Calp solicita la declaración de BIC para La Manzanera

El consistorio calpino solicitará, en el pleno del próximo viernes, la incoación de expediente de declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) para los edificios del club social La Manzanera, el Xanadú y Muralla Roja, ideados entre los años 60 y 70 por el arquitecto Ricardo Bofill. El alcalde, César Sánchez, afirmó ayer que este conjunto arquitectónico «forma parte de nuestro patrimonio, por lo damos un paso más y apostamos por su puesta en valor y protección».

En 1962, el Ayuntamiento de Calp encargó al taller de arquitectura de Ricardo Bofill el diseño y la construcción por etapas de un complejo turístico con apartamentos, viviendas unifamiliares, un pequeño hotel, bar, restaurantes e instalaciones deportivas; frente al Peñón de Ifach, cuya principal premisa era la de integración con el paisaje que le rodeaba.

Bajo los edificios de la urbanización, junto al mar, se construyó el Club Social La Manzanera y las piscinas, que en la actualidad presentan un estado ruinoso. Según apuntaron desde el consistorio, hace tiempo que se pretende recuperar este espacio con otros usos, pero hasta ahora, la intención de dirección general de Costas y el Ministerio de Medio Ambiente ha sido derribar la construcción por estar separada del agua, apenas unos metros.

En diciembre del año pasado se adjudicó el proyecto de rehabilitación del sendero de acceso que circula por el acantilado y que era una de las condiciones de Costas para no derribar el club social. Ahora se suma una nueva protección a esta área con la solicitud de declaración de BIC. Pese a que el conjunto arquitectónico diseñado por Bofill abarca también el complejo de viviendas Plexus y el anfiteatro, el consistorio incluyó solo los edificios de Xanadú, la Muralla Roja y el propio club social en el catálogo de elementos y edificios protegidos de Calp.

El edificio Xanadú, compuesto por 18 apartamentos, supuso un prototipo experimental. Cada apartamento se compone de tres cubos correspondientes al espacio de salón, dormitorios y zona de servicios. Estos tres cubos se agrupan en torno al eje vertical de la escalera, que les sirve de apoyo. Además vertebran la circulación determinada sobre una trama ortogonal, que se rompe para satisfacer las necesidades particulares del programa, en este caso, terrazas internas protegidas para evitar el intenso calor, los techos hiperbólicos para ofrecer mejores vistas, y la adaptación a las técnicas de construcción local.

Arquitectura árabe

En cambio, la Muralla Roja incorpora una clara referencia a las arquitectura populares del mundo árabe mediterráneo, en particular a las torres de adobe del norte de África. Se asemeja a una fortaleza que marca una silueta vertical siguiendo las líneas del contorno de la pared rocosa. Con este edificio, el taller de arquitectura de Bofill quiso romper la división entre los espacios públicos y los privados reinterpretando la tradición mediterránea de la 'cabash'.

Las formas del edificio crean un conjunto de patios interconectados que permiten acceder a los 50 apartamentos, que incluyen estudios de 60 metros cuadrados, y apartamentos de dos y tres dormitorios de 80 y 120 metros cuadrados respectivamente. Las superficies exteriores están pintadas en varios tonos de rojo para acentuar el contraste con el paisaje; los patios y las escaleras, sin embargo, están tratados con tonos azules.

Según apuntaron desde el consistorio, las cualidades especiales del paisaje, formado por terrazas de piedra, bancales, en gran parte artificiales, la formación natural del anfiteatro del valle, y la voluntad expresa de la creación formal, fueron los factores determinantes que intervinieron en la transformación del paisaje de una manera integrada.