El temporal deja campos y sótanos anegados en Correntías y Molins
El casco urbano de Orihuela recupera la normalidad con garajes afectados y barro sobre todo en la zona del Puente del Rey y la nueva ronda de circunvalación
Pilar M. Maciá
Miércoles, 21 de diciembre 2016, 01:54
El sol trajo ayer la calma a la Vega Baja después de tres días grises de temporal que dejan tras de sí campos y sótanos anegados, en especial en la cuña de tierra que se forma entre el Segura y el Reguerón en Molins y en la cercana pedanía de Correntías donde el agua incluso hizo desaparecer la Vereda Los Plátanos, sumergida a su paso junto al Camino Viejo de Bigastro. El índice de curiosos sobre todo en los puentes del cauce urbano, bajó en la misma proporción que el caudal del río a su paso por Orihuela, mucho más bajo que en la jornada anterior, y hoy se restablecerán las clases en los colegios y los servicios que han permanecido cerrados estos días.
Poco a poco se volvió a la normalidad y el nivel de alerta por inundación se rebajó por la mañana de 2 a 1, aunque a los vecinos de las calles San Antonio y Argentina de Molins aún les quedaba mucha agua que achicar en los sótanos de sus casas. La Brigada de Emergencias de la Generalitat les ayudó con maquinaria que alivió el caudal que se filtraba al alcantarillado desde los huertos anegados de cosechas perdidas y agua procedente tanto del Reguerón como de una compuerta cercana al Azarbe Los Caballos en Correntías que al parecer no pudo cerrarse de forma correcta. En el casco urbano las tiendas de la calle San Pascual funcionaban aunque las labores de limpieza seguían en las que se vieron afectadas por el agua. Los 'diques' de ladrillos colocados en sus entradas se retiraron y las calles se limpiaron por la noche por lo que la situación fue de práctica normalidad. Las calles donde más huellas quedaban de lo ocurrido eran las que se vieron más afectadas, sobre todo en la parte de la Plaza Alfonso XIII con comercios todavía pendientes de los seguros y de la limpieza para poder retomar su actividad, sobre todo teniendo en cuenta que la de Navidad es la campaña más importante del año a nivel comercial y los empresarios no querían perder más tiempo del justo para poner en marcha sus negocios tras el obligatorio cierre del lunes.
Desde el Teatro Circo a la Plaza de la Trinidad ya empezaban a verse los restos del barro que todavía ensuciaba las calles más cercanas al punto donde se salió el río a la altura del Puente del Rey y del Barrio San Pedro, y los bomberos solventaron algunas incidencias como la registrada en el tejado del teatro. En los edificios del Parque Ingeniero Juan García los operarios de las comunidades de vecinos se afanaban en sacar el agua de los garajes. En uno de ellos se acumulaba un metro y veinte centímetros todavía de agua a las doce del mediodía y en su interior permanecía un vehículo que no se sacó junto con los de la mayoría de los vecinos durante el sábado y el domingo a la zona de Los Huertos, donde ayer se suspendió un mercado semanal que se celebrará mañana.
Durante la mañana se reabrieron algunas de las carreteras que todavía seguían cerradas. Aunque fue imposible restablecer el tráfico en la vía que une Orihuela con Bigastro, puesto que al agua del Reguerón se sumó la del Azarbe Los Caballos que llenó la carretera y las aceras a la altura de la iglesia de Correntías y corría por los huertos cercanos. También se sucedieron los trabajos para retirar todas las cañas acumuladas en la nueva ronda, justo donde las vías del tren empiezan a bajar hacia la trinchera por la que discurren en la actualidad. Once camiones se desplazaron hasta este punto puesto que tenían que trasladar el material para su eliminación al vertedero de Jijona, lo que alargó el trabajo. A mediodía los vehículos ya pudieron volver a discurrir por la CV-91 en dirección Almoradí tanto en el primer tramo a la altura del Salto del Fraile como desde la carretera de Redován y quedaron cortadas la carretera de Molins a Bigastro por el Reguerón y la de Orihuela a Hurchillo. Todas estas se abrieron definitivamente anoche, y permanecieron cortadas la Vereda Don Faustino, a la altura del cementerio en Molins, la CV-95 en el kilómetro 3 y el Barrio Mariano Cases.
En La Campaneta los restos de la riada apenas se notaban a mediodía y en la mota del río seguía el trabajo de los camiones para sellar las grietas que aparecieron y que en algún momento amenazaron con romper el cauce y provocar daños mayores. Tanto en el soto de Molins como en la zona donde se unen el río y el Reguerón se trabajó con maquinaria pesada para afianzar los taludes de los cauces y evitar que se los llevara el agua.
Menos tranquilos que en La Campaneta estaban en Molins donde los vecinos de las calles San Antonio y Argentina se afanaban en vaciar sus sótanos de agua. Llevan desde el domingo por la noche achicando con bombas de su propiedad y ayer recibieron ayuda de la Brigada de Emergencias de la Generalitat. El problema, tal y como explicaron algunos de ellos, es que el agua no dejaba de filtrarse puesto que llenaba el alcantarillado procedente de los campos de cultivo adyacentes, de forma que el trabajo nunca se acababa. Las bombas de la Brigada de Emergencias se preocuparon de mantener a raya las alcantarillas para intentar frenar la inundación de las viviendas, una tarea que vista la situación se antojaba harto difícil.
Tanto en los bancales cercanos a estas casas como en todos los demás desde Molins a Correntías la lámina de agua que los cubrirá durante los próximos días daba una imagen, ya con el sol, de humedal salpicado de copas de naranjos y de plantas de alcachofas que estaban listas para recogerse y que en su mayoría pasarán a engrosar las listas de las cosechas perdidas por este temporal. Este cultivo junto con el resto de los de invierno como el brócoli y la patata son los más afectados puesto que la lluvia ha llegado justo en el momento en que estaban preparados para empezar a recolectarse y en muchos casos ahora habrá que tirarlos a la basura.