Las dos caras del nuevo Bellas Artes
Pese que la pinacoteca crece en metros y tiene unos fondos con 20.000 obras, la dirección insiste en renunciar a exhibirlas hasta que no haya plan museológico en 2019
NOELIA CAMACHO
Sábado, 28 de enero 2017, 21:50
Que Valencia ya tiene a un renovado Museo de Bellas Artes, cuyas obras de ampliación finalizaron hace escasas semanas, es un hecho que se ha celebrado en la vida cultural de la ciudad. Han sido 30 años los que ha tardado una mejora de unas instalaciones que, sin embargo, no verán que por ellas paseen visitantes ni serán testigos de la colocación de obras de arte que cubran sus nuevas paredes blancas.
El Museo de Bellas Artes de Valencia, es decir, la segunda pinacoteca de España, se quedará vacía hasta 2019, una fecha en la que, después del entendimiento entre el Ministerio de Cultura, la Conselleria de Cultura -no hay que olvidar que la pinacoteca es de titularidad estatal y aunque la gestión está cedida a la Generalitat- y la Academia de Bellas Artes de San Carlos, a la que pertenecen gran parte de los fondos que atesora la institución, para configurar el futuro plan museológico de la entidad.
A la largo de los últimos meses, tal y como adelantó LAS PROVINCIAS, el departamento que tutela Íñigo Méndez de Vigo ha cuestionado la 'valencianización' del discurso del nuevo proyecto artístico que se quiere implantar en el museo. «Lo que tenemos es que explicar mejor el relato artístico que queremos para el museo». El director del Bellas Artes, José Ignacio Casar Pinazo, justificó el desencuentro entre la Generalitat y el Ministerio de Cultura.
Por su parte, el secretario de Estado de Cultura, Fernando Benzo, quien asistió a la inauguración de las obras de ampliación el pasado 12 de enero, evitó ayer entrar en polémicas. Sin embargo, dejó claro que su departamento apuesta por un espacio que no discrimine al arte español. «Tendremos una magnífica muestra del arte valenciano pero también de las colecciones góticas, italianas y flamencas. Me niego a establecer un enfrentamiento entre arte español y valenciano, entre un museo valenciano o español. Si conseguimos un proyecto expositivo racional y ambicioso tendremos un museo del que se sientan orgullosos los valencianos y los españoles», afirmó el representante del Gobierno central. «El discurso expositivo no se está planteando a la contra», aseveró el titular del centro.
Con todo este contexto, el museo, y sus gestores, han mostrado las dos caras de este nuevo museo. Por una parte, las mejoras y beneficios que obtenido de la reforma. Por otra, el hecho de que todo ello no se vaya a utilizar hasta dentro de dos años.
¿Cómo un nuevo museo, con más salas de exposiciones, que ha sido capaz de devolver a la Academia el espacio que merece, no quiere sacar a la luz algunas de las más de 20.000 piezas que conforman su colección? ¿Por qué no habrá exposiciones temporales con sus propios fondos para llenar sus nuevas salas? El actual director de la pinacoteca, José Ignacio Casar Pinazo, lo tiene claro: «no hay que volver a los tiempos del 'pensado y hecho'».
Sin montajes provisionales
Casar Pinazo considera que es un tema «complicado». Asegura que se seguirán programando exposiciones temporales, pero que la dirección del museo «no está por la labor de hacer un montaje provisional en las nuevas salas». «Después de tantos años y de tanto esfuerzo, no vamos a volver a un discurso desarticulado», asegura a LAS PROVINCIAS.
Y pone varios ejemplos. Para Casar Pinazo, museos como el de las Colecciones Reales, ya finalizada su construcción, y cuya inauguración está prevista para 2018 o para 2019. Málaga Aduana, afirma el titular de la pinacoteca valenciana, «ha tardado tres años en abrirse desde la finalización de las obras».
Con todo, sin embargo, lo cierto es que esta decisión impedirá que el renovado centro artístico exhiba parte de su colección, formada por más de 20.000 piezas. Con la ampliación, el museo ha ganado tres nuevas salas de exposición. También ha recuperado la estancia para exhibiciones temporales que, hasta la fecha, ocupaba la Academia de Bellas Artes de San Carlos. Esta institución también ha salido beneficiada con las obras y ha sido trasladada a un enclave mejorado y en el que se han instalado algunos de los artesanados de madera que, antes de la rehabilitación, se ocultaban tras algunos ascensores.
Un montacargas
Los almacenes se han unificado en una gran estancia en el sótano. Las nuevas estancias cuentan con un montacargas para facilitar el tránsito vertical de las piezas que, algún día, puedan recubrir sus nuevas paredes blancas. Se han habilitado más baños -las anteriores fases de reforma no había traído consigo más servicios para el museo-, se ha mejorado la comunicación entre las distintas estancias y se ha construido una nueva biblioteca.
Aunque en esta reforma también han quedado cosas pendientes: por una parte, la creación de un almacén que se utilizara para guardar esculturas. Por otro, la adecuación del conocido como Pabellón Benlliure, situado frente al museo en los Jardines de Viveros.
Asimismo, y con un coste de 10,8 millones de euros, las tareas de rehabilitación han impulsado desde la construcción de un nuevo acceso por los Jardines de Viveros, a la restauración del edificio claustral y de la estancia conocida como Coloseo -que se ha convertido en la biblioteca-; a la ubicación de nuevos almacenes; la mejora de las instalaciones que ocupará la Academia de Bellas Artes de San Carlos; y la esperada ampliación de la zona expositiva, donde se han creado más salas en las galerías del edificio claustral, en la parte superior de la cúpula y en la primera planta del Patio Vich.
Más estancias para exposiciones que, sin embargo, se quedarán vacías por lo menos hasta 2019. Dos años para elaborar un discurso expositivo en el que es necesario el acuerdo entre el Ministerio de Cultura y la Generalitat.