Bancaja ganó dos veces premios que están bajo sospecha en la causa contra Ausbanc
El galardón se vinculaba al volumen de publicidad contratada y planteaba dejar a un producto estrella a salvo de las críticas de la asociación
Á. MOHORTE
Jueves, 28 de abril 2016, 21:00
La extinta Bancaja recibió en 2007 y 2009 el premio 'Euro de oro' que convocaba la asociación de consumidores de banca Ausbanc, cuyo presidente, Luis Pineda, permanece en prisión acusado de extorsión a bancos y particulares. La organización está siendo investigada por presuntamente cobrar a través de campañas de publicidad para sus revistas la retirada de demandas y otras actuaciones contras las entidades financieras con las que tenía litigios. Sin embargo, esta no era la única alternativa con la que trabajan, según los investigadores.
Conocedores del caso aseguran que también se planteaba a los bancos y cajas la posibilidad de premiar un producto en concreto. Según las mismas fuentes, la entidad entendía en el transcurso de la conversación con los representantes de la organización que este galardón además era «un seguro» para evitar campañas de desprestigio por parte de Ausbanc contra esas novedades en la cartera de productos. El dinero considerado suficiente para alcanzar estos premios no era para todos el mismo, sino que se fijarían en función de la capacidad presupuestaria de la caja o el banco y su compromiso a largo plazo.
La caja que presidía José Luis Olivas, y que figura en los papeles de la investigación como presuntamente extorsionada por la asociación, fue reconocida en 2007 con el 'Euro de Oro' al mejor producto financiero de 2006 por el Programa Jóvenes Emprendedores, que formaba parte de los denominados Compromisos Bancaja, que incluía también un decálogo de derechos y servicios para el cliente. Esa herramienta de marketing era en aquel momento uno de los valores diferenciales de la entidad para captar nuevos clientes y fidelizar los que disponía.
Productos estrella
Ya en 2009, volvió a ser premiada, pero esta vez para reconocer la Cuenta por +. En plena batalla por la captación de pasivo, este producto fue una de las estrellas de la cartera de la caja, ofreciendo una remuneración superior a cambio de no poder cargar en ella domiciliaciones y gastos corrientes. En ambas ocasiones, el galardón para Bancaja fue concedido 'ex aequo' con los productos de otras cajas. Según fuentes conocedoras del proceso, a entidades más pequeñas se les planteaba desembolsos de unos 650.000 euros, repartidos en varias anualidades, para aspirar a formar parte del grupo de candidatos a los distintos galardones. Coincidiendo con el inicio de la crisis económica y los recortes en la capacidad de gasto de las entidades, Ausbanc suspendió estos premios en el año 2011, aunque los recuperó el pasado 2014.
La Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) investiga desde principios de 2015 si la Asociación de Usuarios de Servicios Bancarios (Ausbanc) y el sindicato Manos Limpias se vienen coordinando desde hace años para extorsionar a «decenas» de entidades bancarias y particulares.
La causa, que está ya muy avanzada e instruida por el juez central número uno de la Audiencia Nacional, Santiago Pedraz, se centra en confirmar las sospechas de que ambos colectivos se concertaron para chantajear a sus víctimas, de las que obtuvieron cifras millonarias a cambio de, presuntamente, retirar acusaciones en los tribunales o frenar campañas de desprestigio.
Según informaron fuentes de la investigación, el caso se abrió a raíz de varias denuncias, sobre todo de exprofesionales del mundo de la banca, que aseguraban haber recibido chantajes por parte de Ausbanc, que amenazaba, a su vez, con hacer uso de Manos Limpias en los tribunales. Las sumas de la extorsión podrían haber alcanzado varios millones de euros y el modus operandi incluía tres vertientes diferentes.
La primera era exigir a entidades bancarias que suscribieran publicidad en la revista mensual de Ausbanc. Este colectivo, en una segunda fase, también habría exigido la entrega de dinero a cambio de no difundir en esa revista y en otros medios información negativa. La tercera fase eran las amenazas de querellas como acusación popular en los tribunales o la retirada de estas acciones legales, siempre a cambio de dinero, de acuerdo con los investigadores. Era en esta última fase en las que habría intervenido Manos Limpias.