Una comisión mixta diseñará en el plazo de un año el ente metropolitano de transporte

Los ayuntamientos de Alicante, San Vicente, San Juan, El Campello y Mutxamel y la Generalitat Valenciana han comenzado ya a trabajar para el desarrollo de un auténtico ente metropolitano que gestione el transporte público, una autoridad única que rediseñe la movilidad entre estos municipios tan cercanos.

Para ello, se ha acordado la creación de una comisión de seguimiento del sistema TAM, en la que estarán representados todos y que será la que se encargará de rediseñar por completo este sistema. Un sistema que fracasó porque el Ayuntamiento de Alicante se cansó de pagarlo todo, dado que la Generalitat eludía su responsabilidad. De hecho, dejó una gran deuda con la concesionaria tras más de un año sin abonar su parte del servicio. En realidad lo único que comparte en la actualidad es el título de transporte común.

El objetivo está claro, según explican desde la Concejalía de Movilidad. «Crear un ente en el que todos estén presentes y que Alicante se ha ofrecido a liderar a nivel técnico», apunta el concejal Fernando Marcos. Siempre y cuando «la Generalitat garantice una financiación suficiente para sufragar el sistema». Se dan, para lograrlo, el plazo aproximado de un año.

Este ente gestionará de manera unificada los autobuses y el TRAM y controlará el servicio que prestan los taxis y los Cercanías, aunque no sean de su competencia estricta.

La labor más importante será la de resideñar de arriba abajo el sistema de autobuses. En la actualidad, en Alicante conviven dos concesiones, la municipal y la metropolitana. La primera la gestiona el Ayuntamiento y la segunda la Generalitat con condiciones además muy diferentes, aunque ambas las presta el grupo Vectalia.

La caducidad, en 2019, de la concesión municipal, que ha estado vigente varias décadas, y el hecho de que la metropolitana, caducada ya, no haya salido aún de nuevo abre ahora la oportunidad de unificar ambas, bien mediante una licitación o mediante la gestión directa. Así, dejaría de haber autobuses rojos o azules, serían todos iguales y, lo más importante, tendrían una gestión única, que permitiría a los ayuntamientos, sobre todo al de Alicante, planificar mucho mejor las líneas.

«Evitaríamos duplicidades, como las que se dan en la Universidad de Alicante, que tiene una parada del TRAM, una del autobús 24, que es metropolitano, y otra del 38, que es municipal, y mejoraríamos servicios deficitarios, como el transporte al Hospital de San Juan», ponen como ejemplo.

El modelo actual, presenta «deficiencias de planificación que son inevitables, ya que es poco práctico que la gestión de una línea de autobús que discurre en su mayor parte por Alicante se haga a 200 kilómetros», apuntan desde Movilidad. La duplicidad de cabezas demando y las diferencias entre las características de cada concesión hacen que sea difícil solventar las incidencias. La cercanía del Consistorio facilitaría las cosas.

Si sale a licitación, será probablemente la mayor concesión del año en España. El Ayuntamiento tiene claro que hay que partir casi de cero para reorganizar las líneas y dejar claras las pautas a quien vaya a prestar el servicio.

Además, pretende apostar por la movilidad sostenible y renovar toda la flota de autobuses, más de 80 solo los municipales, para que funcionen con energías renovables. «Es una inversión muy importante», apunta Marcos.

El edil resalta que es un gran reto, ya que a ambas administraciones les ha tocado gobernar en un momento de escasez de fondos. Sin embargo, apunta que esa circunstancia está haciendo que se tomen medidas para hacer el servicio «más eficiente» y está convencido de que la autoridad única será fundamental para conseguirlo. Sobre todo en un área metropolitana «donde los municipios están separados apenas por una calle y las necesidades de transporte son comunes porque la relación es muy estrecha».

«El Ayuntamiento y la Generalitat tienen ahora la oportunidad de cambiar por completo la movilidad y diseñar el transporte del futuro», señala.