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La caída del todopoderoso

La caída del todopoderoso

Las reticencias de Marcelino a dar protagonismo a Kang In abrieron la grieta con Limque lo ha llevado al paro. El técnico se molestó cuando el magnate le retiró la última palabra en la parcela deportiva y le negó varios fichajes

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Miércoles, 11 de septiembre 2019

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El asturiano vuelve a sufrir la maldición de la tercera temporada en un club. No la cumple en el Valencia como tampoco lo hizo en 2016 en el Villarreal

Un jovenzuelo de 18 años ha cavado la tumba deportiva de Marcelino. El Valencia asiático no ha entendido que el técnico tuviera reticencias a un jugador asiático. Cuando Peter Lim escuchó de boca del asturiano que prefería ver fuera a Kang In para que se formara, que no lo veía todavía con entidad para ser titular en el conjunto blanquinegro, el titanio que revestía al entrenador se convirtió en plastilina. De todopoderoso a censurado. ¿Cómo puede ser que no apueste por el mejor jugador del Mundial sub-20? Marcelino le explicó las razones tácticas y técnicas, pero al dueño del club le sonaron a excusas. Es más, le golpearon como una afrenta personal. Entendió que buscaba una confrontación. Y, semanas después, Marcelino se ha ido al paro.

Lo hace con el mejor aval que puede: los resultados. Eso nadie se lo podrá discutir. Una Copa del Rey frente al Barça de Messi, clasificaciones para la Liga de Campeones y, sobre todo, dar coherencia a un proyecto deportivo. Mal que le pese a Lim, que le fastidie a Murthy y que moleste a Mendes, las dos temporadas completas de Marcelino han sido para enmarcar. Sobre todo después de dónde venía el Valencia, con extravagancias como Neville o experimentos como Ayestarán. Pero la sensibilidad de Lim ni está ni se le espera. Se cansó de que alguien le levantara la voz y, tras escuchar la voz de su alter ego Mendes, se ha decidido por Celades, un principiante en el cuarto equipo más poderoso de la competición doméstica.

El preparador deja el equipo con una Copa del Rey y dos clasificaciones para la Liga de Campeones

Marcelino García Toral se ha sentado en 110 partidos como entrenador del Valencia. Ha ganado 55, ha empatado 29 veces y ha cosechado 26 derrotas. Su equipo ha anotado 168 goles -algo más de 1,5 por partido- y ha recibido 107, algo menos de uno por encuentro. Ha tenido malas rachas, como ocurrió en el inicio de la pasada temporada -muchos empates-, pero siempre ha conseguido enderezar la situación. Nunca se ha puesto nervioso y siempre ha confiando en él y en su plantilla. Y esta se lo ha agradecido siempre. Los abrazos públicos con los futbolistas así lo atestiguaban, además de enviar un mensaje a la propiedad. Queremos a Marcelino.

El asturiano cae al inicio de su tercera temporada en el Valencia. Mantiene la maldición de no pasar de dos campañas completas en un club. Le pasó en el Villarreal, donde también fue destituido de forma sorpresiva. En el verano de 2016 fue despedido en agosto tras haber llegado en la campaña anterior a las semifinales de la Liga Europa y con el equipo clasificado para la eliminatoria previa de la Liga de Campeones. En el Valencia y en el Villarreal ha vivido sus temporadas más brillantes. Antes ocupó los banquillos de Sporting de Gijón, Recreativo de Huelva, Racing de Santander, Zaragoza y Sevilla. Ahora pasa a ser uno de los solteros más deseados.

El último rifirrafe por el no fichaje de Rafinha pese a que Lim lo había prometido dinamitó la relación

El ya destituido técnico ha sido mucho más que en un entrenador en el Valencia. Tenía siempre la última palabra en los fichajes, llamaba personalmente a cada uno de los jugadores que pretendía y se apoyaba en su agente, Eugenio Botas, para finiquitar las adquisiciones. Formaba una dupla indestructible con Mateo Alemany, con la ayuda de Pablo Longoria. Públicamente ha dicho a quién quería y a quién no. Como le pasó con Rafinha. Le pidió su fichaje a Lim. Primero el singapurense le negó la adquisición pero le prometió que llegaría cedido. Después, ni eso. Marcelino se quejó públicamente y Lim dijo que se acababa la era del asturiano. Ni iba a aguantar que no apostara por Kang In, el niño bonito de la cantera valencianista y eje para la expansión del club en Asia, ni que le dejara en evidencia en público. Hasta aquí llegó la historia de Marcelino en el Valencia. Siempre se le recordará.

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