La huella de la dana en los arrozales de la Albufera
Los residuos que llegaron al parque natural han impedido que se pueda sembrar el arroz en más de 200 hectáreas
La provincia de Valencia vivirá con las heridas de la dana del pasado octubre durante mucho tiempo. Muchos valencianos de distintos municipios vivirán con la ... huella de la tragedia del siglo. Algunos presentarán heridas visibles que podrán dejar marca pero que el tiempo curará. Otras, las de la memoria, las invisibles, no se irán nunca. En este sentido, el Parque Natural de la Albufera también ha sufrido este tipo de heridas. En el caso de las invisibles nos podríamos referir a todos esos análisis del entorno que se están realizando y que en un tiempo explicarán el impacto que han podido tener los residuos sobre el paraje. En el caso de las heridas visibles, una imagen desde el cielo puede mostrar todos esos arrozales que se han quedado fuera de la campaña ante la falta de tiempo para llevar a cabo la limpieza de los terrenos.
El satélite Copernicus, de la Unión Europea, forma parte de un programa encargado de observar el planeta Tierra y vigilarlo mediante alta tecnología para ofrecer información y datos acerca de su estado general y del medio ambiente. Pues bien, este dispositivo ha captado mediante sus imágenes desde el espacio la huella de la dana en la Albufera. Durante estas fechas, los campos del parque natural ya lucen verdes. Algunos ya han vaciado el agua y otros tantos están en proceso.
Sin embargo, este año una parcela de más de 200 hectáreas aparece marrón. Ese espacio, por desgracia, son los campos que no han llegado a tiempo para la campaña del arroz. La misma imagen en estas fechas, pero en 2024, muestra claramente como todas esas parcelas lucían verdes. Hectáreas, por cierto, que tal y como muestra la imagen satélite son aquellas más próximas a los márgenes del barranco del Poyo a su entrada en la laguna valenciana.
Afortunadamente, este territorio no llega a representar el 1% de las más de 14.000 hectáreas de arrozales que conforman el parque natural. Sin embargo, detrás de cada una de esas hectáreas está el trabajo de un agricultor que, como cada año, esperaba ver florecer la vegetación del arroz en sus campos. Por eso, esa huella que muestra el satélite es un recuerdo más de la dureza con la que golpeó la riada a la provincia de Valencia.
Son 107 los arroceros afectados por los destrozos que han solicitado la ayuda del Ministerio de Agricultura para compensar el hecho de no poder hacer su trabajo durante este curso. Unas ayudas de 3.000 euros por hectárea y cuya bonificación máxima será de 25.000 euros. Es decir, que uno se puede beneficiar de un máximo de 8 hectáreas. Si un agricultor posee 10, 12 0 25, sólo cobrará indemnización por esas 8. Y por cierto, unas ayudas que cuando se publicaron en el BOE tan sólo permitían a un afectado cobrar esos 3.000 euros como máximo por hectárea, por lo que los agricultores no pueden beneficiarse de otras ayudas porque superarían el tope que marca la norma.
En esta situación se encuentra Ximo Boyo, arrocero del término municipal de Catarroja. «A nosotros personalmente nos falta dinero. Hemos cobrado esos 3.000 euros, que por cierto, ya nos han llegado. En ese sentido fueron rápidos. Pero nosotros tenemos más de ocho hectáreas, así que las ayudas no cubren los gastos», explica el arrocero, que añade, «se debe tener en cuenta que algunos afectados tienen pequeñas parcelas como segundo trabajo o hobby personal. Nosotros nos dedicamos a esto y este año nos quedamos con los brazos cruzados».
En este sentido, el agricultor lamenta no haber llegado a tiempo para la siembra: «El terreno afectado era inmenso y no había maquinaria suficiente. Desde Tragsa vinieron a explicarnos que ellos se ocupaban de la limpieza, pero ha habido campos que no han estado listos». En este sentido, la dana a Ximo además de disgustos, le va a costar dinero: «Con los 25.0000 euros que he recibido apenas llego al 60% del rendimiento que me habría dado el arroz, así que este año nos sale a pagar».
Por otro lado, pese a que son unas 200 hectáreas a las que les han impedido sembrar durante la campaña de 2025, el agricultor avisa que la siembra no será nada fácil para muchos compañeros. «Hay que tener en cuenta una cosa. La decisión de quién siembre u quien no se hizo echando un ojo al estado de los campos. Algunos ya muestran crecidas de malas hierbas», explica y añade, «pero es que hay otro cuya superficie es más alta por la tierra que arrastró la riada. Hay que tener en cuenta que el sistema de inundaciones de campos depende de que las parcelas están bajo el nivel del mar. Entre unos campos y otros, el agua se traspasa, y si hay campos más altos, se está generando resistencias que pueden ahogar el arroz».
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