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Javi Guerra es una extraña subespecie de futbolista que experimenta una metamorfosis en los entornos más extremos. Ante la desesperación, el centrocampista de Gilet brilla ... hasta con insolencia. Porque sólo así puede explicarse su puesta en escena de hace dos temporadas y el cambio radical que ha experimentado desde principio de año. Ya con una cotización al alza, el canterano rozó la perfección este martes contra el Espanyol, no sólo por su gol fruto de una sociedad perfecta con Luis Rioja, sino por su continua intervención en el partido.
Su segunda parte fue, sencillamente, perfecta. El Valencia mordió y a Javi Guerra se le percibió presionando siempre al rival cuando trataba de sacar el balón, siendo la piedra filosofal del ataque -por sus botas circulaba toda acción ofensiva- y pisando área cada vez que era posible. Esto se tradujo en el 1-1, pero también en una estadística esclarecedora de su importancia en la actualidad en el esquema de Carlos Corberán: 77 pases con un porcentaje de efectividad que supera el 81%.
También ensayó 4 remates, dos de ellos a puerta y, por lo tanto, una eficacia realizadora del 50%. Pero esto no ha sido siempre así para el futbolista de 21 años. Javi Guerra irrumpió en el fútbol español como elefante en cacharrería. Fue uno de los grandes méritos de Baraja y el chico le devolvió la confianza con actuaciones que siempre eran de notable y a veces rozaban el sobresaliente. Para el recuerdo quedará siempre aquel golazo contra el Valladolid que selló una remontada que sirvió como punto de inflexión.
La política de Meriton (de inversiones casi nulas en el césped) y el rendimiento del propio futbolista le hicieron un hueco en la plantilla y, más significativo, le otorgaron el dorsal '8'. El número que elevó al infinito al Rubén Baraja, que parecía volver a la cima como entrenador. Hasta la crisis. La que empezó el pasado verano.
Quizás con el tiempo alguien pueda explicar el expediente X que se ha llevado por delante a Rubén Baraja. ¿Cuáles han sido todas las causas para que una plantilla que está cerrando una segunda vuelta de burguesía de LaLiga iniciase una primera digna de descenso a Segunda? La falta de Gayà y el lío de Rafa Mir afectaron. Y que Javi Guerra llegase a estar camino de Madrid para firmar por el Atlético, pero que al final su traspaso se frustrase por la llegada de Gallagher al club rojiblanco, también. Sólo así puede explicarse el irregular inicio de temporada del centrocampista de Gilet.
Javi Guerra pasó de ser una de las principales armas de Baraja a un estorbo para el entrenador vallisoletano. Estuvo más o menos su nivel en el primer partido de la temporada (1-2 contra el Barcelona): más de un 85% de eficiencia en el pase, aunque sólo 17 en 86 minutos, lo que demuestra que tampoco entró demasiado en juego. Fue también titular en la debacle de Vigo (3-1), pero algo debió ver que disgustó en gran manera al entrenador: lo sustituyó en el minuto 61 y dejó de ser indiscutible hasta después del parón por la dana.
El 27 de octubre el Valencia perdió 1-0 en Getafe y dos días después tuvo lugar la tragedia tras la que el equipo estuvo cerca de un mes sin competir. La vuelta con victoria contra el Betis fue un espejismo. El proyecto de Baraja ya estaba herido de muerte, a pesar de que los datos de Javi Guerra empezaban a estabilizarse. El técnico recobró la confianza en el de Gilet, que empezó a ser titular con asiduidad. Ese día del emotivo regreso, fue el asistente en uno de los goles.
Baraja cayó en desgracia tras el empate en casa contra el Alavés. O quizás sería más acertado decir que esa fue la puntilla, pero lo que le aniquiló fue la derrota en Zorrilla contra un Valladolid que ya apuntaba a Segunda. Javi Guerra también fue uno de los damnificados de esa debacle y fue suplente, entrando a 22 minutos del final en Cornellà contra el Espanyol.
Tras el partido del Alavés, Javi Guerra había disfrutado de 12 de 199 titularidades posibles en Liga, con 933 minutos de los 1.530 de via crucis que llevaron al Valencia a pasar la Navidad como colista. Más allá de la asistencia contra el Betis, en sólo siete partidos el de Gilet había sido protagonista en el juego del equipo: estadísticamente, superando los 30 pases por encuentro, o que más del 70% de estos fueran efectivos.
Su situación ha cambiado de forma radical con Carlos Corberán. Como si fuera otro futbolista. Como si hubiera reseteado, reiniciado el equipo, como si hubiera resurgido como el ave fénix. Los grandes datos de Javi Guerra con el técnico de Cheste (del partido contra el Real Madrid en Mestalla hasta el del Espanyol de este martes) reflejan dos asistencias y tres goles, todos ellos decisivos: Celta para la victoria (2-1), otro para tumbar al Sevilla (1-1) y el del empate ante los blanquiazules. Cinco puntos made in Gilet. Pero quizás lo que mayor trascendencia tenga sea su incidencia en el juego, muy visual en el encuentro contra el Espanyol en casa, pero que también reflejan los datos.
En los últimos 15 partidos -todos ellos como titular, por cierto-, Javi Guerra ha sido sumamente eficiente: sólo contra el Real Madrid realizó menos de 30 pases (alcanzó los 29) y únicamente contra la Real Sociedad (a pesar de la victoria, 1-0) estuvo por debajo de ese 75% de eficacia en esa parcela: alcanzó el 48%, un porcentaje impropio de él: sólo lo ha experimentado en ese turbulento inicio de temporada, donde era más suplente que titular.
Con Corberán, Javi Guerra ha disputado 1.322 minutos de 1.440 posibles. El 91,8% de los totales. Ha recuperado el estatus de pieza clave para el Valencia. Con esa mejoría experimentada desde el inicio de año y cambio de entrenador, el canterano ha disfrutado de un 82% de titularidades en Liga y del 76% de los minutos. Además, participa en el 16% de los goles del equipo. Buenos datos, y más si se tiene en cuenta el lastre del inicio de curso. El joven centrocampista va a acabar la temporada, como dicen ahora, 'en su prime'... vamos, en su mejor momento. Pero enseguida llega otro mercado de fichajes. Eso ya depende más de Lim (¿Peter o Kiat?) que de Corberán… incluso que el propio futbolista, que dicho sea de paso, está a un nivel que lo convertirá en una de las piezas cotizadas en este verano. Ese será otro partido.
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