Cuatro años de prisión al atracador de la catana y la granada simulada

Un juzgado ha condenado al atracador de tres supermercados y una sucursal bancaria, la suya habitual, entre los alicantinos barrios de El Plà y Carolinas Altas a cuatro años y tres meses de prisión por el asalto a uno de los establecimientos y la entidad. El hombre, de 48 años, reconoció ayer en el juicio los hechos, así como que portaba una mochila en la que guardaba una catana, varias navajas, pistolas de plástico y hasta una granada simulada. Sin embargo, la jugada le salió mal, por lo que el Ministerio Público le acusaba de dos robos con intimidación en grado de tentativa cuya pena rebajó levemente al apreciar la atenuante de drogadicción, según informaron las fuentes consultadas.

Este suceso se remonta al 14 de diciembre del año pasado, cuando el acusado entró en la sucursal de Bankia de la calle Padre Esplá e intentó llevarse el botín de la caja fuerte al grito de «si no me dais el dinero vamos a explotar todos» mientras exhibía el artefacto explosivo simulado y una de las pistolas de plástico. El responsable de la entidad que le atendió le invitó a que lo acompañara hasta el cajero automático cerca de la salida de la oficina y, una vez allí, lo echó de un empujón.

El atracador frustrado huyó sin un solo euro hasta un supermercado cercano, ubicado en la calle Doctor Ayela. De nuevo, el procesado se acercó a una de las cajeras. «No te pongas nerviosa y dame todo el dinero», le espetó a la mujer. Con lo que no contaba era con que dos clientes del Mercadona se percataron de las armas que llevaba y de sus intenciones y se abalanzaron sobre él. Los chicos, de nacionalidad argelina, inmovilizaron al hombre hasta que rápidamente llegó una patrulla de la Policía Nacional.

Los agentes se incautaron de todo un arsenal, entre armas reales y simuladas, que el hombre de 48 años escondía para dar los golpes: una catana de casi treinta centímetros, una pistola simulada, un revólver con varios cartuchos simulados en su interior, seis cartuchos de 12 milímetros, un martillo y varias navajas. Además, donde residía también guardaba alguna pistola más. El juzgado de guardia ordenó su encarcelamiento, aunque él alegó que alguien que le exigía 4.000 euros le obligaba a actuar así, como declaró asistido por su letrada, Nieves Lillo.

El recorrido criminal de este hombre viene de lejos, desde los años 80, y poco tardó en volver a las andadas tras salir de prisión en octubre de 2014. El reo deberá responder esta misma semana por otro hecho muy similar ocurrido unos días antes, el 3 de diciembre de 2015. En aquella ocasión, el procesado esperó a la hora del cierre de otro supermercado, en Carolinas Altas, y con la cara cubierta y esgrimiendo una pistola supuestamente asaltó a la cajera del negocio para llevarse un exiguo botín de 228 euros.