Un estudio detecta 30 agentes infecciosos en lodo y agua acumulada las semanas posteriores a la dana
El informe, presentado por dos catedráticos de la UV en unas jornadas del Parque Científico de la Universidad Miguel Hernández, se basa en 111 muestras en puntos afectados
R. G./EFE
Elche
Miércoles, 26 de noviembre 2025, 17:01
Más de un año después de la dana se siguen descubriendo nuevas repercusiones que tuvo esa tragedia. Un estudio ha detectado la presencia de una treintena de virus y bacterias en las semanas posteriores a ese fatídico 29 de octubre de 2024, buena parte de estos agentes infecciosos se encontraron en los lodos.
Así se desprende del «Estudio sobre agentes infecciosos y riesgos de epidemias después de la dana». Algunas de sus conclusiones se han dado a conocer este miércoles en unas jornadas organizadas por el Parque Científico de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche por parte de dos de los autores del informe, los catedráticos del área de Parasitología de la Universitat de València (UV) Santiago Mas-Coma y María Dolores Bargues.
El informe se basa en la recogida de 111 muestras en distintos puntos afectados por la dana durante las tres primeras semanas tras la catástrofe, 44 de ellas en tomas de agua acumuladas y 65 en lodos. Además, se recogieron para su estudio 3.000 mosquitos y 140 caracoles, que también son vectores de transmisión de los virus y bacterias.
María Dolores Bargues ha señalado que se han observado una treintena de virus y bacterias como agentes infecciosos, la mayor parte concentrados en los lodos arrastrados más que en las aguas. También ha remarcado que se ha visto una elevada cantidad de mosquitos, «inusual para un mes de noviembre», lo que agravó la situación sanitaria por su capacidad como vectores de transmisión de enfermedades.
Entre las enfermedades «postdesastre» más comunes tras la dana de Valencia, destaca la incidencia de dolencias gastrointestinales, especialmente la diarrea, así como infecciones respiratorias al inhalarse moho en numerosos lugares afectados por la riada. Para la experta, los microorganismos detectados son muy variables en cuanto a especies y se han visto distintos tipos de transmisión, ya sea por la falta de equipos de protección, la falta de higiene, la presencia de heridas o por la transmisión a través de animales.
Según ha apuntado Bargues, las consecuencias sanitarias de esta situación se verán a largo plazo. Y ha alertado de la incidencia en los colectivos más vulnerables como son la población infantil y los ancianos, especialmente los dependientes.
Contaminación fecal
Otro de los datos más llamativos ha sido el hallazgo de elevadas tasas de contaminación fecal, ya sea por las fuentes humanas como procedentes de las numerosas explotaciones ganaderas afectadas de ovejas, cabras y équidos, así como por los perros y gatos, de donde los microorganismos detectados tuvieron una alta capacidad como patógenos. Las intensas oleadas de agua contribuyeron a este grave problema de contaminación fecal, ya que generaron arrastres masivos. También influyeron la ruptura de tuberías de aguas residuales, la destrucción de las redes de canalización de desechos y la obstrucción de los sistemas de alcantarillado
Todo ello combinado propició numerosos episodios de gastroenteritis, enterocolitis y distintas variantes de diarrea y episodios de septicemia, según la catedrática de la UV.
Asimismo, Bargues ha puesto de manifiesto que las inundaciones son el desastre natural más frecuente en el planeta, con el 40 por ciento del total en el mundo y con más de 53.000 muertes solamente en la última década.
A pesar de ello, ha incidido en que aún hoy apenas existen datos sobre los efectos que provocan en la salud de las personas «ni a corto ni a medio y largo plazo», por lo que uno de los objetivos a futuro es seguir estudiando cuál es la supervivencia de los agentes infecciosos y su capacidad de propagación.
Por su parte, Santiago Mas-Coma ha afirmado que la dana fue «un desastre sin precedentes, mucho peor que (el huracán) Katrina». Según ha recalcado, coincidieron tormentas devastadoras, aparato eléctrico, granizo y un vendaval con precipitaciones de hasta 770 litros por metro cuadrado en puntos como Mas de Calabarra (Valencia).
Este catedrático ha hecho hincapié en que hay aspectos de salud pública aún por esclarecer. Como ejemplo, ha explicado que días después de la riada apareció en Chiva «una especie de niebla con polvillo blanco» que provocaba irritación en la garganta. Este mismo fenómeno se observó unas jornadas más tarde en Reino Unido y después en Estados Unidos sin que se sepa el motivo y la relación entre los tres puntos del planeta, ha apuntado.
Además, Mas-Coma ha alertado de que una de las prioridades que preocupan a los expertos es evitar que la malaria no se vuelva a presentar en la Albufera, donde lleva años erradicada. Según ha comentado, esta enfermedad sigue existiendo en el Delta del Ebro y hubo voluntarios procedentes de esa parte del Mediterráneo que pudieron traer el mosquito en sus vehículos.
Del mismo modo, el experto ha lamentado que el mensaje Es-Alart fuera enviado demasiado tarde, a las 20.11 horas, cuando Japón había avisado la víspera a sus ciudadanos en la zona y la UV había dado orden de evacuar al mediodía. Y ha añadido que los vehículos, especialmente los eléctricos porque las baterías eléctricas se colapsaron por el agua, se convirtieron «en ataúdes flotantes».