En busca de la gran Valencia

Año 1946. El Plan General de Ordenación se sitúa como el primer instrumento para controlar el desarrollo del área metropolitana, creando el concepto de una gran Valencia cuyos 28 municipios habían de evolucionar en sintonía. Esta norma sirvió de colchón para soportar el importante crecimiento que vivió la urbe y su anillo en la década de los sesenta. Viaje al futuro y a la democracia. En 1986 las buenas intenciones se agrupaban con el Consell Metropolità de lHorta, que aunó servicios como la gestión de basuras o agua, antes de desaparecer en 1999, pero dejando una herencia en forma de Entidad Metropolitana para el Tratamiento de Residuos (Emtre) y Entidad Metropolitana de Servicios Hidráulicos (Emshi). Ahora, tres décadas después de la creación del Consell y quince años tras su desaparición, vuelve la idea de recuperar la Valencia de muchas Valencias.

Primer punto del día: movilidad. Las continuas disputas entre gobiernos locales por las conexiones de metro y autobús y su financiación quieren solucionarse con la creación de una nueva Entidad Metropolitana de Transporte, un gestor cuyo primer objetivo es el de recuperar para Valencia el contrato programa. "Queremos buscar la financiación en los Presupuestos Generales del Estado 2016. Son cantidades importantes, Valencia ha estado perdiendo al menos 50 millones al año", afirma Giuseppe Grezzi, concejal de Movilidad.

El edil, además, propone crear un sistema de ticket único para las diferentes modalidades de transporte público. De igual forma, critica que se hayan instalado diferentes sistemas de alquiler de bicis en las localidades del área metropolitana, por lo que quiere habilitar puntos concretos de depósito que sean polivalentes para los distintos tipos de bici. "Se han hecho grandes inversiones y los sistemas ya están establecidos. Ahora hay que minimizar las molestias con, por ejemplo, la unificación del sistema tarifario", añade Grezzi.

Con la reciente paralización de la revisión del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), la huerta es uno de los puntos clave en las cuestiones metropolitanas. Por su parte, la Concejalía de Agricultura quiere impulsar la creación de una marca de calidad, LHorta de València, que distinga y potencie la imagen de los productos de la zona. Del mismo modo, quieren poner en marcha un banco de tierras que gestione el alquiler de los campos abandonados para que estos no se vean como "un futuro PAI", advierte la concejala Consol Castillo. Este banco quiere poner freno a la indefensión de una profesión a la que cada vez menos jóvenes abrazan, un proyecto que ya se contempla desde la Diputación de Valencia, que cuenta con un programa destinado a su desarrollo.

Estas medidas comienzan en el campo, pero acaban en los mercados. De esta manera, se quiere potenciar la venta de estos productos en el mercat de la tira de contar de Mercavalencia, es decir, sin intermediarios, y hacer uso de su matadero para certificar la carne como ecológica. A largo plazo, el objetivo es crear un consorcio que coordine los diferentes consejos agrarios, así como un observatorio que responda a un criterio de huerta "no romántico, sino que responda a la profesionalidad".

Vicent Sarrià, concejal de Urbanismo, afirma que Valencia debe liderar una oleada de políticas que sirvan de unión con su cinturón y pide un plan urbanístico supramunicipal impulsado desde la Generalitat. "Desde el momento en el que planteamos mantener el cinturón verde abandonamos proyectos como el planteamiento que unía Valencia con Tavernes Blanques de una manera injustificada o las dotaciones que se ponían en la huerta de Faitanar". Sobre la posibilidad de mancomunar el agua, se muestra cauto y espera a la constitución del Emshi. Esta cuestión se presenta más espinosa, pues los contratos de larga duración dificultan su unión siquiera a medio plazo. Para muestra, un botón. El acuerdo de la administración valenciana con la empresa Emivasa no vence hasta 2052.

Pilar Soriano, concejala de Gestión de Residuos Sólidos, recuerda que "la recogida es competencia de los municipios", aunque apunta a la necesidad de políticas conjuntas para lograr una mayor eficacia. "Hay que trabajar y fomentar la separación orgánica in situ para lograr abaratar los costes de gestión, podríamos obtener una plusvalía a la vez que se reduciría la cantidad llevada al vertedero. El Emtre debe fomentar esa recogida selectiva en la que el mayor esfuerzo lo debe hacer la ciudad de Valencia. Debemos ir por delante", explica Soriano.

De entrevista en entrevista

Los buenos deseos de Valencia parece que caminarán de la mano del resto de poblaciones del área metropolitana. De momento, las peticiones de entrevistas con Joan Ribó se suceden estos días y se mantendrán en las próximas semanas y meses. Muchos alcaldes aguardan fecha, impacientes, para despejar incógnitas sobre aspectos territoriales, de infraestructuras o ambientales. Algunas llevan lustros y décadas en un cajón, esperando respuesta al otro lado. Burjassot y Mislata han sido las primeras peticionarias. En su primera incursión en territorio del cap i casal, ambos alcaldes han pedido apertura de miras para consolidar proyectos de calado metropolitano, que resuelvan los problemas concretos de los municipios, sí, pero dando pasos más amplios y priorizando soluciones conjuntas. En este sentido, el alcalde de Mislata, Carlos Fernández Bielsa, tiene muy claro que la recuperación del contrato programa, del que disponen las áreas metropolitanas de Madrid y Barcelona, es una de las claves para avanzar en transportes. De momento, la ampliación de los puntos de la red de Mibisi en puntos de la ciudad de Valencia es una solución "provisional hasta que se pueda invertir en un sistema de bicicletas unificado para todo el territorio comarcal". Impulsar centrales de compras para los suministros, elaborar planes de rutas conjuntas para economizar tiempos y desplazamientos, compartir medios para que renazca la huerta... "las posibilidades en este nuevo tiempo son increíbles".