El robo a una joven que destapó a un violador en serie
Condenado un hombre por un asalto a una adolescente que permitió descubrir que era un agresor sexual de mujeres
Luis Candela
Lunes, 13 de junio 2016, 00:32
Dijo que no podría mirar a su madre a los ojos después de haber cometido todas sus fechorías, ni tan siquiera a él mismo en un espejo. Al menos dos mujeres fueron víctimas de sus agresiones sexuales y otras muchas fueron atracadas a punta de navaja. Luis Mariano M.N., condenado a penas que superan los 29 años de prisión por la Audiencia Provincial y por varios juzgados de lo Penal, ocultaba en su casa las pruebas de los asaltos violentos. Sus objetivos: siempre mujeres. Sin embargo, fue el intento de robo a una chiquilla de 15 años el hecho determinante que llevó a los agentes de la Policía Nacional de Alicante, que andaban tras su pista, a cerrar el cerco sobre él.
Un juzgado de lo Penal de la capital alicantina le ha impuesto otros seis meses de cárcel por un delito de amenazas después de reconocer que abordó a la adolescente a la voz de «dame todo lo que lleves» esgrimiendo una navaja. Eran las nueve de la noche del 25 de febrero de 2013 y la atracada solo contaba con 15 años. Esa circunstancia fue la que le libró de atravesar el calvario que otras mujeres sufrieron a manos de este delincuente. La joven, superada por la situación, se puso a llorar, por lo que el reo, oculto bajo un pasamontañas, le preguntó la edad y ante el descubrimiento de que se encontraba ante una menor optó por huir del lugar.
La denuncia por estos hechos permitió a los investigadores tirar de un hilo que perseguían desde hacía tiempo, pues habían montado diversos operativos de vigilancia en torno al sospechoso. Los agentes de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Brigada Provincial de Policía Judicial dieron con el domicilio del penado, situado en la calle Chiva de la ciudad, y allí descubrieron las pruebas suficientes.
La violación a una estudiante estadounidense de Erasmus en Alicante, así como la agresión sexual a una mujer a la que llevó a una obra en construcción se esclarecieron entonces. Las ropas y las armas empleadas en los asaltos se encontraban en la casa y Luis Mariano se derrumbó y confesó. A las dos víctimas les robó los objetos de valor y después decidió forzarlas empuñando el cuchillo para evitar que se resistieran.
Pocos juzgados de instrucción de la capital alicantina desconocen las andanzas del malhechor, pues se le acumulan las causas en los número 3, 5, 6 y 7, por lo menos. Igualmente, ha sido condenado tanto por las secciones Segunda y Tercera de la Audiencia Provincial, además de por los juzgados de lo Penal 1, 8 y 7 del Palacio de Justicia de la ciudad.
Huida de prisión
La estancia en prisión del sujeto tampoco ha resultado tranquila desde su detención, solo tres días después del intento de robo a la muchacha. Junto con otro recluso, Luis Mariano protagonizó un intento de fuga del centro penitenciario de Fontcalent, prisión de la que pretendían huir descolgándose por los muros con cuerdas hechas de prendas de ropa en octubre del 2013.
Ahora bien, casi un año después, solo podía mostrar arrepentimiento. «Aunque habrá mucha gente que no lo crea, lo siento de corazón», dijo ante el tribunal de la Sección Segunda, cuyos magistrados le impusieron 15 años y medio de prisión. El reo portaba una carta en la que detalló sus remordimientos. Se sentó en el banquillo por robar 30 euros a una mujer, que era todo lo que llevaba encima, y luego violarla.
Esos hechos se remontan a diciembre de 2012, en fechas próximas al día de Navidad. Pocos días después, en febrero del año siguiente, la víctima resultó una joven de EE UU que llegó a Alicante para estudiar. Mientras paseaba por las faldas del Castillo de Santa Bárbara, el condenado la asaltó con el mismo pasamontañas que las demás veces y armado con un cuchillo jamonero. La muchacha le rompió la hoja al violador y pudo escapar sin sus pertenecías, tales como un móvil, una tableta electrónica y 20 euros en efectivo.
Pocas explicaciones ha dado sobre su proceder. El único atisbo de móvil reside en la posibilidad de que los ataques tengan que ver con un rito de iniciación para pertenecer a una banda de criminales que, por otra parte, no ha manifestado de manera contundente ni ha quedado probado ante los investigadores, como detallaron las fuentes consultadas por este diario.