Borrar
Urgente Supermercados abiertos este Viernes Santo en Valencia: Horarios especiales
Alonso, durante la clasificación de Mónaco.
Rosberg rompe la paz en Mercedes
fórmula 1

Rosberg rompe la paz en Mercedes

El alemán marca la ‘pole’ en Mónaco con polémica: su salida de pista provocó una bandera amarilla que impidió a su compañero Hamilton mejorar su vuelta

david sánchez de castro

Sábado, 24 de mayo 2014, 03:39

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Si alguien dudaba de que va a haber polémica en el seno del equipo líder, este sábado se ha confirmado que se avecina una guerra civil en Mercedes. La igualdad tan extrema entre Nico Rosberg y Lewis Hamilton hacía imposible mantener una paz más provocada por el exceso de celo de no repetir lo ocurrido en otras temporadas, como la época de Senna-Prost o la de Alonso-Hamilton, ambas en McLaren. El Principado de Mónaco ha sido el escenario del que puede ser el comienzo de una de esas enemistades que prometen hacer correr ríos y ríos de tinta en las crónicas de la Fórmula 1, y que tantos momentos gloriosos han otorgado a este deporte.

Los hechos han sido tan inesperados como polémicos. Después de pasar con comodidad por la Q1 y la Q2, Nico Rosberg y Lewis Hamilton se sabían los grandes favoritos para llevarse la pole en el circuito donde se han cumplido las mayores gestas de la Fórmula 1. Corrían los minutos finales de la Q3 cuando el alemán marcó un espléndido 1:15.989 (único piloto en bajar de 1:16). Era el primero de sus dos últimos intentos, la bandera a cuadros ya se había desplegado y por detrás llegaba Lewis Hamilton con los ojos inyectados en sangre. Olía la pole, se sabía superior a su compañero, pero no contaba con un incidente que marcaría ese momento, las horas posteriores y, quién sabe, si el devenir de lo que resta de temporada. Nico Rosberg pasó la línea de meta con el primer tiempo en su mano, enfiló el asfalto de Mónaco hacia la zona del Mirabeau... y se pasó de frenada. Tres volantazos muy certeros le permitieron esquivar el muro, donde unos minutos antes Marcus Ericsson había destrozado las opciones de Felipe Massa -el sueco saldrá desde el pit-lane como castigo-, y se quedó aparcado en una de las pocas escapatorias que hay en la ratonera de Montecarlo. Los comisarios, como dicta la norma, sacaron bandera amarilla para neutralizar los tiempos en pista, con lo que ningún piloto podía mejorar. Consecuencia: Lewis Hamilton tuvo que aflojar el ritmo, marcó un tiempo peor que el de su compañero y se tuvo que conformar con el segundo puesto.

Las sospechas recorrieron el paddock, las redes sociales y la mente de Lewis Hamilton de inmediato. ¿Había sido capaz Nico Rosberg de aparcar el Mercedes a posta para impedir que su compañero le arrebatara la sexta pole de su carrera deportiva, segunda que conseguía a unos pocos metros de su propio domicilio? ¿Había sido capaz el buenazo de Nico de haber imitado lo que hizo Michael Schumacher en 2006? La cara de Hamilton era todo un poema. Apareció en la abarrotada sala de prensa de la FIA con el gesto torcido, frunciendo el ceño y mordiéndose los labios. Más enfadado que nunca. El líder del campeonato se sentía ultrajado y apenas respondió con monosílabos a las preguntas de los periodistas. Después, en el corralito de la prensa, aseguró que estas son las típicas cosas que pasan en Mónaco, en clara referencia al incidente de Schumacher, y lanzó una amenaza más que clara: Tomaré nota del libro de estilo de Senna para resolver esto.

Los comisarios, por su parte, atendieron al sentido común y vistas las profundas sospechas que había por todas partes, llamaron a Rosberg. La investigación se alargó varias horas, en las que Mercedes se propuso demostrar, telemetría en mano, que Nico realmente se había equivocado y que no aparcó ahí para fastidiar a nadie, sino que simplemente fue un error de conducción en un circuito muy dado a tal. Al final, los comisarios se decantaron por dejar el statu quo como estaba, consideraron que la acción de Nico había sido totalmente fortuita y dejaron la parrilla como había quedado a mediodía.

Alonso, a por el podio

Mientras tanto, por detrás, Fernando Alonso llegaba a boxes tranquilo, con un quinto puesto que sabe a lo máximo que puede dar y que le vuelve a colocar entre los candidatos al podio. Esta vez las características de Mónaco pueden ser su gran aliado, y su esperanza, que la estrategia funcione bien. Algo que, por otro lado, no está en su mano. El español superó por muy poco a un Kimi Räikkönen que se confirma más cómodo con los cambios que le han introducido en su chasis y que no será un rival fácil.

El asturiano es consciente de que tiene en su mano un podio que puede servir de bálsamo a las pésimas sensaciones que da esta temporada, si bien también tiene claro que todo puede pasar en un trazado como el monegasco. Mantener la calma y saber gestionar unos neumáticos más conservadores de lo previsto -los superblandos están durando más vueltas de lo que pensaban- serán sus principales bazas. El español, además, ha metido una incógnita que ya parecía fuera de la ecuación: en Ferrari preven lluvia para este domingo.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios