Soro III: «Hubo momentos en que quería desaparecer del trinquet»

- ¿En qué sentido?

- Mi manera de jugar se aleja de la de mis tíos (Soro I y Soro II). Ellos jugaban muy clásico, técnicamente muy buenos; yo, al contrario, prefería volear al medio de la cancha antes que ir al rebote. Les costaba asimilarlo. Soy un jugador de fuerza y peso 20 kilos más que ellos cuando jugaban. Somos 'cabudets' en casa e intentamos imponer la nuestra. Pero nos parecemos en la seriedad en el trinquet.

- ¿Cuál ha sido su principal fracaso?

- Estamos ligados a errar una y otra vez. La primera final del Individual: no jugué como debía, Miguel me atropelló. La final de Lliga con Javi contra Pere Roc, Félix y Monrabal; y la primera Lliga, en 2016, con Salva contra Miguel, Pere y Héctor II.

- ¿Y el éxito?

- Los seis Individuales, sobre todo la de 2019 contra Genovés II por toda la carga emotiva: él venía a una final después de muchos años y todo el trinquet estaba a su favor, pero hubo mucho respeto entre los dos jugadores. Y la de 2013 contra Álvaro. Le tengo mucho cariño a dos finales perdidas: la del Individual de 2011 contra Álvaro y la Lliga de 2009: nadie daba un duro por nosotros y llegamos Soro III, Tato y Oñate con 15 victorias seguidas hasta perder la final.

- ¿La figura de Paco Genovés ha eclipsado a todos los demás?

- A Paco Genovés lo venero, respeto máximo, me gusta conversar con él, tiene un aura… Eclipsa a los demás como lo hacen los grandes como Michael Jordan, Rafa Nadal, Pau Gasol, Federer o Miguel Indurain.

- ¿Qué jugadores le han marcado?

- Tres. Pigat II y Grau porque venían mucho al trinquet de Massamagrell y fueron muy cercanos; y Álvaro por ser el máximo dominador de una época.

- ¿Hubo momentos de tensión con Álvaro?

- La tensión es normal, también con Grau. Cuando compites cada uno defiende sus intereses. Hubo un periodo en que la relación no fue tan cercana, pero se recuperó.

- ¿Pudo tener una infancia normal?

- Sí, solo que los martes, día de partida, iba al trinquet, y también íbamos en familia a ver las grandes partidas.

- ¿Qué tal futbolista fue?

- Tenía facilidad para encarar al portero, corría por todo el campo, pero a los 13 años crecí mucho y sufrí una desviación de columna. Me pusieron un corsé durante casi un año 23 horas al día. La hora que tenía libre la utilizaba para jugar a 'pilota'. Me enganchó y ya nunca la abandoné. Sufrí muchísimo.

- ¿Se burlaban sus compañeros de clase?

- No, al contrario, me pedían poder llevar ellos el corsé. Me lo quitaban y se lo ponían ellos. Incluso llevé una silla especial para sentarme. En la escuela de La Masia (Museros) me enseñaron a respetar a todo el mundo. El respeto y la empatía. No hace mucho estuve en su 50 aniversario. Mis amigos son los de clase.

- ¿Coincide ideológicamente con el colegio?

- En algunas cosas sí y en otras no. Pero siempre nos decían que había que respetar a todo el mundo.

- ¿Los deportistas tienen miedo a significarse políticamente?

- Ricky Rubio, al llegar a la NBA, dijo que allí es normal significarse políticamente. Aquí no. Estaría bien poder hacerlo sin recibir el juicio púbico. Tenemos mucho que evolucionar. En la pandemia me ha preocupado la falta de unión de los partidos políticos: no puede ser que cada comunidad autónoma tuviera una gestión distinta. No me gusta la crispación. Faltan debates políticos de altura. Y me gusta mucho el discurso de Errejón respecto a la salud mental. Hay una pandemia oculta de estrés. La pandemia ha traído un gran problema de salud mental. Es oculto, un tabú.

- ¿Es más frecuente en los deportistas de élite?

- Hasta que Kevin Love dijo que había sufrido un ataque de pánico, no se trató en la NBA. O cuando habló de eso Iniesta antes del Mundial de 2010. Me siento identificado. He sufrido ansiedad. Lo he tratado en el proyecto de final de Grado, que acabé el jueves (en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, Universidad Católica): 'Ansiedad competitiva'. Todo el mundo lo sufre en mayor o menor medida. El proceso competitivo es una amenaza para el deportista por factores internos y externos (el público). Por ejemplo, un jugador de baloncesto, al defender y al atacar, sabe que está siendo juzgado constantemente. Cuando le va bien, olé. Pero cuando le va mal, es duro.

- Ahora, por ejemplo, lo estará sufriendo el delantero de la selección Alvaro Morata. ¿Cómo se supera?

- Cuando encare al portero, estará pensando en la gente. Hay que quitarle ese pensamiento. Necesita ayuda para ir cogiendo confianza. Es difícil de gestionar.

