Llamó la atención ver anunciado a Cayetano en la temprana feria de Valdemorillo. Sonó a grito reivindicativo: «¡Ehh, que estoy aquí!». Luego, en el acto ... de presentación del cartel, completado con Ferrera y Perera para lidiar reses de Montalvo, el torero de dinastía lo llamó «declaración de intenciones». Es diferente pero significa lo mismo. Resulta que en la cocina de las primeras ferias importantes de la temporada su nombre no aparecía. Eso no debió gustarle al hijo de Paquirri, tan orgulloso y tan capaz. Urgía hacerse notar, y la mejor forma de conseguirlo era toreando, y además sin otra exigencia que hacerlo, eso sí, con dos toreros de contrastada valía.
Con lo que no contaba tan carismático espada, era que, una vez más, el infortunio iba a cruzarse para impedirle llevar a cabo su propósito. Una caída en un lance tan normal y cotidiano como es bajarse de un coche, con resultado de rotura de la clavícula izquierda, se iba a interponer en su camino para alejarlo de nuevo de los ruedos durante al menos seis semanas. Hay que recordar que ya la temporada pasada, en agosto, cuando disfrutaba del indulto del toro 'Flor', de Capea, en Guijuelo, recibía una cogida de la que salía con la rotura de varias costillas, teniendo que dar por terminada la temporada.
Pero dejando al margen tan dolorosos infortunios, la clave de esa anunciada «declaración de intenciones», cabe pensar que tiene que ver con los movimientos que se detectan en los despachos, en los que la perniciosa mezcla de intereses de los empresarios que ejercen de apoderados acaban imponiéndose a otros méritos. Así que toreros de carácter y contrastado orgullo como es el caso, es comprensible que se revelen y digan eso de «aquí estoy para lo que manden».
Ahora tendrá que esperar algo más de un mes. Será interesante no perderse la cita de su reaparición. Como aficionado y amigo de los toreros de casta, nos gustan estas reacciones que hacen mas grande a la tauromaquia.
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