Los suspensos en Bachillerato repuntan en la Comunitat a la espera de la mayor permisividad de la ley Celaá

Aunque provisionales, establecen que 25.367 estudiantes, el 84,52% de los evaluados en 2º de Bachillerato (30.014), alcanzaron la meta: sacar el curso limpio o con algún suspenso puntual. En el 15,48% restante se incluyen aquellos cuyo nivel de competencias no dio el mínimo suficiente a juicio del equipo docente, ya que el número de materias suspendidas no ha podido ser el único criterio a valorar. La estadística facilitada no tiene en cuenta a los que aunque se matricularon no llegaron hasta la evaluación final, por ejemplo por abandono a mitad de curso o cambios de residencia.

Los datos contrastan con los del ejercicio pasado, el del confinamiento, pues el porcentaje de suspendidos, siguiendo la misma metodología, fue sensiblemente inferior. Tras tres meses sin clases presenciales titularon 25.168 alumnos, el 93,77% de los que llegaron a los exámenes finales (26.840), quedándose un 6,23% sin conseguirlo.

Dicho de otra forma, con los datos en la mano (aunque los de este curso aún no sean definitivos a diferencia de los del 2019-2020) el volumen de suspendidos ha crecido de manera llamativa en términos relativos -del 6,23% al 15,48%-. Es más, la información que facilita Educación establece que la tasa de titulación en Bachillerato ha vuelto a los niveles prepandémicos (84,92% frente a un 15,08% que no lo obtuvieron en el 2018-2019).

Las cifras resultan interesantes porque entroncan directamente con uno de los debates educativos derivados de la Lomloe, popularmente conocida como ley Celaá: la mayor permisividad en cuanto a los suspensos para pasar de nivel o titular.

Durante los dos últimos cursos el Gobierno ha permitido, a través de decretos ley, adelantar la filosofía que se desprende de la ley orgánica para evitar perjuicios al alumnado derivados de la pandemia, ya fuera por la carencia de clases presenciales en el 2019-2020 o por las adaptaciones, confinamientos o sistemas semipresenciales de asistencia durante el 2020-2021.

En síntesis, se ha permitido conseguir el título con alguna materia no superada si se ha considerado, de manera colegiada entre el equipo docente, que el alumno tenía perspectivas de seguir con éxito los estudios superiores, ha mostrado interés o presentaba la suficiente madurez. Hasta el curso 2018-2019 esta práctica era imposible, pues regía como requisito fundamental superar 2º de Bachillerato con todas las asignaturas aprobadas.

Con la ley Celaá se normalizará esta permisividad. El objetivo es reducir al máximo la repetición y que sea del todo excepcional. La norma ya ha entrado en vigor, aunque muchas de sus disposiciones se aplicarán progresivamente. La referida a la promoción lo hará en el 2021-2022, y respecto a 2º de Bachillerato, aunque la regla general será aprobar todas las materias, se permitirá titular de forma excepcional con un suspenso.

Para ello, deben cumplirse las siguientes condiciones: que el equipo docente considere que el alumno «ha alcanzado los objetivos y competencias» del título, que no se haya producido «una inasistencia continuada y no justificada» a clase, que se haya presentado a todas las pruebas y «realizado las actividades necesarias para su evaluación, incluidas las de la convocatoria extraordinaria» y que la media aritmética de las notas, durante la etapa, sea igual o superior a 5 sobre 10.

El borrador de real decreto que regula el paso de curso señala que entre 1º y 2º de Bachillerato se podrá promocionar con dos asignaturas suspendidas como máximo. Pero en la ESO vuelve la flexibilidad para alcanzar el graduado y para seguir los estudios en el siguiente curso con áreas no superadas, siempre a juicio del equipo docente, valorando la actitud y posibilidades del estudiante en cuestión.