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Diario de un paseante

El gorrilla del barrio

Jorge Alacid

Valencia

Miércoles, 2 de julio 2025, 23:10

El gorrilla del barrio es un caballero de edad avanzada, ayudado de muleta y tocado en efecto de gorra como corresponde a su gremio, que ... custodia su reino en modo multitarea: ofrece sus servicios en función de dónde caiga la sombra en cada fase del día, anclado en un cruce de calles. Va y viene de una a otra mediante unos andares ejecutados con ademán parquidérmico, al estilo de cómo se funden los glaciares. No tiene prisa. Ya caerá algún infeliz, parece decirse y decirnos a quienes le espiamos desde el coche y atendemos la voz interior que nos invita a prescindir de este aparcacoches de ocasión, figura que cuenta con una numerosa nómina de practicantes por Valencia para mi total desconcierto. El primero que se me puso a tiro, por la Malvarrosa, era un risueño joven, a quien no supe qué cláse de propina darle por señalarme un espacio vacío que por otro lado estaba a la vista de todo el mundo: quedaba inaugurada una extraña relación mercantil, consistente en abonar una derrama por estacionar en un sitio público de acuerdo con la ley del por si acaso. Le entregué la única moneda que llevaba suelta: un euro. Casi me abraza. Entendí entonces que sus quehaceres se tarifaban más a la baja, pero como sigo ignorándolo todo sobre esa profesión sobrevenida, evito en lo posible (con éxito) estacionar bajo su tutela. Leí hace poco la historia de un tipo que se negó a aflojar el bolsillo tras aparcar en la Alameda. Enfiló para Teruel y tuvo que parar por Sarrión: una mano anónima había desinflado sus ruedas con tanto éxito que kilómetros después reparó en la avería. ¿Sería el gorrilla del barrio el autor de semejante faena? Más preguntas: por qué se tolera la presencia por la ciudad de estos señores, a menudo intimidantes y tendentes a la violencia en tantos casos. Yo no tengo respuesta: me limito a fisgar las maniobras de nuestro gorrilla, que usa por cierto de taquilla un arbolito vecino, en cuyas ramas guarda la botella de agua y otros enseres. Ya es un valenciano más: hasta para a la hora de almorzar.

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