- ¿Cómo lo llevó usted?

- Hubo momentos en que quería desaparecer del vestuario, se me hacía pequeño. Otras veces quería desaparecer del trinquet. El deportista tiene una posición privilegiada dentro del campo de juego: lo escucha todo. Al medio del trinquet, lo oyes todo, y hay comentarios que hieren. Y no es ético que yo le diga a la gente lo que debe pensar u opinar. En la final de 2009, por ejemplo, con todo el trinquet apoyando a Genovés II, yo no podía decirles que me apoyaran a mí. Debía evadirme. Debes refugiarte en tu gente y buscar ese pensamiento positivo. A Iniesta le pusieron un vídeo con todas las buenas acciones futbolísticas que hacía; yo pensaba en partidas anteriores que me habían salido bien. Y debes olvidarte de los factores que no dependen de ti.

- ¿Es muy valencianista?

- Mucho. Estamos preocupados y dolidos. No nos gusta la gestión. Mestalla es muy fiel, pero necesita identificarse con el club y ahora no podemos. No estamos para sufrir otra temporada igual. Lim parece enrocado en no vender a corto plazo. Me gustaría que tuviéramos al frente a un hombre de fútbol y no al presidente actual.

- ¿Por qué estudió Topografía?

- Me gustan las Matemáticas y la Física, también la Geografía. Pensaba que era una carrera muy práctica, después no lo fue tanto, pero lo pude compaginar con la pilota. Me gusta la Topografía porque manejas muchos datos, muchas coordenadas, y te ayuda para ser muy ordenado a la hora de hacer ese plano o esa cartografía. Ahora soy más organizado. Cuando hago un examen, lo hago poco a poco, con todos los pasos, como si fuera un poco tonto.

- ¿En qué se ve trabajando?

- Acabaré de jugar a pilota en unos años y tengo todas las puertas abiertas. He podido vivir de la pilota y sacarme dos carreras. Soy muy afortunado.

- ¿Por qué la 'pilota' va siempre acompañada de cierto victimismo? ¿Acaso no está más apoyada que nunca por las instituciones y en las escuelas?

- A veces nos quejamos con razón desde el punto de vista del jugador. La divulgación va muy bien, porque se abren escuelas cada vez hay más jugadores y clubes. Es verdad que está protegida, pero, en el mundo profesional, cada vez hay menos trinquets, menos partidas y menos oportunidades para la gente joven. Hace años que se está buscando la modernización, pero hay sistemas que no cuadran. La 'pilota' nunca va a ser como el tenis, el fútbol o la NBA. Tiene características propias que hay que explotar, sin un cambio radical.

- Pero, ¿no es un juego demasiado duro para la gente joven, tan acomodada a los ordenadores?

- Cualquier deporte es duro. Yo si juego un partido de fútbol, acabo 'baldat'. La gente se sorprendería de cómo disfrutan los niños en las escuelas cuando juegan a pilota. Siempre será así. Lo que hay que fortalecer es el mundo profesional. No hay que cambiarlo todo. Hay que adaptarlo a la realidad social.

- ¿Qué papel juegan las apuestas?

- Residual. En el siglo XX fue el motor de la pilota, pero la evolución social ha llevado a convertirlo en algo residual. Mis tíos han sido 'marxadors' muchos años del trinquet de Pelayo.

- ¿Y cómo es que resiste su trinquet familiar de Massamagrell?

- Por afición, pero cuesta muchísimo. Lo tenemos desde 1947, el 5 de octubre cumple 74 años. Durante una época fue rentable: se llenaba y había cantidad de dinero en apuestas. Ahora solo se llena en las partidas importantes. Un trinquet privado, sin ayudas, es imposible. Hay una buena relación con el Ayuntamiento y con el Club de Pilota.

- ¿Por qué le gusta tanto la NBA?

- Por el sentido del espectáculo. Por los últimos años de Michael Jordan. Y por un comentarista, Andrés Montes, y un narrador, Antoni Daimiel, que nos hicieron vivir los partidos a través de ellos.

- ¿Vio en The Last dance que Jordan podía ser muy cruel con los compañeros?

- Es normal. Incluso Marc Márquez, siempre sonriente, cuando compite es muy agresivo, no lo verás sonreír. Los cracks tienen ese punto. No soportan perder. Solo quieren ganar.

- ¿Ha tenido a Josep Bosch como profesor en la Universidad?

- Sí, es uno de los mejores. Cuando lo veo, le grito: '¡Amunt! (porque es muy aficionado del Valencia CF'). Me gusta mucho Historia. La antigua Roma me entusiasma. Hemos estudiado su vertiente deportiva: los gladiadores, las carreras de carros, el circo máximo, las termas…

- ¿En qué se diferencia del deporte en la Grecia Clásica?

- Los griegos buscaban el culto al cuerpo, la educación y la formación. Los romanos eran más cafres, se mataban.