HABRÁ QUE MONTAR UN POLLO, VICEPRESIDENTA

Un Ejecutivo, el de Rajoy, que ha tratado a los valencianos con «menosprecio y crueldad, que ha actuado con arbitrariedad, que ha usado las inversiones de manera partidista, sin criterio técnico, ni objetivo ni de población, con deslealtad institucional, que se ha reído de nosotros fumándose un puro, que nos ha chantajeado con el FLA y que debía bajar de la soberbia con la que dilataba el cambio del modelo de financiación». Y vuelven a ser palabras suyas, vicepresidenta. Como lo del pollo.

Pero una moción de censura, legal, ojo, quiso que la suerte nos sonriera. O eso debió de pensar el Botànic. Devolvió a Mariano Rajoy a Santa Pola, donde ejerce de nuevo desde ayer como registrador de la propiedad porque el expresidente sí tenía trabajo previo, y colocó a Sánchez al frente de la Moncloa. Y ustedes lo celebraron. Muy lícito también.

Hasta que el martes se les debió caer del cartel. Por cierto, el que colgaba de la fachada de la Diputación para reivindicar una financiación justa cayó mucho antes, coincidiendo con el cambio de Gobierno, hasta que fue instalado de nuevo tras contarlo este periódico.

Pero volvamos al martes. El presidente del Gobierno rompía su silencio tras quince días, de los que sí hemos sabido que sale a correr de buena mañana y juega con su perrita, para anunciar que no habrá reforma de la financiación esta legislatura. Y piensa agotarla.

¿Y ahora qué? Vicepresidenta, ¿se acuerda de cuando decía aquello de que lo que rompe España es no tener una financiación justa porque impide la igualdad de oportunidades? ¿Y de que nos jugamos la sanidad y la educación? Yo sí recuerdo unas palabras del presidente Puig en vísperas de las generales cuando deseaba el triunfo de Sánchez porque con él «arreglaremos la mala financiación de la Comunitat», decía. O sobre lo irresponsable que resulta aparcar la reforma de un modelo de financiación de forma unilateral.

Sánchez matizó ayer sus palabras y señaló que tratará de mejorar las transferencias a las autonomías, en particular a la Comunitat. Lamento que el cupo de promesas lo cubriera ya Montoro. Quizá tenía razón, vicepresidenta, cuando apostaba por montar un pollo y cuanto más grande mejor. Estaré mañana atenta a su comparecencia al acabar el pleno del Consell para conocer todos los detalles de esa gran protesta en Madrid ante el Congreso. O quizá frente a la Moncloa. Salvo que ahora sean ustedes, tras el cambio de Gobierno, los que hayan dejado ya de tener tan claro lo del pollo.