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HUGO MARTÍNEZ
Domingo, 4 de mayo 2025, 22:23
La Fonteta ha vuelto a ser escenario de una nueva noche para la historia. Una noche de esas que el baloncesto regala solo a quienes ... nunca dejan de creer. El Valencia Basket Femenino ha vuelto a lo más alto, accediendo por quinta vez consecutiva a la final de la Liga Femenina Endesa. Pero esta, quizás, haya sido la más difícil de todas. Por el camino lleno de obstáculos. Por las bajas de peso. Por el rival, Perfumerías Avenida, que nunca se rinde. Y, sobre todo, por el contexto: una semifinal resuelta en el segundo y definitivo asalto, ante su afición, con la presión de todo un año colgando del aro.
Con el triunfo por 75-62, las taronja no solo lucharán por revalidar el título, sino que también se aseguran la plaza para la previa de la EuroLeague Women. Si se imponen en la final ante Casademont Zaragoza, certificarán su presencia directa en la máxima competición continental. En caso de perder la final, disputarán la previa de la competición.
La temporada ha sido una prueba de resistencia. Las lesiones golpearon con dureza: Queralt Casas, referente emocional y defensivo, fuera en un tramo crucial; Vitola, ausente por lesión; y una rotación condicionada constantemente por problemas físicos. Pero este Valencia Basket ha hecho del «no rendirse» su marca de identidad. Ha sobrevivido a cada embate, se ha reconstruido desde la unidad, y ha llegado a la cita más importante con todo su corazón en la pista.
Rubén Burgos, quien suma su quinta final consecutiva en el banquillo taronja, construyó una vez más un plan desde la versatilidad, la defensa y la solidaridad. Y la Fonteta respondió: miles de gargantas llevaron en volandas a un equipo que ya forma parte de la historia reciente del baloncesto femenino español.
Valencia salió con un quinteto compuesto por Turner, Iagupova, Fiebich, Fingall y Alexander. Los primeros minutos fueron imprecisos. Ambos equipos sabían lo que estaba en juego. Avenida tomó la iniciativa, dominando el rebote ofensivo y aprovechando las imprecisiones locales. Pero Valencia encontró su ritmo con Raquel Carrera, que firmó cinco puntos consecutivos y un triple sobre la bocina para cerrar el primer cuarto con ligera ventaja (18-16).
El segundo acto mostró a Fiebich como generadora de segundas oportunidades y a Leticia Romero como eje de equilibrio. Avenida golpeó con un triple de Torrens, pero Iagupova respondió con otro desde la esquina en el tramo final antes del descanso. Al intermedio, el marcador reflejaba lo igualado del duelo: 40-39.
El tercer cuarto fue clave. Yvonne Turner se puso el equipo a la espalda con seis puntos casi consecutivos. Pero no fue solo eso: su defensa, su liderazgo silencioso, su intensidad… Valencia se despegó con un parcial de 8-0, gracias también a Romero y Mavunga, y llegó al +9 (57-48). El final de cuarto tuvo nombre propio: Leticia Romero, que recorrió la pista y anotó sobre la bocina con una canasta acrobática que hizo temblar la Fonteta (60-52).
Pero Avenida no había dicho su última palabra. En el último cuarto, las taronja estuvieron más de cuatro minutos sin anotar. El conjunto salmantino, liderado por Carter, se colocó a solo un punto. El miedo asomaba. La presión era máxima. Y entonces, emergió Kayla Alexander. Dominante en la pintura, firme desde el tiro libre, asumió el rol de ancla emocional y física del equipo.
Cuando más se necesitaba, apareció de nuevo Iagupova, esta vez para clavar un triple letal a falta de 56 segundos. Fue la sentencia. El broche lo puso Turner desde la línea de personal. El marcador final: 75-62. Y con él, la explosión de júbilo.
Este será el quinto intento consecutivo del Valencia Basket de levantar el título. En los dos últimos años, lo consiguió. Ahora, en la temporada más desafiante, tiene la oportunidad de demostrar que el reinado continúa.
Casademont Zaragoza, el rival, no será fácil. Pero este equipo ya ha demostrado que no hay adversidad que lo detenga. La plaza en la Euroliga está en juego. Pero más allá del billete continental, lo que está en disputa es el honor, el orgullo, y la confirmación de una hegemonía que se ha ganado con esfuerzo, trabajo y corazón.
Las campeonas vuelven a estar donde merecen. Y están listas para defender lo que ya es suyo.
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