Sin refugio en Alicante

Llegaron a Alicante en diciembre en busca de un futuro que en unos pocos meses se ha hecho añicos. Los últimos refugiados que aún seguían en la ciudad, de los ocho que entraron, han dejado las últimas semanas la provincia. Se han dado de bruces con la falta de ayuda institucional para intentar salir adelante. Se quedaron sin esperanzas.

«Buscaban un futuro, no vivir de la caridad, pero aquí no se les abrió esa puerta», lamenta Nathalie Gidrón, miembro de KARAM, Colectivo de Apoyo al Refugiado en Alicante y el Mediterráneo, y que en árabe significa generosidad. Esta asociación, que acaba de constituirse oficialmente, está impulsada por un grupo de voluntarios. Algunos formaban parte de Rafar (Red Alicantina de familias de acogida a los refugiados), una organización que ya no tiene prácticamente actividad y con la que vinieron los refugiados.

Los asilados procedían de Siria, Kurdistán y Afganistán y huían de los conflictos bélicos. Con edades que comprendían entre los 18 a 43 años llegaron a 'La Jungla' (el paso del estrecho de Calais en Francia) de donde consiguieron salir. Pero un rebuscado entramado burocrático les llevó a entrar en Alicante como ilegales, ya que no pudieron hacerlo en la caravana de Rafar.

«Hasta ahora nuestro esfuerzo ha estado dirigido a apoyarles. Les hemos facilitado una vivienda en Mutxamel y cubierto sus necesidades básicas además de organizar clases de español y planes de ocio para que fueran integrándose en nuestra sociedad», recordaron desde Karam. El problema es que este apoyo no fue suficiente.

De los ocho, cinco decidieron volver a Europa «dada la falta de respuesta institucional que encontraron en España», explicó Gidrón. Los tres últimos se despidieron hace pocas semanas, aunque han tenido que quedarse en España «al no quedarles otra solución pues al poner su huella digital ya no pueden solicitar asilo en otro país de Europa».

Plan de asilo

Tras meses intentando ser reconocidos como refugiados, les recomendaron que se acogieran al plan de asilo de Cruz Roja Española y han sido aceptados y enviados a Valencia y Sevilla. Todos tienen que volver a empezar de cero.

Desde Karam han emprendido un nuevo proyecto basado en tres líneas de trabajo. La primera es de sensibilización e inclusión social para dar apoyo a todas las personas que lleguen a la ciudad huyendo de la guerra de Siria, favoreciendo la convivencia intercultural y la inclusión de las personas migrantes y refugiadas y promoviendo proyectos. Además, se está recaudando material como alimentos y ropa para enviar a las zonas donde miles de personas necesitan ayuda humanitaria. La tercera línea de acción es reivindicar unas políticas migratorias que no sean excluyentes.