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El montaje de los barracones que acogerán al alumnado de los centros más afectados por el desbordamiento del barranco del Poyo avanza a un ritmo ... muy diferente al deseado por sus comunidades educativas, actualmente acogidas en otras instalaciones.
Sólo en L'Horta Sud la lista se compone de cinco escuelas, cuyos espacios originales sufrieron graves daños, incluso estructurales, por lo que tendrán que rehabilitarse completamente o derribarse y levantarse de nuevo. Mientras se avanza en estos proyectos, los alumnos estudiarán varios cursos en aulas prefabricadas, aunque en ningún caso se ha llegado a tiempo para cumplir con la estimación que trasladó la Conselleria de Educación: tras las vacaciones de Semana Santa y Pascua. Además, en tres no será posible ocuparlas hasta el curso que viene, según la información recopilada por LAS PROVINCIAS.
El conseller de Educación, José Antonio Rovira, en las dos ocasiones en las que se ha referido a los plazos para finalizar las tareas de montaje, ha trasladado la misma idea. Básicamente que la previsión era que estuvieran listas tras las vacaciones, de manera que los desplazados pudieran retornar a ubicaciones en sus propias localidades. La única excepción, justificada en la complejidad de los trabajos, era la del instituto Berenguer Dalmau de Catarroja.
El colegio L'Horta de Paiporta es el mejor posicionado para un pronto retorno. Las aulas modulares, las primeras en adjudicarse, ya están instaladas en el patio del colegio Jaume I, en la propia localidad, así como en una parcela anexa, en la que este lunes se trabajaba allanando la superficie de la zona que hará las veces de recreo. Los interiores están prácticamente finalizados a falta de algunos detalles, y queda por adecuar la puerta de entrada, que se tuvo que ensanchar para permitir el paso de vehículos pesados.
Actualmente los 369 alumnos son trasladados a diario a dos centros de Valencia: los colegios Les Arts y Almudena Muñoz. La previsión que se maneja es que las instalaciones provisionales se puedan ocupar en un plazo de días o de alguna semana. La comunidad educativa ya ha organizado la jornada de puertas abiertas para dar a conocer el nuevo espacio, tanto a las familias con hijos ya matriculados como a las interesadas de cara al próximo curso que quieran participar en el proceso de admisión.
La previsión en el instituto Berenguer Dalmau de Catarroja, recurriendo a las palabras del propio José Antonio Rovira, es que el montaje finalice a lo largo del mes de mayo. Los 77 barracones, a doble altura, ocupan una parcela municipal que se empleaba sobre todo durante las fiestas del municipio, y se trabaja en la adecuación interior de los módulos situados en la parte sur del terreno. Sus 1.400 alumnos estudian actualmente en tres centros distintos de Mislata y Picassent, incluyendo a los de FP. Fueron los últimos en recuperar la presencialidad, a finales de febrero.
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Los plazos son mucho menos halagüeños para las familias del colegio de Primaria Lluís Vives y de la escuela infantil Ausiàs March de Massanassa, que en origen estaban situados en instalaciones anexas, pues son centros adscritos (los alumnos pasan directamente de uno a otro). Tras la dana los primeros fueron acogidos en la antigua escuela de Magisterio de la Universitat de València, mientras que los segundos son transportados hasta el colegio Jaume I de Alcásser.
Los módulos provisionales, para 614 niños, se instalarán en una parcela del polideportivo municipal, exactamente un antiguo campo de fútbol, aunque todavía no han empezado las labores de montaje, pues se trabaja en la adecuación del terreno y la instalación de servicios. Las obras fueron las últimas en adjudicarse y fuentes de la AMPA explican que se les ha trasladado que podrán utilizar las instalaciones ya de cara al inicio del próximo curso.
Los 262 estudiantes del colegio Orba de Alfafar fueron acogidos en otro centro del municipio, La Fila, en el que ya se instalaron prefabricadas por las necesidades de espacio. Su próxima ubicación será una parcela situada en la zona de los Alfalares, junto al paso elevado que llega a Alfafar desde la zona comercial. Está situada a casi un kilómetro del emplazamiento original y todavía no se ha iniciado el montaje, aunque el terreno ya está allanado. Fuentes municipales explican que la idea es ocupar el nuevo espacio en septiembre.
Otro centro de la zona cero que sigue sin volver es el Blasco Ibáñez de Beniparrell, cuya Ampa ha organizado una protesta este lunes para denunciar su situación. Su caso es distinto a los anteriores, pues la afectación no fue tan grave y la previsión es que puedan volver al centro original, sin pasar por barracones.
El problema, según ha denunciado la asociación, está en la lentitud de las reparaciones, pues aunque se ha reconstruido el muro perimetral (a falta del vallado superior), no se ha actuado en el interior, a la espera de unas catas cuyos primeros resultados no fueron concluyentes. Según ha explicado Fampa Valencia a través de un comunicado, se han realizado visitas técnicas muy espaciadas en el tiempo y la falta de cerramiento ha provocado robos y actos de vandalismo en el interior. Además, también tienen problemas con las rutas de transporte, pues se precisaba de tres servicios y solo se asignaron dos, lo que provoca pérdida de horas lectivas y la imposibilidad de participar en las actividades extraescolares de los centros de acogida: los colegios Verge dels Desamparats y El Patí de Silla.
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