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Desgraciado en Les Corts, afortunado en amores

Desgraciado en Les Corts, afortunado en amores

El PP aprueba en solitario la ley de Señas de Identidad ante miembros de instituciones como Lo Rat Penat, que destaca que recupera el prestigio docente «arrebatado»

BURGUERA

Miércoles, 25 de marzo 2015, 23:57

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Más que una sesión parlamentaria, durante la mañana de ayer se desarrolló en Les Corts una obra shakesperiana en varios actos donde no faltó la traición, la lucha por el poder, el adiós de los vencidos y, por supuesto, el amor de los que cayeron en la desgracia política.

Arrancó el pleno en tensión. La ley de señas de identidad no ha recibido el más mínimo cariño de la oposición, que ayer votó lo mínimo (un voto de sendos diputados de los tres grupos, para así poder explicar su postura) y criticó al Consell al máximo, si bien mitigó sus comentarios despectivos sobre los miembros del futuro observatorio que contempla la ley, quizá porque los máximos representantes de instituciones como Lo Rat Penat, estaban presentes en el salón plenario, y no es lo mismo llamar anafabetos funcionales a unos señores a distancia que en su misma cara. Excepto el PP, de los demás sólo votó un diputado por partido: Rubio del PSPV, Pañella de Compromís y Torró de Esquerra Unida. De este modo pudieron explicar en la tribuna su rechazo a una norma que el PP defendió porque no se hace «contra nada y contra nadie» y «permitirá mantener vivas» las tradiciones que se salvaguardan en la normativa como señas de identidad valencianas (los 'bous al carrer', las bandas de música y las sociedades musicales, el cant d'estil, el folklore valenciano; la pilota valenciana, la colombicultura, las fiestas tradicionales de la Comunitat, el arte pirotécnico o las manifestaciones religiosas más arraigadas, entre otras). El debate se endureció y los populares terminaron siendo acusados de querer «dividir» a la sociedad y de hacerlo por electoralismo. El síndic del PP, Jorge Bellver, terminó con una réplica afectada: «es vergonzoso que aprovechen su condición de valencianos para sentarse en esta cámara pero sean incapaces de defender las señas de identidad valencianas y nuestra raíces. Eso tiene un nombre: traición».

Una vez aprobada la ley, el representante de los 'bous', Modesto Martínez, ha expresado su satisfacción, al igual que el presidente de Lo Rat Penat, Enric Esteve, contento porque la institución «recupera el reconocimiento docente que nos arrebató injustamente Ciprià Císcar».

Entre las despedidas, la socialista Cristina Moreno recibió el cariño de sus compañeros y de la institución tras 16 años en los escaños del PSPV, donde hace ya varios años que no se consideran útiles sus notables conocimientos económicos. Los socialistas recibieron cariño extra. Verónica López ocupó su escaño con su bebé en brazos durante un rato. El presidente Font de Mora dio la bienvenida al niño pero le advirtió de que no podría votar. Les Corts aprobó por unanimidad tramitar una proposición del ley del PSPV para retirar las subvenciones públicas a aquellas empresas que acometan una deslocalización en la Comunitat. La propuesta es de Paco Toledo, otro que tampoco seguirá a partir de mayo y que en las últimas semanas ha protagonizado un agrio enfrentamiento público y privado (por el wasap, vía redes sociales y en declaraciones del «entorno» de Toledo) con el síndic socialista, Antonio Torres, por el modo en que éste gestionó la asunción de responsabilidades respecto al cobro de la extra de 2012.

Toledo utilizó el 'modo rector' (lo fue de la UJI) para poner como un trapo al portavoz del PSPV: sin decir pero diciendo que le han utilizado como a un kleenex. Así iba la cosa hasta que dio un giro copernicano al tono, pues si Toledo ha sido desgraciado políticamente, la fortuna le ha provisto de amor, que no es poca cosa. «El único privilegio», dijo, que ha disfrutado en la legislatura «ha sido el de representar a los valencianos. Eso no significa que no haya sacado provecho personal de mi paso por esta Cámara. Confieso que lo he sacado y no lo he declarado porque no tiene precio, aunque tenga un valor incalculable. Me refiero a la experiencia, y también a esa maravillosa persona que ocupa el escaño 88 (la socialista Delia Valero, que lloraba emocionada y que tampoco repetirá como diputada), que me ha apoyado estos cuatro años, especialmente las últimas semanas. No necesito más». La Cámara aplaudió unánimemente el inédito triunfo del amor en medio de la adversidad política.

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