Borrar
Urgente Centros comerciales abiertos este viernes en Valencia

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Nunca acabaré de entender la costumbre de los discursos de fin de año de los presidentes autonómicos. Como si fueran jefes de Estado, con una escenografía muy cuidada, cargada de simbolismo identitario, y dirigiéndose a los ciudadanos como hace el Rey de España en Nochebuena. Cabría preguntarse si se recurre a ese formato porque existen televisiones regionales que, entre otras cosas, deben servir para semejante cometido. Algo así como, ya que la tenemos vamos a darle un uso apropiado. Aunque, al menos en Valencia, se mantuvo el mensaje en los años en que cerró Canal 9 y todavía no estaba en marcha À Punt. El caso es que la cifra de audiencia que cosechó Ximo Puig el pasado lunes debería hacer meditar a los dirigentes del palau sobre la conveniencia de mantener una herramienta de comunicación que parece más que superada. Apenas 16.000 valencianos siguieron la alocución del líder del PSPV, emitida al mediodía aunque grabada en fechas precedentes, lo que representa una cuota de pantalla del 1,8%. Y estamos hablando de un público potencial de 5 millones de habitantes en la Comunidad, aunque muchos de ellos no deben de tener todavía sintonizada la cadena autonómica. Otros presidentes lograron mejores cifras: Susana Díaz fue vista por 350.000 andaluces, quizás por el morbo de contemplar a quien ha sido derrotada allí donde parecía imposible que algo así sucediera; y Quim Torra alcanzó una cuota de pantalla del 19,5% en ese aparato de agitación y propaganda llamado TV3, aunque todo lo que sucede en Cataluña hay que pasarlo por el tamiz del desafío independentista, una situación de anormalidad que no permite comparar este dato con el resto de comunidades. Puestos a mirar lo que hicieron otras autonomías es inevitable pararse en Aragón, donde la cadena regional programó por la noche 'El viaje', un recorrido en tren de casi cuatro horas desde la estación de Zaragoza a la de Canfranc con la imagen captada por una cámara fija desde la cabina del maquinista. Una experiencia que forma parte de la conocida como 'slow TV' (televisión lenta) y que contra todo pronóstico atrapó a 30.000 aragoneses, con un 'share' del 6,7%. Puede ser opinable el que uno se siente ante la pantalla del televisor y se dedique a ver cómo avanza un ferrocarril (existen algunas grabaciones de estas características que son realmente impresionantes al discurrir por terreno montañoso, a veces en medio de una gran nevada) pero lo que admite muy poca discusión es que los 16.000 valencianos que a la hora de comer del último día del año sintonizaron la cadena À Punt y se quedaron a escuchar el discurso del molt honorable son unos héroes civiles, unos ciudadanos dignos de admiración. ¿Pocos 16.000? Me parecen muchísimos.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios