Una verdad demasiado amarga
'Frantz' es un filme que convence totalmente, tanto por su eficacia narrativa como por su tratamiento cinematográfico en el color
Jaime Crespo
Viernes, 6 de enero 2017, 09:47
Un hombre, sabremos casi de inmediato que su nacionalidad es francesa, deposita unas flores, demostrando respeto, en la tumba de un soldado alemán, muerto en la Primera Guerra Mundial. Una mujer, la novia del soldado, queda extrañada que un desconocido haga tal ofrenda. Así empieza una sensible, emotiva y portentosa obra de François Ozon, un realizador que, hasta el presente, había desarrollado una filmografía bastante alejada del melodrama.
Conocido por proyectos controvertidos, últimamente por 'Joven y bonita' sobre las motivaciones de una chica que ejerce la prostitución, o 'Una nueva amiga' en la que un hombre termina por travestirse para mitigar la pérdida de su mujer, Ozon consigue con 'Frantz' su mejor película, a partir de una obra de teatro que ya fue llevada al cine, en 1932, por Ernst Lubitsch con el título de 'Remordimiento'.
Rodada la mayor parte en blanco y negro, el color es utilizado solamente en las secuencias que denotan momentos de entusiasmo y alegría en los personajes, el filme describe con bastante sentimiento la zozobra de este visitante francés que ha acudido a una localidad alemana con el propósito de liberarse de una situación de culpa que le atormenta.
Ante los padres del soldado fallecido en combate, y la novia de éste, se descubre como amigo del hijo perdido en la guerra. Se habían conocido, años antes, en París cuando Frantz, un virtuoso del violín, había acudido allí. Juntos visitaron el Louvre y a ambos les gustaba un cuadro del pintor impresionista Edouard Manet. Su desgarro al recordar a su amigo frente a sus padres, los deseos de éstos por conocer esos momentos de amistad entre ambos, están mostrados con absoluta afectividad.
Al tiempo, la narración muestra la atmósfera de rencor hacia el extranjero de una forma general por algunos habitantes del lugar y, solo al principio, por parte de esta familia, que luego se ve reconfortada ante las sucesivas visitas de éste hasta que estalla la verdad, demasiado amarga, ocultada en la conciencia de un hombre necesitado de perdón.
No descubriremos el giro que toma esta fabulosa tragedia en su segunda mitad. Solo diremos que la actriz Paula Beer compone un personaje tan compungido como feliz. Es capaz de impresionar con su mirada a cualquier espectador y es portadora con eficacia de lo que propone el guión, en ese modo de conducir la historia a derroteros donde brilla la esperanza frente a tanto desconsuelo. 'Frantz' es un filme que convence totalmente, tanto por su eficacia narrativa como por su tratamiento cinematográfico en el color.