Los arroceros de la Albufera pierden ya dos millones mientras las lluvias agravan la crisis de la paja del arroz
La Conselleria de Medio Ambiente espera que pase el temporal para tomar medidas mientras los agricultores califican la situación de desastre
Las lluvias continúan y se espera que esta sea la tónica al menos durante algunos días más. Y en la Albufera se está notando. Las ... precipitaciones están agravando la situación por la atraviesan los arroceros tras una cosecha que ha sufrido fuertes mermas por el hongo de la pyricularia, especialmente en las variedades más tradicionales del parque.
La primera valoración de urgencia efectuada por la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) cifra en dos millones de euros las pérdidas ocasionadas por las inundaciones en parcelas de arroz como consecuencia de las lluvias provocadas por la dana Alice. Además, la organización agraria advierte de más daños localizados en cítricos, caquis y hortalizas a causa de temporales de pedrisco -en Silla y Sueca- y problemas por exceso de humedad si las lluvias continúan con intensidad a lo largo de los próximos días.
El agua que está llegando al parque natural de la Albufera desde La Ribera y L'Horta Sud ha inundado más de 500 hectáreas de arrozales que estaban a punto de ser segados, hasta tal punto que el nivel del agua ha alcanzado las espigas y causado la pérdida del valor comercial del arroz. Los términos más afectados son Catarroja, Massanassa, Albal y Silla, donde aún quedaba una semana de siega y el agua ha saltado por encima de las motas. Esta zona arrocera ya fue gravemente dañada por la dana del año pasado, incluso con áreas que no pudieron sembrar el arroz y ahora se ve nuevamente castigada.
Las lluvias también han venido acompañadas de granizo en Silla -la noche del miércoles al jueves- y en Sueca -este lunes al mediodía- que ha provocado siniestros de diversa consideración en caquis y cítricos, dos cultivos que estaban iniciando el grueso de la recolección. Los golpes de la piedra ya son visibles en los frutos de caquis, que tienen la piel más sensible, mientras que en los cítricos se podrán observar los efectos en los próximos días.
Pero a los daños causados por el temporal se unen los problemas surgidos entorno a la paja del arroz. Las expectativas para los arroceros son muy negativas. La quema está cada vez más complicada. Los restos de la cosecha se han mojado con estas lluvias por lo que incinerarlos es una alternativa casi inviable, según señala José Pascual Fortea, delegado de AVA en la sectorial arrocera.
De esta forma, la quema aparece como una opción casi descartada salvo en zonas puntuales como las partes más elevadas del parque. En el resto prácticamente no se plantea esta posibilidad.
La otra alternativa para los agricultores de la Albufera es la recogida de la paja del arroz. Pero esta posibilidad también se ha visto lastrada por las lluvias. Los campos están casi impracticables por los encharcamientos de forma que la maquinaria que empaca los restos de la cosecha no puede entrar en estas explotaciones porque se hunden haciendo muy difícil su retirada.
Así, la Conselleria de Agricultura sólo ha recibido peticiones para recoger 172 hectáreas (el equivalente a a unas 850 toneladas métricas) . De ellas 400 toneladas ya han sido empacadas y el resto está pendiente de ser retirada del campo.
Esta cantidad supone que sólo el 1% de la superficie de los arrozales del parque natural de la Albufera (los campos de arroz ocupan unas 17.000 hectáreas del paraje) han solicitado la recogida de estos restos de la cosecha. La cifra es aún inferior a las manejadas en otras ocasiones (por ejemplo en 2020 se retiraron 1.800 toneladas en total tras la campaña) que se calcula entre un 3 y un 4% de total de lo producido en la cosecha.
La recogida de la paja del arroz nunca ha tenido mucho predicamento entre los agricultores. No ha sido la opción elegida y siempre han preferido proceder a la quema de los restos al considerar que combate mejor los riesgos fitosanitarios.
Eliminadas estas dos alternativas, a los agricultores de la Albufera únicamente les queda fanguear, meter en la tierra la paja del arroz. Esta operación que se realiza todos los años en esta ocasión se presenta más complicada por varios factores. Por un lado, la cantidad para enterrar es mucho mayor. Habitualmente este procedimiento se aplica cuando se ha quemado la mayor parte o ha sido recogida. En esta ocasión, no ha sido así y el volumen será más elevado.
Por otra parte, en la mayoría de campos el agricultor ya ha amontonado en un extremo la paja, un paso previo a su quema o a su recogida. De esta forma, según detallan los agricultores. fanguear es mucho más complicado por las cantidades amontonadas de estos materiales. «Va a ser muy difícil. Es un desastre», resume Fortea.
La orden de quemas emitida por la Generalitat este año permite la quema de los rastrojos de la cosecha en el periodo comprendido entre el 10 de octubre y el 31 de diciembre. Es decir, podría haber empezado el pasado viernes.
La orden establece que se permite la quema en el parque natural siempre que sea por motivos fitosanitarios. Por otro lado, Vaersa, la empresa dependiente de la Generalitat, recibió la encomienda de la Conselleria de medio Ambiente de recoger, siempre de acuerdo con el agricultor, la paja del arroz. La cantidad máxima fijada para esta retirada corresponde a un importe máximo de 84.124 euros, todo incluido, empresa de retirada y personal técnico.
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