La alerta de los arroceros: la humedad impide quemar la paja del arroz y pone en jaque a la Albufera
Los agricultores vinculan la mortandad de peces con el problema y la conselleria propone retirarla con máquinas, aunque los arroceros dicen que tampoco podrán entrar por la humedad del terreno
La paja del arroz se convertirá este año en un problema para los arroceros pero también para el lago de la Albufera ya que ... el episodio de mortandad de peces que se ha producido este fin de semana se puede extender a las próximas semanas. La situación actual impide que estos restos de la cosecha puedan ser retirados o quemados, las dos alternativas que tienen los arroceros en cada campaña.
El problema es la humedad. Las lluvias acaecidas la semana pasada y las que se esperan para los próximos días han hecho que la quema de la paja del arroz sea inviable. Así lo asegura José Pascual Fortea, delegado de la sectorial del arroz de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA), que indica que «poca vamos a poder quemar».
La paja del arroz está muy húmeda y no se va a poder secar por las condiciones climatológicas y porque el rocío de las noches no facilita su secado. De esta forma, la quema es una posibilidad que cada día está más alejada. El episodio de lluvias previsto para los próximos días llega con toneladas de restos de la cosecha en los campos sin recoger.
La situación más crítica se presenta en aquellas explotaciones en las que el agricultor ha amontonado «en cordón» toda la paja en un extremo del campo para quemarla. Ahora, tras las lluvias, está ya muy húmeda y esta opción se presenta como inviable. «Igual en las zonas más altas del parque se puede quemar algo», puntualiza Fortea.
La orden de la Conselleria de Medio Ambiente autoriza la quema de la paja del arroz entre el 10 de octubre y el 31 de diciembre. Con ello, a partir del viernes de esta semana comienza el periodo hábil. Pero para estas fechas la previsión es de lluvia. «Sólo un viento de poniente podría secarla pero todo indica que lloverá», recalca el delegado de AVA.
Han sido estos restos de la cosecha los que han producido la mortandad de peces en la Albufera detectada este fin de semana. El crecimiento del nivel del lago por las lluvias de hace siete días (pasó de los 9 centímetros a los 19 en pocas horas) inundó los campos con paja del arroz y produjo la anoxia (falta de oxígeno) que originó el fallecimiento de una gran cantidad de peces en el lago.
En este sentido, fuentes de la Conselleria de Medio Ambiente ha descartado que la mortalidad se deba a un vertido y lo ha atribuido a las últimas lluvias unidas a la presencia de paja del arroz en los campos. El presidente de los pescadores de El Palmar, José Caballer, ha pedido a la administración que investigue y analice el origen de esta mortandad que se ha producido entre la mitad de la acequia de la Reina y El Perelló. «Que se implique la administración», ha resaltado.
La otra opción que ha ofrecido la Conselleria a los agricultores es la recogida de la paja del arroz. Para ello ha encomendado a Vaersa, la empresa pública dependiente de la Generaliltat, la retirada de los restos de la cosecha. Pero los agricultores consideran que es una opción inviable en la mayor parte del parque.
Así, José Pascual Fortea indica que la alta humedad en los campos va a impedir a la maquinaria entrar en las explotaciones salvo, quizás, en las zonas más altas del parque. «La maquinaria se hunde al estar los campos mojados», aclara. Además, como los restos de la cosecha están húmedos no se pueden transportar. Y es que Necesitan estar secos.
«Este año es un desastre», apunta Forteo. Es un desastre para los arroceros, pero también para el parque porque fenómenos como el de la anoxia se pueden repetir en las próximas semanas y pueden aparecer peces muertos en otros puntos del lago.
Sin quema y sin recogida de la paja del arroz, el agricultor se enfrenta a que los restos de la cosecha se queden en el campo y no tengan más remedio que incorporarlos a la tierra. Pero la tarea no es sencilla. «Cuando la paja está troceada no hay problema. Pero ahora está amontonada por lo que trabajarla va a ser muy difícil». explica Fortea.
Es el momento del fangueo, labor con la que el agricultor incorpora en la tierra los restos de la cosecha. Pero con tanta paja por recoger, la tarea se complica porque, dada su abundancia, esta vuelve a salir.
El «desastre», tal y como lo designan los agricultores, se agrava con el mal resultado de la cosecha. Los cálculos que se manejan es una merma cercana al 25% al pasar de 115.000 toneladas de una campaña normal a 90.000 en la actual. La causa ha sido el desarrollo del hongo de la pyricularia que este año ha tenido especial incidencia por la humedad y el calor. Ha afectado de forma especial a las variedades tradicionales como el arroz 'bomba' y el 'Albufera'. La merma en el caso del J-Sendra ha sido del 40% en algunas explotaciones, en especial las más cercanas a la costa que es donde el hongo ha tenido mayor incidencia.
Según los agricultores, se ha producido una tormenta perfecta con el descenso de la producción y de los precios en origen que coincide, además, con una escalada de los costes de producción, una falta de soluciones eficaces contra plagas y enfermedades y el recorte del 22%, planteado por la Comisión Europea, de las ayudas de la futura Política Agrícola Común (PAC). A todo ello se ha unido ahora el problema de la paja del arroz para completar una campaña que se puede definir como complicada.
La enfermedad de la pyricularia ha sido histórica como no se ha visto desde al menos 1911 que ha dado lugar a la peor cosecha desde hace más de un siglo.
Los agricultores han denunciado la inacción de la Unión Europea que les está impidiendo luchar contra este hongo. Porque remedios existen, pero no está permitido su uso desde hace ocho o diez años. Los productos fitosanitarios que se aplican en la actualidad no sirven de nada. El hongo ha generado resistencia a la estrobirulina y no ha habido nada que hacer. Se ha extendido a sus anchas sin resistencia. Los arroceros tienen las manos atadas en el uso de estas materias activas porque sólo se permiten el uso de este principio que ya ha generado resistencia en la planta.
Los arroceros denuncia que sí que existen productos para hacer frente a esta plaga. Pese a que están autorizados en países como Estados Unidos, Japón o Australia, la UE no los permite.
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