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En entrevistas a actrices, cantantes, escritoras y políticas se formula a menudo la cuestión «¿es usted feminista?» como método para calibrar una extraña pureza. En demasiadas ocasiones es una pregunta trampa. Reclamar la igualdad real parece una meta tan loable como inalcanzable. Basta echar un vistazo al pasado para corroborarlo. «Ellas, al igual que sus hermanos, también necesitan ejercitar sus facultades y un campo donde poder concentrar sus esfuerzos. Las rígidas represiones y el estancamiento absoluto les causan el mismo sufrimiento que provocaría en los hombres, y resulta patético que esos compañeros más privilegiados las confinen en el hogar (...) Es injusto criticarlas o reírse de sus empeños por llegar más allá, por aprender cosas que la costumbre les ha negado, tachándolas de innecesarias para las de su sexo». Este texto cumplirá 150 años el próximo octubre. Su autora es Charlotte Brontë, quien publicó 'Jane Eyre' en 1847. Ni permiso ni perdón por ser feministas.

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