«Tengo en la cabeza ganar el Dakar y es por lo que lucharé este año»

«L'Any que ve estarem ací amb el Dakar», exclamó una mujer al saludar a Joan Barreda. Cerca de las 13.30, el castellonense entró en la terminal de Manises, donde le recibieron entre vítores sus padres, junto a un grupo de aficionados, ataviados con camisetas y exhibiendo pancartas. Recién aterrizado de Sudamérica, tanto él como su entusiasta club de fans ya tienen la mente en la carrera de enero de 2016.

Ha saludado uno por uno a sus fans... eso muchos no lo hacen.

Es la gente de toda la vida, la que me está apoyando desde pequeño. Han estado ahí no sólo ahora que todo está bien, sino cuando las cosas no salían.

Ha dicho que todo está bien, a pesar de cómo se ha cebado con usted la mala suerte en este Dakar...

Está bien en el sentido de que tengo una estabilidad por el apoyo de una marca (Honda) que para mí es el mejor equipo del mundo. Tengo una posición muy buena que me he ganado a base de luchar durante estos años. Los dos últimos, por lo que sea, no he ganado aún el Dakar, pero sí puedo decir que cualquier marca que está en el vivac está dispuesta a ofrecerme lo que necesite.

Remarca el 'aún'... ¿está convencido de que lo logrará?

Yo creo que sí. Puede pasar de todo, pero es el sueño por el que lucho cada día. Parece que está todo en el sitio. Hemos trabajado mucho para tener un equipo, con gente que te apoya, mecánicos, ingenieros y pilotos, y sobre todo partiendo desde cero. Creo que es lo bonito de todo aunque aún está marcando la diferencia con KTM. Ganarles no es fácil. Ellos empezaron hace 20 años y hasta que ganaron el primer Dakar transcurrieron siete u ocho.

¿Va a tener tanto tiempo?

Esperemos que no. Tiempo siempre hay y mi forma de ser es de luchar, he salido de muchas cosas peores. Tengo en la cabeza intentar ganar el Dakar y es por lo que voy a luchar durante todo el año para llegar más preparado aún. El nivel ha sido buenísimo, igual que el control de la carrera y la navegación, pero yo creo que puede mejorar.

¿Qué va a mejorar este año?

Está la parte del equipo. Ahora tenemos reuniones importantes. Están haciendo las cosas muy bien y han avanzado mucho, pero para una carrera como el Dakar hace falta ese punto de experiencia, el ir precavido a nivel de la mecánica e ingeniería, siempre te protege de problemas. En Marruecos probamos una moto y un sistema de tecnología nuevos. Nosotros recomendamos que quizás no era lo mejor. Hay que entender que la filosofía de Honda es esa, que están en el Dakar para desarrollar nuevas tecnologías y de alguna manera ellos quieren ganar. A veces pecan de eso, pero cuando encuentran la tecla ya no hay quien les pare.

¿Quizás fue eso lo que pagó en el Salar y que no afectó a Coma?

Sí fue eso. Ellos también tuvieron problemas aunque tienen una moto más práctica... Tampoco les arrancaba, pero limpiaron el filtro y otras dos o tres cosas más simples y ya funcionó. Lo nuestro es más complejo. Se rompió el CDI y no había ninguna manera de repararlo. Es eso, tienen ese punto de experiencia con las cosas prácticas. Intentamos convencer a los ingenieros, pero para ellos es ir un poco un paso atrás.

¿Asume que Honda es así o cree que podrá reconvertirlos?

Vamos a intentarlo. Nakamoto les dio un escarmiento muy grande y se sienten mal porque la responsabilidad es suya 100%, pero no será fácil. Dentro de eso vamos a intentar que sea algo más práctico y más protegido. De todos modos, en ningún momento haciendo los test con el sistema electrónico durante el año pensamos que tendríamos que ir por un mar con sal.

¿Cree que la organización le ha privado de luchar por el Dakar?

Totalmente. En cualquier otra etapa normal de Chile o Argentina, con una cuarta parte del riesgo o de las condiciones adversas que había ahí se habría suspendido. Se decidió salir sí o sí porque el año pasado ya se había suspendido y estaba el presidente de Bolivia dando la salida. Yo eso lo entiendo, pero se hace una salida simbólica de un kilómetro y se vuelve para atrás: todo el mundo queda contento porque están las imágenes en el Salar. Es la parte en que hay que pensar en los equipos, en el trabajo que hay detrás. Pero se pensó en el dinero y punto, lo demás daba todo igual.

Precisamente los pilotos modestos se han quejado mucho de que la organización del Dakar sólo piensa en el dinero...

Porque había dureza, pero esa parte es así. El año que acaban más de la mitad, los mismos que están hablando y los aficionados dicen que el Dakar ya no es lo que era. La organización siempre prepara un recorrido duro y lo va modificando. Lo que cambia es situaciones como la de Bolivia. Eso no es un rally, es esquí por el mar.

¿Va a ser más fácil el próximo Dakar sin Marc Coma?

Al final siempre hay gente nueva. Pilotos rápidos los hay, y más que Coma. Marc tiene ese punto de consistencia día tras día que ahora mismo no lo veo en nadie.

¿Qué le ha aportado entrenar con alguien como Cyril Despres?

En Andorra entreno continuamente con él. Por la forma de ser que tiene, es mucho más directo. Le da igual hacer algo para intentar ganar aunque haya una cámara. Lo que tiene que decir te lo dice a la cara, luego ya no irá por detrás. Otros intentan no hacer comentarios malos, pero ir por detrás es peor. Por ejemplo, con Marc (Coma) llevo ya una tensión por los últimos años que para nada he notado con Cyril, que me ha demostrado respeto.

¿Su relación con Marc Coma no es buena?

Es buena porque hay relación, pero también hay tensión. Ahora tiene asumido que como él, yo tengo un proyecto detrás. Lo que me ha molestado es que cuando era un chaval, que tenía velocidad pero me faltaba de todo, intentara cortar. Eso lo he vivido yo. Con Cyril vi lo contrario, me recomendó varias veces que tuviera cuidado o que venía una zona complicada. Yo al principio idolatraba a Marc, pero cuando le preguntas algo y te dice 'no lo sé'...

¿Hay una especie de lobby catalán en el Dakar?

Sí, pero es una motivación. Son mayoría y se hacen sus círculos. Cuando no formas parte de ellos, no te cogen de mochilero aunque seas mejor. Cuando vives eso te da rabia. Lo he intentado devolver en el sentido de defender que no soy catalán.