El bombero que vigilaba el barranco del Poyo: «No había nadie que nos dijera qué consecuencias tenía el agua que iba por la rambla»
El testimonio del oficial evidencia que a las 17.30 horas la crecida «iba a ras» en Ribarroja
«No hay personal con capacidad para decir: 'en este barranco, con esta altura, las consecuencias serán…». Así lo aseguró en sede judicial M. Alonso, ... el oficial de guardia de bomberos del Consorcio Provincial de Bomberos de la Diputación de Valencia que el 29 de octubre fue a vigilar el barranco del Poyo. En la declaración del especialista ante la jueza Nuria Ruiz Tobarra, Alonso lamentó esta falta de concreción respecto a qué significa que por el barranco el agua llegue a los 40 o a los 80 centímetros de altura: «Es algo que debería estar reflejado en el plan especial, y debería tener, en los puntos en que es interesante llevar el control, el dato directamente, o que el plan dispusiese de personal con capacidad para poder interpretarlo». «No es una cuestión de ser ingeniero, sino de tener unos conocimientos muy específicos. No había nadie con ese conocimiento. Ellos pueden alertar de una altura determinada, pero la consecuencia tiene que hacerse un estudio con un trabajo previo por gente cualificada», aseguró.
En su declaración, Alonso indicó que uno de los avisos que llegaron a Emergencias a las 17.30 horas «comunicaba que, en el barranco del Poyo, el agua iba a ras por la zona de Ribarroja». «No sé si puede haber más con informaciones de este tipo. Yo intenté recopilar los casos que nos llegaron a nosotros», ha dicho el oficial de bomberos, que explicó que fueron retirados del Poyo «cuando la lámina de agua bajó».
Según su descripción de los hechos, fueron movilizados a las 13.05 horas del día 29 de octubre. Su trabajo era ir a ver las escalas del Poyo en Ribarroja. Alonso las describió como «unos hitos que hay marcados en los puentes y se supone que las alturas se dan restando hitos a la altura, o sea, cuántos ves, en función de eso se puede determinar la altura del agua». La primera lectura fue de 80 centímetros y después de 50 minutos «había bajado a una lámina de unos 40 centímetros». «En esas circunstancias solicitamos instrucciones al centro de comunicación y nos dicen que nos retiremos a base. Ese hecho es porque se entendía que lo que se estaba haciendo es una comprobación del nivel de agua porque había habido anteriormente una alerta, lo que se llama un aviso especial, por una crecida en el barranco del Poyo», comentó.
«El sargento coordinador entiende que la tarea ya está finalizada y lo comunica por el grupo de comunicaciones, que son como canales de radio que se emplean normalmente para la movilización de estos recursos, este grupo esta monitorizado en la sala de coordinación de emergencia. Esa comunicación se da a través de un canal de radio, con el Centro de Coordinación de Emrgencias, y un operador de comunicaciones siguiendo instrucciones del coordinador de recursos nos comunica que nos podemos a base. En el centro de coordinación y control de bomberos hay un sargento coordinador de recursos que es el que normalmente se encarga de las movilizaciones, en incendios o salvamento de cualquier tipo», explicó Alonso.
El bombero añadió que una vez retirada la brigada «en ningún momento» se volvió a contactar desde el CCE para preguntar por nuevas lecturas. «Lo que se hace para llevar el seguimiento son lo que se llaman rondas periódicas de seguimiento o informativas, supongo que llevaban el seguimiento con otros posibles informantes, pero a nosotros desde luego, ni a lo largo de toda la emergencia, ni cuando la evidencia dejaba claro que el barranco estaba desbordado, ni en el Centro de Comunicaciones ni por lo que tenemos conocido en Cecopi, no se volvió a preguntar por las posibles lecturas o la situación de los barrancos», aseguró Alonso.
Además, el oficial añadió que cada punto de vigilancia o escala tiene una ficha donde viene el punto exacto desde donde se tiene que hacer la observación y una especie de plantilla donde puedes apuntar lo que estas observando a cada hora. «Las fichas de seguimiento hablan de nivel crítico, que es la altura a partir de la cual los daños aguas abajo pueden ser graves, y la mayoría de las fichas no tienen ese nivel crítico apuntado. Se supone que en el CCE sí que hay gente con capacidad de interpretar lo que está pasando. La última actualización del plan es de 2021, y las fichas, que hay del orden de 75 en la Comunitat Valenciana, no sé si en alguna de ellas aparece esa altura que permitiría de manera sencilla poder decir: 'aquí se ha alcanzado la altura crítica'», explicó Alonso, que insistió en que los ayuntamientos y la Confederación Hidrográfica del Júcar también podía dar información: «En el caso de Paiporta, el punto bueno de observación está desde una ventana del Ayuntamiento».
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