Hartazgo entre los colegios dañados por la dana ante la lentitud de las reparaciones

Hasta la fecha han organizado protestas las Ampas de los centros Vil·la Romana de Catarroja, Blasco Ibáñez de Beniparrell y Alameda de Utiel. Y el día 27 le llegará el turno a la comunidad educativa del Ceip Orba de Alfafar. Hace meses ya hicieron lo propio las familias de los centros de Paiporta y las del IES Berenguer Dalmau de Catarroja.

La riada provocó daños estructurales en varios de sus pabellones y desde entonces permanece vallado. El alumnado está acogida en el colegio La Fila, también de Alfafar, en el que se instalaron prefabricadas para darles cabida. Sin embargo, sigue faltando espacio, lo que dificulta la convivencia de ambas comunidades educativas. El futuro a corto plazo pasa por varios cursos en módulos prefabricados que siguen sin montarse, aunque la parcela ya está preparada. En una carta abierta se califica la situación de «insostenible» y se exige «información clara y por escrito» sobre los plazos a los que atenerse -se les llegó a decir que podrían ocuparlos tras Pascua- y que se garantice la «igualdad de oportunidades y una educación de calidad» para su alumnado.

Además, consideran que sería fundamental disponer de las instalaciones modulares en mayo «para tener tiempo suficiente para preparar el centro» y reclaman la creación de «un canal de comunicación directo con los responsables del montaje y de la reconstrucción del colegio», de manera que el profesorado «pueda aportar su visión pedagógica y garantizar unas condiciones adecuadas». Se harán escuchar el martes 27, con una marcha que recorrerá parte del municipio, pasando por el centro original y acabando en el ayuntamiento.

La riada arrasó la planta baja, y sólo ha vuelto a las instalaciones, ocupando el piso elevado, el alumnado de 4º, 5º y 6º de Primaria. El resto está repartido entre el Bertomeu Llorens y el Jaume I. «Hay familias con los hijos separados, en algún caso con uno en cada centro, lo que provoca un desgaste brutal», dicen desde la Ampa, muy crítica con la evolución de las reparaciones. Todavía faltan trabajos de carpintería, pintura y los baños. «Van especialmente lentos», lamentan. Protestaron el 9 de mayo, y reclaman a la administración un plan de actuaciones para saber qué les depara el futuro a corto plazo. O lo que es lo mismo, cuándo podrán volver a reagruparse.

La riada afectó al forjado sanitario y al muro perimetral, que cayó en algunos tramos. Sólo se ha actuado en el cerramiento, pues las intervenciones interiores estaban pendientes de unas catas. Los alumnos se desplazan a diario a dos centros de Silla y han sufrido problemas con el transporte escolar, pues sólo disponen de dos buses cuando precisarían de tres, por lo que uno tiene que hacer doble turno. En la práctica, no están recibiendo todas las horas lectivas semanales, y tampoco pueden beneficiarse de las extraescolares de los centros de acogida. La Ampa ya ha organizado dos concentraciones, cortando la avenida principal de Beniparrell. Y ya han convocado dos más para los días 19 y 29.

Los 400 alumnos están repartidos en cinco ubicaciones distintas del municipio -incluidos los barracones para los de ciclos formativos- y la comunidad educativa desconoce cómo se organizarán el curso que viene. Tampoco tienen información sobre la rehabilitación del instituto, que sigue pendiente. Sólo se ocupará la planta elevada, dejando la baja, que quedó completamente anegada, diáfana. Las familias protestaron el pasado viernes, en la plaza del Ayuntamiento.

Es, junto al Orba, uno de los ocho colegios que pasarán varios cursos en barracones. El montaje está avanzado, con la previsión de que se termine a finales de mayo, aunque la Ampa teme que no dé tiempo a hacer la mudanza, teniendo que retrasar su ocupación al nuevo curso. Los alumnos están en centros de Picassent, Mislata y Massanassa. La comunidad educativa lamenta no tener información sobre el futuro del centro original: qué plazos se manejan para su derribo, si su reposición será en el mismo solar o si se buscará otro por el riesgo de inundación.

Los IES María Carbonell (Benetússer), 25 d'Abril (Alfafar) y el de Albal sufrieron cuantiosos daños en sus plantas bajas. En el primero sólo faltan detalles en el gimnasio o el patio, así como la apertura de la zona de secretaría y despachos. En el de Alfafar se ultima la adecuación de la zona de administración, que urge ante la cantidad de trabajo que supone la admisión, y también se trabaja en las aulas de talleres, laboratorios y en los espacios de los ciclos formativos. En cuanto a Albal, debía estar todo listo a principios de junio, aunque ahora se han topado con problemas con la carpintería metálica.

El conseller de Educación, José Antonio Rovira, defendió el pasado jueves en Les Corts que su departamento ha destinado veintiséis millones de euros a las obras de reparación que precisan los centros que resultaron afectados por las riadas. Según defendió, se está trabajando en medio centenar de escuelas, con cuarenta intervenciones en ejecución, siete ya terminadas y 13 en espera para poder comenzar los trabajos. Rovira también admitió que en algunos casos han tenido que afrontar «problemas» con el suministro de materiales por «falta de disponibilidad», carencias de mano de obra y «a veces» dificultades para coordinar los trabajos con la actividad docente. La previsión del departamento es que con el inicio del nuevo curso se hayan concluido todas las intervenciones, incluyendo el montaje de los barracones para los ocho centros que tendrán que ocuparlos durante varios cursos.