«Mari Carmen era una mujer valiente y luchadora, estoy muy horrorizado»

La muerte a tiros de María del Carmen Martínez López, de 72 años, la viuda del expresidente de la extinta CAM, Vicente Sala Belló, generó desde la misma noche del viernes una profunda conmoción en Alicante y en el conjunto de la provincia, donde la familia era muy conocida en los ámbitos empresariales y de la alta sociedad.

Mari Carmen, como la llamaban muchos de los que ayer se sentían «horrorizados» y «en estado de shock», era natural de Aspe y provenía de una familia adinerada. No en balde, su padre, quien al parecer todavía vive, es conocido por don Rafael y amasó su fortuna tras instalar una fábrica de gomitas de las usadas antiguamente para proteger en el bolsillo los billetes.

La mujer asesinada había unido su vida a la de Vicente Sala Belló de muy joven. Casi toda la vida junto a quien había nacido en la vecina Novelda, municipio que tradicionalmente ha tenido gran vinculación por su cercanía con Aspe. Su vida había sido discreta, incluso cuando Vicente Sala desarrolló, entre 1998 y 2009, la máxima responsabilidad institucional en la antigua Caja Mediterráneo mientras fue su presidente. No obstante, muchos de los empresarios consultados ayer por este diario que habían tenido relación con la finada y su esposo recuerdaron la presencia de ambos en muchas de las galas de la Noche de la Economía Alicantina que organiza desde hace dos décadas la Cámara de Comercio. En una de esas galas, la del año 2008, el matrimonio brilló con luz propia al otorgarse la medalla de oro y brillantes a Vicente Sala Belló, prestigioso empresario del sector de la automoción (llegó a tener las concesiones exclusivas de Porsche, Volvo y Honda en Alicante y provincia, aunque ahora tenía un negocio multimarca de coches seminuevos) y del sector químico (Compañía Española de Resinas S.L., una suerte de delegación estatal para este componente muy empleado en diversidad de sectores y que operaba, además de en España y Portugal, en México, Colombia, Brasil o argentina).

De ella destacaban ayer varios empresarios que era «una mujer valiente y luchadora, y con un carácter fuerte». Además, lamentan que «asesinen a una mujer que no ha hecho nunca daño a nadie». El matrimonio se movía entre la alta sociedad alicantina y española. No en balde, la viuda asesinada entró en contacto, gracias a la labor de la Obra Social de la extinta CAM, con la exalcaldesa de Madrid y esposa del expresidente Aznar, Ana Botella, así como con la Casa Real.