La cara divertida y curiosa del serio trabajo de los notarios

El notario es una figura que muchos asocian con la seriedad debido al trabajo que desarrollan, pero en su día a día no todo es sobrio. A veces son testigo de situaciones divertidas y curiosas, y los periodistas Javier Ronda y Marián Campra las han recopilado en un libro. 'Notario de guardia' recoge más de 200 anécdotas, salpicadas por una decena de ilustraciones de Pachi.

Ronda destaca la importante aportación de los notarios de la Comunitat Valencia, que se refleja en las páginas del libro. Una de sus anécdotas favoritas tiene que ver con la picaresca. Cuando un notario acude levantar acta del funcionamiento de un molino junto a un río de cara al justiprecio de una expropiación.

El dueño le lleva para que vea desde cierta distancia que las aspas dan vueltas. Sin embargo, detecta que no es un movimiento fluido y quiere verlo desde otra perspectiva. El propietario no paraba de darle prisa para que acabara y se fueran. Entonces asomó del agua la cabeza de un hombre renegando porque se ahogaba al llevar tanto sumergido y empujando las aspas.

Los testamentos también dan sorpresas. Una mujer de L'Olleria acudió a un notario para saber qué dejaba su marido a la querida porque aparecía la frase en «términos ana-logos» y ella no se llamaba Ana.

Además son testigos de venganzas, como la de una mujer de Burjassot que en su última voluntad pide a sus sobrinos que su piso se alquile siempre a estudiantes para molestar al vecino.