Paco Plaza: «Nuestra sociedad despilfarra el caudal de experiencia y sabiduría de las personas mayores»
El realizador valenciano, que el viernes estrena la película 'La abuela', reivindica la ciudad del Turia como un plató al que aún le queda camino por recorre
El cineasta Paco Plaza (Valencia, 1973) estrena el viernes, 28 de enero, 'La abuela'. Este martesvisitó Valencia para el preestreno de la producción ... en las salas Kinépolis. Habló con LAS PROVINCIAS de una realidad que sugiere este trabajo con una «reflexión» sobre el tratamiento de la sociedad a la vejez. El género de terror, donde se mueve como pez en el agua, ha sido el elegido para rodar entre París y Madrid lo que le habría gustado grabar en la Finca Roja de Valencia.
–¿Con una abuela que da miedo sobre qué quiere llamar la atención del público?
–Se me hace muy incómodo hacer lecturas o sacar conclusiones de mis propias películas, cuando creo que parte del estímulo del espectador es sacar sus propias conclusiones. Yo hago una propuesta, una reflexión sobre el papel de los ancianos en la sociedad y nuestras responsabilidades en sus cuidados. Yo ya he hecho la película; las lecturas que se puedan extraer pertenecen al ámbito del espectador.
–¿El terror era el espacio ideal para contar esta historia?
–El terror es el espacio ideal para contar cualquier historia. Cuando estás restringido por los límites de la lógica, del mundo real, de alguna manera estableces unas normas que te constriñen. Si optas por la fantasía y la magia estás derribando esos muros y expendiendo el terreno de juego. Tienes más margen para explicar las cosas de manera más poética y menos panfletaria.
–¿Teme a la vejez?
–Más que a la vejez, el miedo real que tengo es a no valerme por mí mismo, a ser un estorbo para la sociedad. Lo que más aterra es la sensación de convertirte en alguien que no eres. En esta sociedad tan basada en el hedonismo, de perpetua exaltación de una sensación de felicidad, está excluido del discurso el cuidado de los mayores. Esta película nace de experiencias personales, pero no existiría sin 'Quien a hierro mata'. El hecho de convivir en geriátricos con tanta gente mayor me hacía pensar cómo nuestra sociedad está despilfarrando un caudal de sabiduría y de conocimiento de la gente que ya ha recorrido el camino. Se valora poco la experiencia y se sataniza cumplir años.
–El dibujante Paco Roca también ha prestado atención en sus historietas a los mayores y les dedicó un mural en Madrid. ¿Cree que hay un movimiento creativo en ese territorio o son casos aislados?
–Sí, lo creo, y pienso también que la pandemia nos ha cambiado mucho la manera de mirar a los ancianos, a las residencias. Nuestra relación con los mayores ha cambiado, la fragilidad de la gente mayor se ha impuesto en el discurso. De alguna manera nos ha sensibilizado a todos, es una llamada de atención. Nadie ha cogido el estandarte, pero creo que es una causa justa reivindicar que las personas no somos pilas que cuando les queda poca batería se tiran. Podemos ser conejitos de Duracel.
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–Usted ha llamado la atención sobre las residencias.
–No lo señalo como algo condenable.Nadie lo hace con gusto. Hablamos mucho de conciliación familiar cuando se habla de cuidar a los bebés, pero nunca se contempla tener al cargo una persona mayor. No se oyen movimientos que digan quiero cuidar a mi madre o a mi abuela.
–¿Por qué quería rodar esta película en la Finca Roja?
–Desde pequeño para mí, la Finca Roja era una obsesión. Creo que es el edificio Dakota de Valencia. Es imponente, mágico. Es una especie de OVNI aterrizado en medio de la ciudad porque no tiene una relación armónica con el entorno. De repente es como ¡puum!, aquí, en medio. Tiene algo poco valenciano, y de pequeño me intimidaba mucho. Me habría encantado rodar en Valencia.
–¿Por qué no lo hizo?
–Bueno, las circunstancias. Pero estoy muy contento. Al final hemos rodado entre Madrid y París, y es muy difícil ver la película que no has hecho. Ves la que está hecha. No pudo ser. Fue una cuestión de no poder rodar en Valencia.
–¿A qué se debe que se ruede más en el País Vasco o Galicia, pese a que en la Comunitat Valenciana hay más luz y muchos espacios?
–No sabría decir, no estoy bastante informado para tener una opinión sólida. Lo que sí creo es que Valencia es el escenario ideal para el cine por muchos motivos. el tamaño de la ciudad, la climatología, paisajes muy diversos. Es un gran escenario y no sabría señalar cuál es el problema para que hasta ahora no haya explotado. Ya lo decía Berlanga, que este era el sitio perfecto. Esto es la California de Europa. Ojalá se favorezca más rodar en Valencia. Yo me muero de ganas de venir a rodar aquí.
–¿Tiene quiniela para los Goya?
–Sí, siempre la hago. El problema es que mis favoritas no están nominadas, entonces tengo cierta decepción. Mi película favorita que es 'El espíritu sagrado', no la han nominado a nada, ni siquiera a director novel, que es indiscutible.
–¿Acoger la gala de los Goya en Valencia es una buena ocasión para esa explosión que ha mencionado para convertirse en ese plató de cine que puede ser Valencia?
–Es un escaparate para vender Valencia a los ojos de la gente que hace cine. Se puede aprovechar la oportunidad para relanzar o impulsar el trabajo del audiovisual en Valencia. Creo que es una oportunidad muy buena para reivindicar lo que es la ciudad: un plató de cine extraordinario.
–¿Lo aprovecharemos?
–Sí, quiero pensar que sí.
–Dijo en una ocasión que le gustaría rodar en Fallas. ¿Mantiene la apuesta?
–Es lo que más me gustaría del mundo. Creo que las Fallas son algo que apreciamos más los valencianos que vivimos fuera porque te olvidas del trastorno que suponen, y ves sólo lo que es un ritual pagano en el siglo XXI interrumpiendo la vida de la ciudad. Me parece que tiene algo de atávico, brutal.
–¿Trabaja en ello?
–Hay ideas, pero creo que se me va a adelantar un amigo. Las Fallas son espectaculares, no entiendo como no le hemos sacado más partido.
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