CA Osasuna - Valencia CF: una inquietante sospecha
El Valencia cae tras un inicio deficiente aunque ofrece una ligera mejoría en la segunda parte pese a jugar con diez| Osasuna marca en el minuto 9 tras un error de bulto defensivo y Gayà es expulsado poco después por una inocente pifia
Primera bofetada de la temporada. Para un Valencia que presume de querer alejarse de situaciones dramáticas pasadas, cualquier tipo de traspié siempre debe ser ... motivo de reflexión. Lo ideal, para esta primera experiencia como invitado lejos del refugio de Mestalla, hubiera sido ver sobre el césped un equipo cohesionado, compacto, sin fisuras y suficientemente aguerrido para la tarea del combate en el cuerpo a cuerpo con los rojillos; y suelto, dinámico, inteligente y avispado en la cuestión de sus intenciones de ataque ante uno de esos adversarios que históricamente siempre le han puesto tanto músculo como pasión en cada balón. Por desgracia para el valencianismo, la verdad es que no se vio ni una cosa ni otra. A cualquier aficionado que se le pregunte este verano seguro que contesta que con lo que fue capaz de hacer Corberán la temporada pasada, cuando tomó los mandos en pleno vuelo en picado, ahora el de Cheste lo debe tener mucho más fácil para diseñar ese equipo de autor que se espera. Ese Valencia claramente identificado y con la firma de su entrenador en cada uno de sus movimientos. La realidad es que de momento, ni contra la Real y ni mucho menos contra Osasuna, el Valencia no tiene ningún sello claro que se le pueda identificar a lo que pretende realmente Corberán implementar sobre el terreno de juego.
Cierto es que es difícil, por no decir casi imposible, ajustar la valoración exacta precisamente en un partido que saltó por los aires cuando Gayà se hizo un lío propio de querubines. Cuando en el minuto 21 te quedas con diez, cualquier aspiración queda evidentemente mediatizada por esa circunstancia. Pero también es verdad que cuando al capitán se le hizo un nudo en sus piernas, el equipo ya había dejado claras sus inocentes credenciales sobre el césped. El gol de Budimir de cabeza, con el partido aún en su prólogo, es una evidente muestra de que ni era el día por supuesto de Gayà –su participación en la acción defensiva de Rosier fue calamitosa– ni tampoco de sus compañeros. No se puede defender tan mal una acción básica de ataque pamplonica, ni dejar de morder cualquier avance local con el balón en los pies. Las consecuencias suelen ser siempre trágicas. A Rosier se le dejó entrar hasta la línea de fondo como quien deja entrar a un desconocido hasta tu propio dormitorio sin ni siquiera una mínima vigilancia. Gayà andaba más cerca de sus centrales que de sus propios dominios y la descoordinación con Diego López fue brutal. Centro facilón, A Copete le faltan dos centímetros en el salto y a Tárrega algo más de mala leche en la prevención. Resultado: Budimir reina en las alturas y Aguirrezabala paga las consecuencias.
El tortazo, lejos de espabilar al Valencia, lo único que hizo fue desorientar aún más al equipo y sumir en la penumbra más absoluta y preocupante a teóricos baluartes como Javi Guerra y Pepelu, una pareja que no puede permitirse ni el mínimo de indolencia porque termina por contagiar al resto. La primera parte del Valencia fue tan pobre como decepcionante. No es excusa que hubiera que sacrificar a Raba para dar entrada a Jesús Vázquez para tapar el boquete del lado izquierdo. Sencillamente el grupo andaba a la deriva, dejándose amedrentar por gente tan mordaz como Víctor Muñoz, un canterano del Real Madrid al que Braulio Vázquez ha reclutado para su ejército por cinco millones de euros –por la mitad de sus derechos–. Lo curioso del asunto es que pese al nivel tan bajo exhibido, es justo decir que pudo terminar esta dudosísima primera parte mejor de lo esperado. Sólo tenía que haber acertado Danjuma a darle porque el balón entregado por Diego López fue de esos que cualquier delantero pagaría medio sueldo por tener en cada partido. Quién sabe qué hubiera podido pasar si en lugar de Danjuma, el puesto de delantero hubiera recaído en Hugo Duro. Corberán decidió el cambio de piezas ante la sorpresa general.
Noticia relacionada
Corberán: «No hemos conseguido el empate por un palmo»
Fue tras el periodo de reflexión cuando el Valencia entendió más o menos cómo debía ajustarse al nuevo guión. Y la cosa funcionó. A medias. La imagen mejoró sensiblemente, pero no dio ni mucho menos para estar cerca al menos del empate. Primero apostó Corberán por cambiar el dibujo y pasar a defensa de tres y once minutos después, de nuevo vuelta de tuerca para tirar del 4-3-2. Se nivelaron las fuerzas y aunque el partido no alcanzó momentos de tensión, al menos el Valencia fue sustituyendo sus claras deficiencias anteriores por convicciones más evidentes. Hasta se le anuló un gol a Danjuma por unos malditos centímetros que le dejaron en fuera de juego.
No hubo ni tiempo, ni fuerzas ni suficientes ideas tampoco para devolverle el golpe a Osasuna. Al Valencia le toca hacer su particular digestión de una de esas tardes que dejan en el aire cierto aroma de sospecha. Aún no están curadas del todo las heridas de la temporada pasada.
FICHA TÉCNICA
OSASUNA: S. Herrera, Juan Cruz, Torró (J. Herrando, 78'), Moncayola, Aimar (Raúl García, 78'), Moi Gómez (A. Osambela, 84'), Budimir, V. Rosier, VíctorV.M. (Rubén García, 62'), Boyomo y Catena.
VALENCIA CF: Agirrezabala, Foulquier, C. Tárrega, Copete (Hugo Duro, 78'), Gayà, Pepelu (B. Santamaria, 78'), Javi Guerra (Ugrinic,67'), Diego López, L. Rioja (Diakhaby, 67'), Raba (J. Vázquez, 26') y Danjuma.
GOL: Budimir,9' (1-0).
ÁRBITRO: Jesús Gil Manzano (C. Extremeño). Amonestó a Torró, Tárrega y a Rosier. Roja a Gayà.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión