El asesinato de Maje y Salva ya se estudia en la Universitat de València
La excepcionalidad del crimen de la viuda de Patraix: sólo un 15% de los homicidios son cometidos por mujeres en la Comunitat
El asesinato del ingeniero de Novelda Antonio Navarro a manos de su esposa María Jesús Moreno y su amante Salva no sólo ha dado pie ... a un largometraje de Netflix. El impacto del crimen en el barrio valenciano de Patraix en 2017 es tal que también ha dado el salto al ámbito académico en la Universitat de València (UV). Ya se estudia en la formación que reciben los estudiantes del doble grado de Derecho y Criminología.
La manera en la que la pareja urdió el crimen, sus enredos posteriores y las motivaciones psicológicas de sus autores son abordadas cada año por el reputado profesor y divulgador Vicente Garrido, catedrático de Educación y Criminología en la UV y columnista de LAS PROVINCIAS. Desmenuza el crimen de Patraix en una asignatura de 4º de Criminología y del doble grado de Derecho y Criminología que se llama Investigación Criminal.
¿La razón? «Es un ejemplo de la confabulación para cometer un asesinato», destaca Garrido. «Cómo dos personas pueden llegar a un punto en el que unir sus fuerzas para buscar un objetivo común» en un homicidio. A su entender, «permite valorar una serie de aspectos desde el punto de vista de la motivación para el análisis del crimen que no se puede hacer en el cometido por una sola persona».
Noticia relacionada
¿Qué fue del piso de Maje y Antonio?
El homicidio suele ser de naturaleza individual y Garrido compara el caso de Maje y Salva con otros de asesinos solitarios como Joaquín Ferrándiz o el asesino de la baraja. «Aquí tenemos a dos personas que en absoluto se les puede calificar así. Los dos tienen una vida familiar y social, plenamente integrados en su trabajo, con el aprecio de sus compañeros... Es un perfil muy diferente».
En su análisis, el profesor Garrido se detiene en otro aspecto muy llamativo de la viuda: la compartimentación. Hace referencia a su rápida y sorprendente capacidad para olvidar y no pensar en algo tan grave como la trágica muerte de su propio esposo, un hombre con el que le unía una relación de casi siete años, si la extendemos al noviazgo.
«La compartimentación es un proceso psicológico por el cual una persona puede vivir dos facetas muy diferentes de su vida al mismo tiempo», resume. Está presente en los asesinos en serie, «personas que a lo largo del tiempo comparten su vida familiar o laboral con momentos donde se convierten en depredadores», detalla el profesor de la UV.
«Bloquear esa otra parte, no pensar en ello»
Sin tratarse de asesinos en serie, Maje y Salva también recuperan su vida familiar y social sin demasiado problema. Aparentemente, el crimen de Antonio no parece pesar demasiado en sus conciencias. En las escuchas policiales se les oye reír, abundar en lo cotidiano, bromear, desearse... Entre ellos y con otras personas. «La gente del crimen organizado no necesita compartimentar, pero cuando una persona es del todo convencional» y ha matado «tiene que tener la suficiente estabilidad emocional y mental». La manera para hacerlo con eficacia es «bloqueando esa otra parte, no pensando en ello».
Garrido ahonda en este proceso: «No es que hagas esfuerzo o hipnoterapia para evitarlo. Y no todo el mundo lo puede hacer. Simplemente dices 'esto no ha ocurrido». Por eso «es interesante comprobar cómo ella vive los posteriores contactos con Salvador de una manera desagradable porque 'me está recordando lo que yo he hecho'», razona. Representa «esa otra vida que para ella no tendría que volver». Maje, desgrana, «hubiera deseado que el crimen se olvidara por completo». En una conversación con Salva llega a referirse al homicidio de esta manera: «¡Ni lo pensaba! Es que me lo acabas de recordar tú porque no lo tengo yo eso en mi mente. Nunca».
-U53073536323AWw-170x170@Las%20Provincias.jpg)
«¡Ni lo pensaba! Es que me lo acabas de recordar tú porque no lo tengo yo eso en mi mente. Nunca»
María Jesús Moreno
En una conversación telefónica en la que habla del crimen
Al veterano profesor de la UV le desconcierta «la falta de cultura» de los asesinos al pensar que su plan homicida podría tener éxito sin consecuencias. Calcan «un cliché que está en grandes películas y novelas, en un montón de telefilmes...». El amante que mata al marido de la amada para beneficio de ambos «es algo muy visto y ellos no lo vieron. Hay veces que un poco de cultura te puede salvar la vida».
Más allá de lo psicológico, la repercusión mediática del crimen de Maje hay que ponerla en el contexto real de los homicidios cometidos por mujeres. Interior aporta cifras sobre las detenciones por asesinatos consumados en la Comunitat entre 2010 y 2023. En ese periodo de 13 años, las fuerzas de seguridad arrestaron a 750 personas por este delito. De ellas, únicamente 111, aproximadamente un 15% son mujeres.
La presencia femenina es ínfima en los delitos en general. En 2023, último año con datos segmentados, fueron arrestadas en la Comunitat algo más de 10.600 mujeres frente a casi 53.700 hombres. Es decir, ellas sólo generan un 16% de las infracciones frente a un 84% de infracciones con rúbrica masculina.
En cuanto al tipo de delitos, la presencia de la mujer únicamente es algo más elevada en los hurtos o las estafas y aún así sólo ronda el 30%. Su protagonismo en delitos sexuales, por ejemplo, es casi nulo, con un 1,5 % de detenidas en agresiones sexuales o un 5% en la pornografía infantil. También son muy escasas sus conductas delictivas al volante, con un 12% de las detenciones en 2023 por este motivo.
Si nos fijamos en los asesinatos en el seno de una pareja, la figura de la viuda negra es ínfima. Quizá por ello, y paradójicamente, los poquísimos casos como el de Patraix o la Guardia Urbana acaban generando un mayor asombro social y mediático. El año pasado, nueve mujeres fueron asesinadas en la Comunitat a manos de sus maridos o novios.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.