El parasol, el producto estrella ante el sol abrasador
Cada vez más valencianos pisan la calle con este complemento que reduce la sensación de calor y protege la piel
Rosana Ferrando
Valencia
Lunes, 21 de julio 2025, 00:19
Primero fueron los abanicos, luego las pamelas y las gorras, y después los ventiladores portátiles. Ahora, el nuevo símbolo del verano valenciano es el parasol. ... En medio de una de las temporadas de olas de calor más intensas de los últimos años, caminar por el centro de la ciudad bajo un paraguas no solo ya no llama la atención, sino que parece una decisión sabia. Es práctico, estético y, según los expertos, saludable.
Las modas siempre vuelven: las mujeres de los siglos XVIII y XIV acostumbraban a llevar este tipo de sombrillas portables en sus paseos. Ahora, gracias a la extensión de la conciencia sobre la peligrosidad de la exposición a los rayos ultravioleta, los parasoles vuelven a ser 'trendy' ya que protegen gran parte del cuerpo por la amplia zona de sombra que proyectan. La lluvia ya no es la única que obliga a cubrirse de lo que pueda venir el cielo.
Durante muchos años fue un icono casi exclusivo de las personas asiáticas, pero, cada vez más, los ciudadanos valencianos lo incorporan a su rutina veraniega porque los días se vuelven cada vez más sofocantes. Un estudio publicado en la revista médica 'JAMA Dermatology' revela que el uso del parasol puede proteger de forma significativa contra las quemaduras. Es una barrera física que reduce notablemente la exposición al sol. Además, al cubrir cara, hombros y parte del cuerpo, ayuda a mantener una temperatura corporal estable.
Aunque no lo es todo, puede ser mucho y más en Valencia, se rozan los 40 grados. En barrios como Ruzafa, el Carmen, o el Cabanyal, ya es habitual ver por las aceras a personas de todas las edades bajo un parasol, aunque aún sigue más generalizado entre las personas mayores y las de procedencia oriental y extranjera en general. Lo que parecía una rareza se ha vuelto, en cuestión de días, un fenómeno visible, y para muchos, necesario.
Las tiendas de la ciudad que disponen de estos artículos, como Ale-hop, reportan un aumento considerable de la demanda de dichos artículos: «Pregunta por ellos mucha gente, sobre todo durante las horas centrales del día. Además, muchos turistas no quieren dejar de aprovechar ese tiempo que tienen en la ciudad en el que el sol no da tregua y esta es una buena solución». Hay para todos los presupuestos: desde 5 a 30 euros. Incluso hay quien se decanta por llevar un simple paraguas para la lluvia, aunque no tenga filtros de protección UV. Los establecimientos de souvenirs, que no cuentan con este producto, también han notado la creciente demanda y piensan incorporarlo a la venta.
Ana Sánchez, una vecina de Valencia de 40 años, no sale de su casa sin su preciado artilugio para combatir los rayos del sol: «Me lo recomendó una amiga que es dermatóloga hace un par de semanas. Tengo la piel muy sensible y enseguida me salen manchas y lunares. Además, en mi familia hay antecedentes de cáncer de piel. No quiero que me ocurra lo mismo, por eso tengo tanto cuidado». Ana hizo caso y lo compró. Asegura que no solo es beneficioso para la dermis, sino que también ha notado que pasa mucho menos calor cuando sale a la calle.
«Al principio tuve un poco de vergüenza, pensé que la gente me miraría raro, como si viniera del siglo XVIII, pero enseguida empecé a ver más y más gente igual que yo. Ha llegado un punto en el que me preguntan de dónde lo he comprado. Lo que estamos viviendo no es una anécdota, sino una tendencia que ha venido para quedarse», explica Sánchez. Para ella es una forma de protegerse del sol y no renunciar al estilo.
Los parasoles han llegado de la mano de un debate: ¿parasol claro o oscuro? La intuición puede llevar a pensar que una tela blanca sería lo ideal porque reduce la sensación de calor, y así es. Sin embargo, si la prioridad es reducir el impacto del UV, los colores oscuros son los idóneos porque absorben los rayos, en lugar de reflejarlos. Es cuestión de preferencias: aminorar el sofoco o proteger la piel.
La clave de la fama del artefacto reside en su simplicidad: no tiene químicos, a diferencia de las cremas solares; no mancha la ropa; no hay que recargarlo porque no es electrónico; no pesa; es plegable; y dura muchos años.
Sin embargo, no sustituye la crema solar. A pesar de que muchos estudios dermatológicos avalan que reduce la exposición directa al sol en un 75%, hay otros que demuestran que los bloqueadores solares son mucho más eficaces porque reducen el riesgo de quemaduras a un nivel exponencial. La clave del éxito está en combinarlos a los dos, e incluso añadir gafas de sol y una buena hidratación.
Valencia ya no camina bajo el sol abrasador de mediodía porque desafía con elegancia e inteligencia. Es una sombra portátil que muchos valencianos, como Ana, están dispuestos a llevar consigo a todas partes. Este viejo objeto, híbrido entre sombrilla y escudo, vuelve a ganar terreno en el espacio del paisaje urbano, no por nostalgia, sino por necesidad y estilo,
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