Comercios del Rastro piden ocupar el solar de la avenida Aragón hasta que se edifique

valencia. Desde el pasado viernes, el conocido como nuevo Ayuntamiento, ubicado en la avenida Aragón, ha pasado a formar parte de la memoria colectiva de los valencianos tras arrancar la demolición del edificio que dará paso a un solar para un hotel de lujo.

Una situación que los vecinos más próximos a este inmueble han visto como una oportunidad para mejorar las condiciones en las que trabajan. Se trata de la asociación de vendedores del Rastro, que ayer tuvo que hacer malabares para que hubiese espacio para todos los puestos (unos 400) dado que la valla que rodea el edificio por las obras ha tenido que ampliar su perímetro por motivos de seguridad. A pesar de ello, la animación y el trasiego de ir y venir de gente no cesó.

De ahí que su secretario, Alberto Membrillas, planteara ayer la posibilidad de usar el solar que quedará limpio tras la demolición hasta que la cadena Expo Hotels & Resorts inicie la construcción del nuevo hotel. «Podrían caber entre 60 y 70 puestos más y estaríamos mejor», comentó el portavoz del Rastro. Y es que la previsión es que la empresa que realiza los trabajos de derribo entregue limpia la explanada a finales de año. Después, la sociedad hotelera tendrá seis años para solicitar la licencia de obras, dado que es el plazo fijado por el registro de solares. A cambio de esta propiedad formalizará la permuta de escrituras con la parcela del denominado hotel de Jesuitas, entre la Gran Vía Fernando el Católico, el paseo de la Pechina y la calle Beato Gaspar Bono.

Mientras se resuelve esa situación, los vendedores del Rastro ven con buenos ojos utilizar el espacio libre del nuevo Ayuntamiento para desplegar sus puestos los domingos. Una solución provisional hasta que se encuentre una ubicación definitiva para este espacio comercial, preocupación que han trasladado a los nuevos responsables del gobierno municipal que, por ahora, no han tomado ninguna decisión.

Del Central a la biblioteca

Según Membrillas, «podrían ser espacios que pertenezcan al Ayuntamiento, que tengan buen acceso para los vehículos y para que los clientes puedan venir». Y apuntó, a modo de ejemplo, los bajos del Mercado Central, «donde además estaríamos resguardados en caso de lluvia» o el entorno de los jardines de la biblioteca de la calle Hospital.

El Rastro ha pasado por varias ubicaciones los últimos lustros. Así, los comerciantes han estado en la marginal derecha del viejo cauce y en la plaza Nápoles y Sicilia anteriormente. En el año 2008, el Ayuntamiento decidió vallar el recinto actual para intentar poner coto a las ventas de productos ilegales o robados, por lo que también se reforzó entonces la vigilancia policial como solicitaron los vendedores.