Dos horas de clase a la semana en FP por la falta de profesores en la Comunitat Valenciana
El retraso en la contratación de 5.000 maestros expertos por parte de la Conselleria indigna a los docentes: «No saldrán preparados»
Rosana Ferrando
Valencia
Sábado, 27 de septiembre 2025, 01:11
Los alumnos de Formación Profesional de la Comunitat han empezado el curso con una situación límite: apenas reciben dos horas de clase a la semana ... en algunos ciclos debido a la falta de 500 profesores especialistas cuya incorporación aún no ha sido tramitada por la Conselleria de Educación. El retraso, que se arrastra desde hace dos años, amenaza con dejar cientos de estudiantes sin los conocimientos mínimos exigidos y ha desatado la indignación de los docentes, que denuncian una gestión «vergonzosa». Las plazas están asignadas desde el pasado cinco de septiembre pero los expertos están a la espera de un contrato para empezar el curso académico.
El problema afecta a materias prácticas esenciales que solo pueden impartir los llamados profesores expertos, profesionales que compaginan la docencia con su trabajo en el sector. Sin ellos, los alumnos reciben únicamente asignaturas generales de baja carga lectiva y en mucho casos pasan horas en el patio o directamente no acuden al centro. «En el ciclo de Óptica de Anteojería, donde la inserción laboral es del 100%, los estudiantes solo tienen dos horas a la semana. No van a salir preparados», lamenta Jessica, profesora en el Centro Integrado Público Mislata, que además denuncia una rebaja salarial del 40% tras el ajuste de horas lectivas.
Esta situación se repite en los grados de profesiones singulares. En el ciclo de Joyería del IES Molí del Sol, los alumnos asisten al 20% de las asignaturas, porque en el resto aún no tienen docente. «Lo que pierden es irrecuperable, aunque luego intentemos condensar el temario. Los padres lo ven como una locura», advierte un profesor con ocho años de experiencia que combina las aulas con su taller de joyas. En el IES Cap de l'Aljub, en Santa Pola, Luis Molina, jefe de máquinas en un buque, espera ocupar pronto su plaza. Mientras, otros profesionales intentan suplir su presencia sin éxito: «Asumen el trabajo como pueden, pero no tenemos los conocimientos necesarios. La FP es fundamental para garantizar el relevo generacional de profesiones del día a día y los jóvenes pagan la mala gestión».
Los alumnos, principales damnificados, comparten la frustración. «Nos han dicho que los profes llegarán la segunda quincena de octubre, igual que el año pasado. Mientras tanto damos teoría de relleno. Luego nos aprietan y no da tiempo a asimilarlo todo», explica Manuela March, estudiante de soldadura en el IES Cavanilles de Alicante.
Desde Educación justifican los retrasos con el nuevo Decreto 97/2025, aprobado en julio, que regula la contratación del profesorado experto. El proceso ha obligado a baremar solicitudes, publicar listados provisionales, abrir plazos de alegaciones y adjudicar vacantes. Según la administración, los docentes ya han presentado la documentación y se incorporarán la semana que viene. Sin embargo, la desconfianza reina entre los equipos docentes. «El año pasado nos dijeron lo mismo y empezamos a mediados de octubre. Medio curso perdido otra vez», recuerda Jessica.
Las consecuencias ya se dejan sentir: asignaturas prácticas sin impartir, competencias profesionales mínimas sin alcanzar, absentismo creciente y un profesorado cada vez más desmotivado y precarizado. «Muchos lo hacemos por vocación, pero cada vez resulta menos viable. Al final, quienes salen perjudicados son los alumnos, que no adquieren las destrezas que el mercado laboral exige», resume Joaquín Hernández, especialista del IES Antonio José Cavanilles. Además, apunta que la mayoría de personas que esperan empezar a dar clase tienen otro oficio que constituye su principal sustento, por lo que si pretenden seguir en el mundo de la educación, «es por amor a sus alumnos».
La Formación Profesional, llamada a ser un motor de empleabilidad juvenil y relevo en oficios esenciales, se tambalea en la Comunidad Valenciana. Aulas vacías, profesores desbordados y estudiantes que ven cómo su futuro se aplaza curso tras curso son la imagen de un sistema atrapado en la burocracia.
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