su alcance, y el resultado 'involuntario' es que la fruta se caiga. La evidencia es que los conejos son grandes 'collidors' sin pretenderlo, incrementando las pérdidas que causan. Encima, ahora que los ejemplares parecen más grandes y desvergonzados que antaño, por algún cruce, se encaraman a la cruz de cualquier naranjo y desde allí alcanzan a más ramillas y frutos, acentuando los daños, frente a la pasividad de las autoridades que debieran actuar.
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