A cara o cruz
Editorial ·
La encuesta municipal de Sigma Dos muestra un escenario de gran igualdad en el que el PP podría recuperar la Alcaldía de ValenciaMiércoles, 25 de mayo 2022, 00:05
Falta un año para las elecciones municipales de 2023 y la encuesta de Sigma Dos para LAS PROVINCIAS muestra, en el caso de la ciudad de Valencia, una extraordinaria igualdad entre los dos bloques en liza, derecha e izquierda, dejando abierta la posibilidad de que el PP -que sería el partido más votado- recupere la Alcaldía que perdió en los comicios de 2015. Los populares, con María José Catalá como candidata, son una opción que va en alza, aunque para poder gobernar necesitarían el respaldo de Vox, formación que como está ocurriendo en el resto de España multiplica sus apoyos. Por lo que podría pasar de los dos ediles que obtuvo hace tres años a cinco o seis. Y como también sucede en el resto del territorio nacional, Ciudadanos cae sin freno y desaparece del hemiciclo de la plaza del Ayuntamiento. El sondeo refleja una división en el que cada bloque tendría asegurados dieciséis concejales, bailando el número treinta y tres, que sería el que daría o quitaría el bastón de mando.
De los porcentajes que hoy publica este diario llama poderosamente la atención que Compromís, la coalición del actual alcalde -que todavía no ha aclarado si se volverá a presentar o no- no sólo repetiría el resultado de hace tres años sino que lo mejoraría ligeramente, sin sufrir desgaste por una gestión cargada de incumplimientos, retrasos y promesas vacías. Pero que goza del aplauso y la fidelidad incondicional de una clientela dispuesta a perdonar estos y cualquier otro error. El problema, para el equipo de gobierno, es que el otro socio, el PSPV, es una marca a la baja, a pesar de que su candidata, Sandra Gómez, reclamara recientemente a Ribó la llegada de su momento de gloria. No parece que vaya a ser así, a tenor de lo manifestado por los encuestados. Como también es un problema para la izquierda que Unidas Podemos siga siendo una opción marginal y sin prevista representación municipal, a la espera de que se concreten posibles pactos preelectorales. En definitiva, un escenario apasionante y cargado de incertidumbre que augura una guerra sin cuartel por el control de la tercera ciudad española, no ajena a los vaivenes de la política nacional pero con los perfiles propios que aportan los problemas no resueltos tras siete años de Ribó como alcalde: el Cabanyal, la Marina, la turistización del centro, el botellón, la suciedad de las calles, la ampliación del Puerto, el nuevo estadio...