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Un doble reto de Euroliga para el Valencia Basket
La Fonteta recibe con una sentida ovación a Claver, que regresa tras nueve años, y las dos plantillas posan en la foto conjunta con mascarilla
La Fonteta recuperó la fotografía y el sonido especial de sus presentaciones, con los deportistas escogiendo la música con la que saltaron al parquet, pero hubo una imagen que nos recordó que aún queda un tramo para recuperar la normalidad. Eliminemos la memez de nueva. La normalidad. La estampa de los jugadores y jugadoras del Valencia Basket subidos a la tarima, con mascarilla, y sin la habitual presencia de los cientos de niños y niñas de L'Alqueria a sus pies, impresionó. Mientras sonaban los himnos, recordó a la postal de Consuelo Llobell y su Corte formando en una Plaza del Ayuntamiento vacía mientras contemplaban los rescoldos de la meditadora. La fuerza de la imagen de ayer en la Fonteta es que la afición, poco a poco, va regresando a la Fonteta. En esta ocasión fueron 1.500, se quedaron la mitad de las entradas por vender, pero representaron a toda la masa social del club. A su músculo.
En 2020 no hubo presentación y, como ocurrió en los actos falleros de terminaron el domingo, las ausencias de ese agujero en el tiempo ayudaron a que los sentimientos estuvieran más a flor de piel. Más de una lágrima se derramó ayer por Martín Labarta y Miki Vukovic, las dos grandes ausencias respecto a 2019. Cuando la vida se respiraba sin un trozo de tela y las dos leyendas estaban con nosotros. Martín y Miki, dos caballeros de la historia taronja. Eternos. Todos los homenajes que nos imaginemos se quedan cortos con ellos.
Una de las postales más bonitas se vivió en el palco, con la presencia de Vicente Solá. El presidente sufrió un accidente de tráfico el pasado mes de junio y, afortunadamente, evoluciona favorablemente en su recuperación. Volvió a juntarse la dupla de la Década Prodigiosa de la entidad, la que fue de 2009 a 2019 con tres títulos de Eurocup, una Supercopa y la gran guinda del título de la ACB de 2017. Eso no estaba en el guión del verano, puesto que Paco Raga está asumiendo de nuevo, de forma interina, la dirección general después de la repentina salida de José Puentes. La entidad sigue buscando al mejor candidato para anunciar, en breve, quién pilotará una nave que en la temporada 2021-2022 tiene un reto doble y ambicioso; juntar la palabra Euroliga para su equipo masculino y femenino para el próximo curso. Algo que no se ha conseguido y que supone un reto apasionante.
Desde que el equipo de Rubén Burgos ascendió a la Liga Femenina en 2018 ha disputado dos campañas la Eurocup Women. Esos dos cursos, el equipo masculino disputó la Euroliga. Esta temporada, los de Peñarroya disputarán la Eurocup y las de Burgos buscarán un billete en la Euroliga en la fase previa que les enfrentará en Schio al equipo local y al Bourges entre el 21 y el 23 de septiembre. Para conseguir el reto, con las cartas actuales, el equipo masculino debe ganar la Eurocup y el femenino la Liga, la Copa de la Reina, que volverá a disputarse en la Fonteta, o ser las mejores entre el cupo nacional que no consigan títulos para aspirar de nuevo a la previa. No hay que olvidar que cuando comience la próxima temporada, la 2022-2023, el reloj de arena para la inauguración del Casal España Arena comenzará a registrar su marcha atrás. El pasado curso, el Valencia Basket aprobó un presupuesto récord en la historia del club de 24,87 millones, 18,79 para el equipo entrenado por entonces por Jaume Ponsarnau y 1,98 para el de Rubén Burgos.
Ovación para Claver
El acto de presentación comenzó con uno de sus momentos más emotivos. En la actual temporada, el Valencia Basket cumple 35 años. Los mismos que L'Albufera como parque natural. Un maridaje que la entidad ha querido reflejar en sus camisetas y que ayer tuvo su símbolo con la presencia en el palco de algunos de sus perxadors, con la camiseta taronja puesta, como Sebastianet o el 'tío Pastilla'. Para ellos fue la primera ovación de la tarde. La segunda, para los 47 equipos de L'Alqueria que en su cuarto año de vida como academia, no pudo disfrutar de la presencia en el parquet de la Fonteta por causa de la situación sanitaria. Desde el Baby Par al Senior B femenino y el LEB Plata masculino, la cúspide de la pirámide, se presentaron por el videomarcador. Los aficionados tuvieron que seguir mirándolo, puesto que el primer mensaje llegó desde New York por parte de Rebecca Allen: «Hace mucho que no nos vemos, buena suerte con la pretemporada y tengo muchas ganas de veros». Fue el pistoletazo de salida de una presentación donde se alternaron jugadores y jugadoras, que al subir al atril tras hacer el paseíllo por el parquet tuvieron que ponerse la mascarilla.
«Con ganas de hacerse un hueco en el primer equipo», así fue presentado Josep Puerto. Como Lorena Segura, dos de los valores de L'Alqueria que quieren rascar minutos a Peñarroya y Burgos esta campaña. El siguiente, Pradilla, seguro que también firmaría ese escenario. Así como Ángela Salvadores, el único fichaje del equipo femenino y que hizo sonar el Whatever it takes de los Imagine Dragons. Nenad Dimitrijevic, lesionado del pie, y Trahan-Davis dieron paso a uno de los momentos de la tarde. Jasiel Rivero, con el pelo tintado con la bandera de Cuba, saltó a ritmo de salsa. «Yo vengo de Cuba, con mi gozadera», que cantan FClan. La puesta en escena de Güllich y Hermannson fue mucho más sobria. También la de López-Aróstegui, presentado como el mejor alero de la pasada Liga Endesa, pero que saltó con gesto algo serio consciente de que regresó lesionado de los Juegos de Tokio y sin fecha exacta de regreso a las pistas.
Los grados comenzaron a subir desde entonces. La primera gran ovación fue para Raquel Carrera, la jugadora que siempre será recordada por sus nervios de acero y los dos tiros libres que tiñeron de taronja la Eurocup en Hungría. Prepelic, Leticia Romero (que se marcó un buen baile), Labeyrie y Laura Gil dieron paso a Mike Tobey. Al internacional esloveno, tras pasar un tiempo de reposo por una enfermedad, se le vio algo más delgado de lo habitual. Ouviña, una de las más queridas, elevó los decibelios antes del gran momento.
«Único valenciano en jugar en la NBA, campeón del Mundo y de Europa. ¡Bienvenido a casa!». Así, con gente de pie, fue recibido Víctor Claver. Su madre, Ana, y su hermana, Cristina, no pudieron contener la emoción en la grada. Cambiar la molesta música de viento de los últimos años por el calor siempre se agradece. Queralt Casas y Van Rossom, los segundos capitanes, escoltaron a sus primeros, Anna Gómez y Dubljevic, y a los cuerpos técnicos, largamente ovacionados.