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Destrozos de la dana en Chiva. JESÚS SIGNES

La jueza incorpora a la causa de la dana un nuevo informe crítico con la CHJ

El estudio, firmado por el exconseller Burriel, considera «muy insuficiente» la cobertura de los medidores del SAIH para vigilar los barrancos de la demarcación del Júcar

Pablo Alcaraz

Valencia

Viernes, 7 de noviembre 2025, 00:32

La jueza que investiga la causa de la dana, Nuria Ruiz Tobarra, ha incluido en el procedimiento un informe de Eugenio Luis Burriel de Orueta, ... quien fuera gobernador civil de la provincia de Valencia dos meses después de la pantanada de Tous y conseller de Obras Públicas bajo la presidencia de Joan Lerma, en el que aporta algunas claves sobre la gestión de inundaciones en territorio valenciano. En el estudio requerido por la instructora, el catedrático emérito de Geografía por la Universitat de València califica la cobertura del Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH), con el que la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) controla los cauces de la demarcación, como «muy insuficiente» en lo referido a los barrancos.

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La magistrada, además de haber incorporado este documento al procedimiento, ha acordado la declaración de Burriel en calidad de perito atendiendo así a la petición de la acusación popular ejercida por Acció Cultural del País Valencià (ACPV).

En el estudio 'La experiencia de las emergencias por inundación en la provincia de Valencia entre 1983 y 1990. La importancia de la lectura geográfica de este riesgo', el delegado del Gobierno en la Comunitat entre 1984 y 1989 y conseller de Obras Públicas hasta 1995, asegura que el SAIH vino a resolver los «muy escasos medios disponibles hace cuatro décadas» para avisar a la población del riesgo de inundaciones, pero critica que a día de hoy «no existe en los barrancos». Cabe recordar que este sistema empezó a estar operativo en la región a partir de otoño de 1987.

«En algunos más importantes hay algún punto de aforo de la Confederación Hidrográfica (a día de hoy sólo uno en el del Poio) lo que resulta muy insuficiente para evaluar el riesgo de esas cuencas», señala el experto que ahonda su reproche afirmando que la CHJ no dispone de ningún medidor de caudal en la ramblas de más corto recorrido y cuenca de menor extensión. «En los barrancos, por tanto, sigue resultando hoy imprescindible la información directa del caudal circulante», concluye.

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Para más inri, el catedrático emérito de la UV sostiene que existe un margen de tiempo de dos horas con el que se puede avisar de una avenida en la rambla del Poyo a poblaciones como Chiva, Torrent y el resto de l'Horta Sud. Según la experiencia adquirida en otros episodios de lluvia acaecidos ya en los 80, también se dispone de un lapso similar en el barranco de La Saleta para avisar a Aldaia y Xirivella. De hecho, lo demuestra con un ejemplo de noviembre de 1983 en el que se alertó de una crecida a los alcaldes de Aldaia, Xirivella y Torrent permitiendo desalojar las zonas inundables de dichas localidades.

Asimismo, Burriel exhibe otro ejemplo de alerta temprana, ya con el SAIH operativo, en noviembre de 1989 en la cuenca del Magro. En aquel entonces, unas fuertes lluvias afectaron a su curso bajo de este río y, pese a todo, se logró avisar a Algemesí con dos horas de antelación tanto de la llegada de la punta de la crecida como de su duración.

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En el apartado de las conclusiones, el gobernador civil tras la pantanada de Tous destaca sobremanera que, pese a los medios tan limitados de información de los que se disponían hace 40 años, «es posible dar un aviso a tiempo de la inundación». «Y ello no sólo en los ríos más importantes y con caudales permanentes, sino también en los barrancos con cuencas extensas y largo recorrido, como el del Poio o el Carraixet», insiste.

Alerta temprana

No obstante, Burriel hace una salvedad con los cauces de recorrido corto, pendientes muy fuertes y cuenca poco extensa. El catedrático señala que en estos casos hay que reforzar la previsión y dar una alarma «muy temprana», concretamente en cuanto se conoce la previsión meteorológica de lluvias intensas: «Es preferible 'pasarse' en el aviso que correr el riesgo de no avisar a tiempo», resume.

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Además, también remarca que los medios técnicos «son muy importantes, pero no suficientes» para la gestión de estas crisis dado que, a su parecer, lo decisivo es que la respuesta ante desbordamientos «sea una preocupación central del Gobierno Autonómico». En los 80, la administración que ostentaba la competencia en prevención, seguimiento y dirección de la emergencia era el Gobierno central pues todavía no se le había cedido dicha potestad a la Generalitat.

«Debe de estar siempre muy claro el responsable último de tomar la decisión de dar el aviso de la inundación. Y éste no podrá nunca ser una máquina automática, ni un técnico, sino quien por su cargo deba de responder ante la sociedad que le ha atribuido esa competencia», apunta Burriel en otra de las conclusiones apelando a la responsabilidad política en el mando de la emergencia.

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A su juicio, también resulta «imprescindible» tener conocimiento de la información disponible o el territorio afectado por el riesgo y aboga por complementar los medios técnicos con la observación directa del caudal, especialmente en el caso de las ramblas, para alertar de su estado.

El experto ensalza la importancia de tener operativos los planes municipales de actuación en localidades con peligrosidad elevada, probarlos mediante simulacros previos e involucrar a los alcaldes «desde el primer momento» en la gestión de la crisis. A s vez, también expone la relevancia de seguir la evolución del riesgo «desde la primera noticia de la posibilidad de una situación meteorológica peligrosa» y, en la misma línea, convocar el centro de coordinación de la emergencia «en cuanto se confirme la posibilidad de precipitaciones intensas, sin esperar a que la situación sea grave».

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«Hay que arriesgarse a decidir dar el aviso de inundación, aunque éste resulte luego innecesario porque no llegue a producirse la inundación. Y hay que acostumbrar a la población a que es preferible un aviso 'falso' a no avisar a tiempo», incide Burriel.

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