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Las grietas y desperfectos de la cubierta muestran como el trencadís se ha despegado de la superficie. :: j.monzo
El trencadís del Ágora también se cae

El trencadís del Ágora también se cae

Los desperfectos y grietas visibles en la fachada del edificio amenazan con desprendimientos

NOELIA CAMACHO

Miércoles, 30 de julio 2014, 23:39

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El Ágora de la Ciudad de las Artes y las Ciencias puede seguir la estela de su vecino de complejo, el Palau de les Arts Reina Sofía. Los desperfectos en su fachada, recubierta de trencadís azul, son cada vez más evidentes. Algunas piezas de este material cerámico se han despegado de la cubierta y amenazan con caerse, tal y como sucedió en el auditorio de la ópera en diciembre de 2013.

La parte trasera del edificio es la zona en la que mejor se observan los graves desperfectos de la fachada. Son claramente apreciables desconchones y piezas del trencadís ya despegadas de la cubierta. Es más, las marcas son tan evidentes que se puede ver la forma rectangular de las placas en las que se sujeta el trencadís.

Diseñado por el arquitecto Santiago Calatrava, el Ágora presenta una imagen que nada tiene que ver con la ideada por el arquitecto de Benimàmet. No sólo son visibles estas grietas sino que también el edificio muestra un aspecto sucio y descuidado, sobre todo en sus esquinas, donde no se ha instalado trencadís y cuya superficie está pintada de azul.

Además, algunos tubos salen de la fachada del edificio sin razón alguna y otros se cuelan bajo la superficie y desembocan en el lago artificial que rodea el edificio.

La problemática no es nueva. El edificio ya había sufrido caídas del material cerámico. Aunque el estado de la cubierta no era tan preocupante como el que ahora presenta. Además, los técnicos encargados del mantenimiento del Ágora no detectaron en 2013 los mismos problemas de degradación en las cubiertas que los registrados en Les Arts.

Sin embargo, tras lo ocurrido en el Reina Sofía, cundió la incertidumbre. Por ello, el conseller de Economía, Máximo Buch, ya confirmó en el mes de abril que, después de que el Instituto Valenciano de la Construcción finalizara el informe sobre Les Arts, el organismo comenzaría a analizar si el Ágora podría sufrir desprendimientos. Aunque, en afirmaciones del conseller, la constructora de este edificio no es la misma que la del auditorio, se iban a iniciar los estudios pertinentes para establecer si había peligro o no de caídas de material cerámico.

A la espera de resultados técnicos, el estado de la fachada ya comienza a dar muestras visibles de que el trencadís podría desprenderse. Manchas blancas, variaciones del color y grandes grietas que atraviesan la fachada ya no se pueden disimular. Pequeñas piezas de trencadís ya han comenzado a levantarse y están prácticamente despegadas de la cubierta.

Este no es el único problema que ha afectado al edificio del complejo de Cacsa. Hasta en tres ocasiones, el techo del Ágora ha hecho aguas. Las goteras hicieron acto de presencia durante la celebración de la Campus Party. Allí no fue difícil ver cómo los aficionados a la red que se congregaron salvaguardaban sus equipos informáticos después de que se produjeran estas filtraciones. Asimismo, la vuelta de las goteras amenazó también al Open 500 de Tenis, otro de los eventos que se han celebrado en estas instalaciones. Y ahí no se quedó todo. Durante estos acontecimientos, dos de las puertas de acceso al edificio reventaron. No causaron daños personales, pero sí alteraron el desarrollo tanto de la fiesta de los campuseros como del torneo de tenis.

La entonces portavoz del Consell, Lola Johnson, calificó a estos hechos de «problemas puntuales», aunque se puso de manifiesto que algo fallaba en esta instalación.

Un edificio inacabado

El Ágora se inauguró en 2009 aunque su construcción no estaba finalizada. Faltaban por instalar las cubiertas móviles que facilitarían la apertura de la cubierta. Con la llegada de la crisis, estas lamas que coronarían la parte alta del edificio nunca llegaron a ponerse. Tiempo después, Esquerra Unida denunció que las piezas que debían ir en la cubierta se guardaban en un solar «sin vigilancia, cubiertas de maleza, sometidas a la oxidación y siendo objeto de pillaje». El diputado Ignacio Blanco presentó una serie de fotografías en las que se apreciaba esta situación. Desde Cacsa, no obstante, aseguraron que las lamas del Ágora se encontraban en perfecto estado y «acopiadas en las condiciones que estipuló la dirección facultativa de la obra en un solar vallado que, desde hace varios años, es almacén de materiales de construcción».

Otra de las críticas recibidas por la construcción de este espacio ha sido el dinero invertido para su puesta en marcha. La Sindicatura de Comptes denunció en 2013 que el último sobrecoste de 11 millones del Ágora no fue aprobado por el órgano de contratación. El ente afirmó que se disparó el coste del Ágora hasta los 80 millones de euros sin autorización.

El proyecto salió a la luz con un presupuesto total de 41,3 millones de euros. Este edificio multiusos era la guinda al pastel del complejo de Calatrava. El montante fue insuficiente. Por eso, en 2009 se aprobó un modificado de la obra que sumó al proyecto 35,6 millones de euros. Tras el incremento, el presupuesto se llegó hasta casi los 77 millones de euros. La crisis impidió que llegara a más. Aunque en 2013 el Síndic destapó esos 11 millones sin autorización.

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