El botellón toma el centro de Valencia
«Con el final del verano llega lo peor y la Policía no nos hace caso. No se puede descansar y las calles están sucias», lamentan los vecinos de La Roqueta | Los residentes también lamentan la falta de vigilancia de los aparcamientos restringidos y el regreso de los gorrillas
La vuelta a la normalidad tras el verano es complicada y molesta para casi todos. Para muchos, incluso más que la cuesta de enero. Para ... los vecinos de La Roqueta de Valencia, la rampa es más empinada que el ascenso al Angliru porque de jueves a domingo no pueden descansar. Especialmente, quienes tienen la mala suerte de residir con vistas (y escuchas) a la plaza del edificio de la Seguridad Social y la generada por las confluencias de Matemático Marzal y Convento de Jerusalén. Aquí se concentran los botellones que son una especie de rémoras de dos discotecas de la zona, que abren hasta las 7 de la mañana.
«Después de verano, cuando las fiestas se trasladan de los pueblos a la ciudad con la vuelta a la normalidad, llega lo peor. No se puede descansar y por la mañana las calles están sucias», lamenta Miguel Sánchez, de la asociación de vecinos de La Roqueta, colectivo muy activo desde hace cuatro años, a raíz de la polémica de los arcos chinos, que quedaron en el limbo: «Lo bueno de aquello es que nos unió. Desde entonces venimos advirtiendo de este problema, pero no nos hacen ni caso. Ocurre lo mismo cada fin de semana.
Y con la llegada de este septiembre, como era de esperar, se ha recrudecido el problema. Grupos de jóvenes se acantonan en estas dos plazas pasada la medianoche para hacer botellón antes de sumergirse en la fiesta que ofrecen las discotecas. «Hemos hablado con los dueños, pero al final ellos se lavan las manos, porque no es un problema que generan ellos, que pueden estar cumpliendo la normativa», señala Miguel Sánchez, que apunta hacia la Concejalía de Seguridad Ciudadana, que está a cargo de Jesús Carbonell.
«Llamamos pero la Policía Local no nos hace ni caso», lamenta Miguel Sánchez. Vecinos de la zona lamentan los ruidos que se escuchan desde los áticos con las ventanas cerradas. Hay residentes que han bajado a la calle a pedir silencio, incluso alguno ha lanzado hace tiempo un cubo de agua en un momento de desesperación. Son situaciones que generan tensión. Por la mañana, las calles presentan los restos del 'campo de batalla': cristales rotos, todo tipo de residuos, orines, heces...
«Llamamos y preguntan si hay alguien herido. Cuando respondemos que no, pues no vienen. En ocasiones ni nos cogen el teléfono. Hemos dejado quejas hasta en la plataforma y no nos responden», lamentan. «Se hacen anuncios de que hay más agentes, pero la sensación, en este tema, es que nos tienen olvidados», resalta Miguel Sánchez, que prepara una intervención en el pleno de este lunes.
Porque la asociación tiene otras reivindicaciones en materia de movilidad. «Hay más tráfico que nunca, y esto es algo que vamos respaldar con datos», anuncia Miguel Sánchez. Tras pelearlo durante meses, los vecinos consiguieron que se restringiera el aparcamiento para residentes. «Pero ahora hay menso vigilancia y los vecinos volvemos a no tener sitio para estacionar y han vuelto los gorrillas, sobre todo a la confluencia de Matemático Marzal y Convento de Jerusalén», lamenta el representante vecinal.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión