Déficit en las residencias y una atención más personal
Especialización. Expertos piden servicios más sofisticados para disfrutar de la vida: «No quiero un lugar para jugar al dominó»
Manuel García
Valencia
Sábado, 12 de julio 2025, 00:42
Modificando el título de la película de los hermanos Coen el resumen es directo: «No es comunitat para viejos». Expertos consultados por LAS PROVINCIAS coinciden ... en señalar en que estamos muy lejos de un escenario ideal para las personas mayores. Además, y aunque las cifras bailan, se calcula que serían necesarias unas 24.000 plazas en residencias para atender a los mayores y existe una cierta opacidad «para saber exactamente qué es lo que se ha hecho».
Aunque desde la Generalitat se destaque que las mayores son una prioridad, todas las partes coinciden en que queda mucho por hacer. En 2016, según los datos del Consell, la Comunitat, con Gobierno del Botànic, contaba con 331 residencias de mayores y 27.267 plazas. En 2023, año del cambio de Gobierno, había 322 residencias (9 menos) y 27.576 plazas autorizadas; «Esto es, apenas 300 plazas totales en ocho años. En junio de 2025, tras dos años de Gobierno del PP, contamos con 329 residencias y 28.488 plazas autorizadas. Esto supone que en dos años se han abierto ocho nuevas residencias y contamos con 912 plazas más, lo que implica que en dos años hemos creado el triple de plazas que el Botànic en ocho años». Sin embargo, los estándares de otros países e incluso de otras comunidades españolas, como la vasca, hacen palidecer a la Comunitat.
Sacramento Pinazo es profesora de Psicología y presidenta de la Sociedad Valenciana de Geriatría y Gerontología. Echa en falta informes, documentos, y personal que supervise y evalúe. Su pronóstico es rotundo: «No saben lo que se nos viene encima». En el mejor de los escenarios se puede hablar de una persona mayor que tenga la vivienda pagada y que sea autónoma. Habrá dificultades. A partir de aquí llegan los problemas más graves: si se sube al siguiente estadio: una persona que tiene problemas leves ya va a requerir de la correspondiente ayuda. Una hora al día de un servicio de atención domiciliaria puede suplir algún servicio pero no llena la necesidad no física: conversación y compañía.
Y si se pasa ya al caso de una persona que requiere atención las 24 horas, los problemas crecen. O un familiar se ata a ella con los problemas que eso supone o se ha de contar con al menos tres personas, lo cual es un obstáculo insalvable en muchos casos aunque estos profesionales «suelen estar mal pagados».
La entrada en una residencia, con plazas insuficientes y muy caras, supone incorporarse a un espacio donde la persona no está en el centro, aunque el argumento pueda parecer muy increíble: «Los trabajadores los levantan a las siete de la mañana porque tienen que hacer su trabajo, que es mucho. Es lo más parecido a un hospital cuando debería ser como estar en casa».
Pinazo cree que los mayores del futuro van/vamos a ser más reivindicativos: «No estoy pagando mis impuestos para acabar yendo a un club a jugar al dominó, quiero más cosas».
En este sentido, es necesario que no se invisibilice a la persona mayor, que no se le arrincone y se ejerza con ella una labor «de misericordia». Para ello resulta vital una cantidad adecuada de profesionales bien remunerados y que trabajen en condiciones que puedan ayudar a que la persona sea el centro de todo.
Marisa García, presidenta del Consejo Valenciano de Personas Mayores, sostiene que las personas mayores son peor tratadas por la sociedad que por las administraciones: «Todas las cuestiones pendientes no se pueden resolver en media legislatura», sentencia.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión