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CARMEN VELASCO / LAURA GARCÉS
Martes, 13 de octubre 2020
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Una semana después de que LAS PROVINCIAS sacara a la luz la desaparición de 90 obras de arte de la colección del Círculo de Bellas Artes de Valencia, las incógnitas, lejos de despejarse, aumentan. Del fondo de la extinta entidad cultural se han extraviado piezas de Pinazo, Benlliure y Rusiñol, entre otros creadores. La Unidad de Patrimonio de la Policía Autonómica ha tomado cartas en el asunta tras las publicaciones del periódico. Se investiga qué ha pasado con las obras que no están guardadas en los almacenes municipales, en los que se conserva la colección artística de la institución, ni figuran en el listado de la subasta. No están localizadas 'Jardin', de José Benlliure, 'Retrato de Constantí Llombart', de Pinazo, y 'Pati de Can Falç' de Rusiñol, entre otras piezas. De las obras del fondo del Círculo que no están localizadas, «no hay ni rastro de recibos, documentación de venta o devolución a las artistas», apunta Andrés Manglano, abogado de la institución artística.
Esta es la pregunta clave. La última vez que se exhibieron al público fue en marzo de 2012. Fue con motivo de la exposición '119 años de Arte Valenciano', que tuvo lugar en la sede de la calle Cadirers. En esta muestra se exhibieron, por ejemplo, algunas piezas de Pinazo, hoy en paradero desconocido, o la obra de Rusiñol que está ilocalizable. ¿Qué pasó luego? La sucesión de varios presidentes y dos traslados. En la última década, el Círculo ha tenido cuatro responsables: José Garnería tuteló la institución de 2006 a 2011 y bajo su mandato se editó el catálogo donde se recogen las 200 obras; Alfonso de la Ossa, que apenas estuvo un año (2011-2012) y se realizó la exposición '119 años de Arte Valenciano'; José Antonio Sienra (de 2012- 2015) batalló con la deuda que asfixiaba al Círculo; y Gerardo Stübing (2015-2019), quien logró vender el palacete, canceló la hipoteca, cambió de sede pero no pudo salvar la entidad. Durante las distintas gerencias se acometen dos mudanzas: la primera fue de la calle Cadirers a la calle Maldonado y la segunda fue de la calle Maldonado a un almacén municipal.
Los últimos tres expresidentes se desvinculan del extravío de los fondos. Los dirigentes afirman que bajo su mandato no se vendieron piezas. De la Ossa dice desconocer qué ha ocurrido porque «la colección se mantuvo intacta» durante su gestión. Sienra asegura que en 2015,cuando se produjo el traspaso de poder a la última junta directiva del Círculo (en mayo de2019 el Círculo anunció su extinción), «se hizo inventario de todas las obras de la colección» y las actas donde se dio cuenta del catálogo, relata Sienra, «se quedaron en el Círculo». El último responsable de la entidad, Gerardo Stübing, sostiene que «las obras que han salido a subasta son las que formaban los fondos de la institución» cuando él accedió al cargo en 2015 «y fueron las que analizó el administrador concursal».
El Círculo de Bellas Artes hasta su extinción en mayo de 2019 era una institución privada, que no estaba tutelada por la Conselleria de Cultura y que dada su condición de entidad privada no rendía cuentas de su fondo patrimonial. Su colección artística no ha estado bajo control público a pesar de que la entidad recibía ayudas públicas. Un ejemplo de la percepción de ayudas fue la que recibió la entidad para la adquisición del palacete de la calle Cadirers donde instaló su sede, espacio que el Círculo vendió en el año 2017. Aquella subvención fue la que acabó convirtiéndose en una deuda de 1,8 millones de euros –capital e intereses– que la Administración reclamó al Círculo de Bellas Artes , puesto que se concedió para mantener y equipar el edificio.
La Conselleria de Cultura, como informó LASPROVINCIAS, trabaja «en coordinación con la Unidad de Patrimonio de la Policía Autonómica para esclarecer los hechos». Esta decisión la dio a conocer el departamento autonómico la semana pasada adquiriendo así un papel en el esclarecimiento de lo ocurrido, algo que días antes habían reclamado distintas entidades culturales, entre ellas el Consell Valencià de Cultura, órgano consultivo de la Generalitat. Con anterioridad al extravío de obras e incluso a la extinción del Círculo, Cultura mantuvo conversaciones con la entidad en busca de salidas para evitar su desaparición. Se llegó a valorar la oferta de la entidad de entregar los fondos como dación en pago. Los intentos resultaron infuctuosos.
El proceso concursal ha llegado al momento de la subasta, que ahora está abierta hasta el 31 de diciembre. Se puede pujar, en sobre cerrado, por las obras. La Conselleria de Cultura, como también adelantó este periódico, anunció respecto a las pujas que «hará todo lo posible para que no se pierda este patrimonio». La Administración, en virtud de la Ley de Patrimonio, tiene derecho de tanteo y retracto sobre la mejor puja, lo que significa que dispone de una situación de preferencia para adquirir las obras por las que estuviera interesada al precio que marcara el mejor postor de cada una.
Dada la investigación abierta por la Unidad de Patrimonio de la Policía Autonómica, las piezas extraviadas tienen poco recorrido público. Además, difícilmente pueden ser vendidas por el cauce legal tanto a particulares como galerías.
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