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La plaza del Ayuntamiento de Valencia echa a andar esta semana. Lo hace tras más de dos años de parón, pero el Consistorio desbloqueará ... el viernes el proyecto, cuando apruebe la adjudicación de la redacción del mismo. El coste de la obra, tal como ha podido saber este diario, será de unos 11,5 millones de euros. Aunque el proyecto ganador de Miguel del Rey se mantendrá en rasgos generales, habrá cambios importantes: los árboles se reorganizarán para permitir la visibilidad de la mascletà y de los edificios de alrededor, desaparecerá la playa artificial en torno a la fuente y Vinatea se mantendrá en su ubicación actual. El equipo ganador del proyecto tendrá seis meses para redactar el documento. Las obras se harán en dos fases para que la plaza se pueda seguir transitando.
Son los principales cambios que tendrá un proyecto que ha dado muchos tumbos por los servicios municipales desde que en 2022 el reconocido arquitecto ganara el concurso de ideas para remodelar la plaza con Re-Natura, un proyecto elegido por un jurado especializado que llenaba de verde la plaza y que la expandía más allá de la explanada central al proponer actuaciones por Barcas o Marqués de Sotelo, entre otras grandes avenidas cercanas. Sin embargo, todo se paró con el cambio de gobierno, no porque la alcaldesa de Valencia, María José Catalá, no estuviera dispuesta a rehacer la plaza, sino porque tenía dudas respecto a cuestiones como la visibilidad que permitirían los árboles tanto de la mascletà como de los edificios de alrededor, entre otras cuestiones.
Las reuniones, por tanto, entre Miguel del Rey y responsables de Alcaldía y de Urbanismo han sido constantes. De hecho, la primera edil se rodeó de lo que se ha dado en llamar un «comité de expertos» compuesto por arquitectos de reconocido prestigio a los que pidió opinión sobre la plaza. La última reunión de este comité fue en septiembre. En octubre llegó la dana y lo cambió todo, también las prioridades del Consistorio, que trasladó a los ganadores del concurso de ideas que tendrían que adaptar el proyecto al dinero que ahora puede gastarse el Ayuntamiento. La cantidad estará más cerca de los 8 millones que presupuestó el anterior equipo de gobierno que de los 18 que, según del Rey, costaría hacer lo que presentó a Joan Ribó y Sandra Gómez hace ahora tres años. En total, el Consistorio tiene entre 11,5 y 12 millones de euros preparados para la remodelación de la plaza. No hay previsión de cuándo comenzarán las obras, aunque se espera que lo hagan antes de final de mandato.
Entre los cambios, destaca la reordenación de los árboles. La intención de Re-Natura era crear una suerte de bosque urbano en el centro de la ciudad, una plaza mucho más preparada para la crisis climática. Además, estaba pensado que los árboles fueran de hoja caduca para, en marzo, no ocultar la visión de las mascletaes. Sin embargo, la alcaldesa de Valencia siempre planteó dudas al respecto, sobre todo por si las copas de los árboles iban a ocultar el entorno monumental, con edificios tan singulares como el de Correos. Es por eso que los árboles se mantendrán (nadie entendería una reforma 'dura' como la que hizo Giuseppe Grezzi de la plaza de la Reina en 2022 cuando, seamos sinceros, tampoco lo entendía nadie), pero se reorganizarán a lo largo del espacio para no centrarlos alrededor de la explanada.
Todo parece indicar, según ha podido saber este diario, que desaparecerá, eso sí, la playa artificial que el proyecto planteaba para alrededor de la fuente. En algún momento, incluso, se barajó una lámina de agua en la explanada central. Eso se descartó ya hace años, pero ahora lo que parece que correrá la misma suerte es esa playa artificial en torno a la fuente frente al Ateneo, en el enclave norte de la plaza. En ese entorno, por cierto, se mantendrá la estatua de Francesc de Vinatea, que el anterior equipo de gobierno coqueteó con retirar por las polémicas relacionadas con la muerte de su mujer en el siglo XIV. Los juristas valencianos han apretado por mantenerla y aunque el anterior equipo de gobierno acabó por claudicar y aceptó mantenerla, la escultura ha estado meses en cuestión. Fuentes consultadas por este diario garantizan que se mantendrá en la plaza.
El proyecto se retoma cinco años después de la primera peatonalización de la plaza, un proyecto que, nadie lo duda, fue un éxito, pero que se hizo de forma errática: un pavimento rojizo que poco tenía que ver con el entorno, unos maceteros verdes de color claro que llegaron incluso a despertar las iras de arquitectos y diseñadores y unas banderolas que se compraron y nunca se colocaron. Tanto es así que la concejalía de Urbanismo hizo una guía de peatonalizaciones para intentar unificar criterios (algunas las hacía esta concejalía y otras la de Movilidad, con opiniones divergentes), pero el departamento que dirigía Grezzi descartó retirar los maceteros pese a que la guía abogaba por otras soluciones y, sobre todo, por un color amarillo elegido como corporativo del Ayuntamiento. Además, el nuevo equipo de gobierno añadió la llegada de varias líneas de autobús al extremo norte para facilitar la conexión de la plaza con el otro lado del río. Miles de personas se suben a esas líneas, que están entre las más utilizadas de la ciudad.
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